Séptimo y último día de buceo en Rasdhoo


Llegamos a mi último día de buceo y también mi último día completo en las Maldivas y en ese día, mi Dive Master maldivo me dijo que nos podíamos hacer dos inmersiones y acabar antes de las diez y cinco de la mañana, que veinticuatro horas más tarde despega mi avión a esa hora y así tengo el descanso reglamentario sin buceo. Quedamos en el muelle para bucear a las seis, nosotros dos solos y la tripulación del barco. Teníamos aire enriquecido, así que se trataba de aprovecharlo y para esa primera inmersión, nos fuimos al canal de Rasdhoo, en donde mismamente estuvimos el día antes, solo que esta vez la corriente estaba revirada y salíamos desde donde llegamos el día anterior. No había mucha corriente y al principio, en los primeros pináculos no veíamos nada, lo cual era muy raro. Mirando por el fondo, el Dive Master me señaló un nudibranquio muy raro que resulta ser una Phyllidia varicosa:

A mí es que al mirarlo me recuerda un montón a la digitalmente difunta Virtuditas, es que la babosa es clavadita a ella. Como íbamos avanzando de pináculo en pináculo, finalmente nos topamos con tiburones grises, que son los más numerosos en la zona y que nos demuestran que aquel ecosistema está saludable, que donde hay tiburones, quiere decir que el círculo de la vida está bien cerrado. Los hemos visto y ya los deberíamos identificar sin dudarlo, pero por si acaco, pongo uno de hoy:

A estos tiburones se les reconoce por la punta de la dorsal blanca y la cola y la dorsal pequeña y las puntas de las aletas en negro, además que son grandes y con volumen, muy estilizado y elegantes. En una de esas estaciones de limpieza, cuando pasábamos, estaban varios de ellos allí en plan meditando y de repente salieron disparados, pero disparados hacia la superficie y tras ellos, varios meros. Al parecer entró en la zona un banco de peces que son como tapitas para ellos y cambiaron al modo de ataque y te puedo confirmar y te confirmo que son jodidamente rápidos. Fue flipante ver esa escena. Después otro intentó atacar un banco de peces cerca de nosotros y esos se ponían detrás de él y le mordían la cola para que se fuera, lo cual tengo en vídeo. Tremendo espectáculo que no me perdí. Junto a una de las estaciones de limpieza vimos una tortuga verde:

Que vemos en la foto, aunque iba por debajo de nosotros y a mí me dio pereza bajar. Cuando acabó la inmersión, pasé por la cocina de Fefa la Jedionda y me compré un bocadillo de pollo y un par de dulces para almorzar y los guardé en la nevera de mi cuarto, que me iba a la una y media y no me daba tiempo de ir a comer a los restaurantes de la isla. Hice mi último desayuno en Rasdhoo y para la segunda se vino uno de los dueños y Dive Masters españoles del club de buceo.

El Dive Master me había dicho de ir al norte del atolón, pero estuvo mirando las mareas y habló con unos pescadores y cambió el plan y me dijo que nos tiraríamos en el canal Madivaru, solo que la corriente allí también estaba invertida y entraríamos desde el final y por la zona en la que se ven los tiburones de puntas plateadas, que son los más raros y difíciles de ver porque viven a mucha profundidad. Básicamente íbamos primero al lugar en el que se sospecha que hay una guardería de crías de esos tiburones. Nos lanzamos, comenzando mi última inmersión en este viaje y la número diecinueve desde que llegué y efectivamente, en el primer pináculo vimos al menos tres crías de tiburones de puntas plateadas y otro más crecidito. Una de las crías se me acercó:

Suelen ser muy tímidos y nos evitan, pero este vino a curiosear. A partir de ahí, en los siguientes pináculos, multitudes de tiburones grises, peces Napoleón y en total vimos Nueve águilas marinas, en diferentes momentos. También varios bancos de peces y cuando ya estábamos cerca del final y no buceábamos a mucha profundidad, pasamos junto a un grupo de barracudas a las que vemos en esta última foto:

Los peces murciélago nos siguieron durante un rato y en algún momento vi una morena a la que no prestamos ninguna atención. La inmersión duró una hora y un minuto y salí con quince minutos de margen, con lo que cuando vuele el domingo, tendré veinticuatro horas y quince minutos desde mi última inmersión. Me despedí de los colegas y volví al hostal y allí me duché y preparé la maleta, pagué lo que me faltaba pagar, me comí mi bocadillo de pollo y a la una y cuarto me llevaron al muelle del ferry y allí llegó el barco rápido, que iba petadísimo. Por suerte el mar estaba bien y en una hora estábamos en Malé, la capital de las Maldivas. Caminé a mi hotel, que estaba a quinientos metros de las paradas de los barcos y por la tarde salí a dar una vuelta e hice un montón de fotos de la ciudad e incluso estuve andando en el puente chino que conecta Malé con la isla artificial en la que tienen el aeropuerto. Lo más curioso de esa ruta fue ver la playa NO BIKINI, que en realidad no quiere decir que las hembras estén en tetas sino que está prohibido usar bikini y allí todo el mundo se mete en el agua emburkado o con los trapos esos de limpiar el piso que llevan en la cabeza. La playa da un montón de grima, no puede ser muy higiénico y esa gente después se van a casa así, con esas ropas ensalitradas. Cené en un sitio que ya conocía de la visita anterior y me compré en una tienda un preparado de café y un zumo para el desayuno del día siguiente, que el hotel en el que me quedo no dan desayuno y está a menos de cien metros de la mejor dulcería de las Maldivas, que además abre a las seis de la mañana, con lo que me compraré dulces recién hechos y desayunaré esos manjares antes de ir al aeropuerto, pero ese será el último capítulo del relato.

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Una respuesta a “Séptimo y último día de buceo en Rasdhoo”

  1. Pues me quedo esperando con ansia el capitulo sobre Malé, puede ser muy interesante con sus fotos…
    Buen viaje de regreso!!!
    Salud

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