Bakan, el templo central de Angkor Wat


La estructura central de Angkor Wat es el Bakan, el templo principal y al que en su día solo accedían el rey y los monjes. En la foto tenemos el primer recinto, sobre una plataforma y al que se accede por unas escaleras empinadísimas que en la imagen están bloqueadas con vallas. Si os fijáis con atención, por la derecha se puede ver a alguien subiendo por las escaleras que se han montado para el acceso, ya que las originales eran asesinas y fueron muchos los que sufrieron accidentes en las mismas y como dicen las guías turísticas sobre Camboya, si tienes un accidente o te pones malo en el país, el consejo es salir por patas para Tailandia y pase lo que pase no ir a un hospital en ese lugar. En este primer recinto solo andaban el rey y el sumo sacerdote. Los cinco prasat que tiene, templos piramidales de los que podemos ver tres en esta foto, representan los picos del monte Meru. Todos están conectados por corredores. Si eres de los de levantarte tarde porque estás en vacaciones para visitar el lugar, las colas para la escalera son fabulosas y fantásticas y te permitirán disfrutar de las altas temperaturas, el sol implacable y la humedad de casi el cien por ciento. Si eres afortunado, igual hasta te desmayas. Si por el contrario eres como yo y a las siete de la mañana ya estabas yendo al lugar, no hay cola y subes tranquilamente. El número de turistas en la parte superior está limitado y controlado en las escaleras de acceso.

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5 respuestas a “Bakan, el templo central de Angkor Wat”

  1. No hay problema; yo aguanto muy bien el calor extremo. Jajaja… Lo que no llevo tan bien, son las bajas temperaturas; y para celebrarlo, en pocos días me voy a la Laponia finlandesa. Espero que la experiencia me haga estar preparada para aguantar tanto el frío polar como el calor asfixiante, para próximos viajes; y así poder seguir levantándome a horas «decentes».

    Y con todo eso…hasta me atrevo a subir esas escaleras.

  2. Si no has estado en zonas cercanas al Ecuador, el calor extremo que hay en España o en los países mediterráneos no tiene nada que ver con el que te encuentras en esas zonas. Está acompañado de humedades cercanas al cien por cien con lluvias diarias y es agobiante.

    En Vietnam a las doce de la mañana era imposible estar en la playa al sol o incluso en el agua y yo soy de los que jamás me pongo bajo una sombrilla y me puedo ir a la playa a las 9 de la mañana en Gran Canaria y regresar a las 7 de la tarde y estar todo ese tiempo bajo el sol canario. En Birmania he visto a un hombre desmayarse y también a su hijo, seguramente porque usaban un coche con aire acondicionado y el choque térmico entre la temperatura del coche y los cuarenta y cinco grados de afuera eran demasiado. En Camboya me cansé de ver gente que empezaba tarde y tras el primer templo ya no subían a ningún otro porque no podían y mi estrategia era la de ver todos los templos posibles antes del momento crítico, comer mientras el sol se ensañaba y seguir la siguiente tanda antes del anochecer.

    El frío no molesta. Te abrigas y punto. Si eres inteligente solo tienes una camiseta y un buen abrigo. Si eres lerdo, vas con siete capas de ropa que no hacen su trabajo de manera eficiente. Mañana nos vamos a Alemania el Rubio y un servidor y nos llevamos camisetas y la chaqueta de invierno para el rango adecuado de temperatura que vamos a tener. Hoy estábamos hablando del equipaje y se limita a dos camisetas, dos calzoncillos, dos pares de calcetines y para de contar.

  3. Yo, para más seguridad, he hecho caso del consejo que dan las autoridades Finlandesas. He visto el video de cómo vestirse en Finlandia…y así voy a ir.

    Tienes razón en lo del calor con la humedad. En Granada he estado a 45 grados, en alguna ocasión, pero como es calor seco…no tenía ningún problema. Está claro que en sitios como los que dices, no queda otra que hacer lo que tú haces: madrugar. Muy a mi pesar…yo tendría que hacer lo mismo.

    Qué tengas una feliz estancia en Alemania. Ya estoy deseando que lo cuentes.

  4. En Birmania me he llegado a quemar las plantas de los pies porque en los templos budistas los putos te obligan a descalzarte y a ciertas horas y a pleno sol, el suelo es una plancha de cocinar y he visto incluso a una mujer llena de ampollas en un día que hizo la gracia y después se pasó varios en la pensión sin poder salir porque no podía andar. El sol más criminal que he sufrido ha sido en Bagán, en el interior de Birmania.