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La Saga del Ombligo o por qué escribo una bitácora
Vamos a cerrar una inesperada trilogía que nació sin quererlo y merece cerrar su ciclo para movernos hacia temas más interesantes. Se le podría dar un nombre rimbombante, algo como la Saga del Ombligo para que luzca más. Comenzamos a dibujar el círculo en No hay mucho más que decir que no pretendía otra cosa…
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Hostias y tocamientos
Viajo en tren de alta velocidad volviendo a Holanda desde Colonia, como ya he contado. Estamos sentados más o menos hacia la mitad del vagón. Un par de filas por delante de nosotros hay una pareja con un niño. Ella se sienta en un lado del vagón con el chiquillo en la ventana y el…
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No hay mucho más que decir
Un resfriado de estos de cambio de temporada está friéndome por dentro y ha conseguido liquidar las escasas neuronas encargadas de proveer de contenido exótico y divergente a esta bitácora. Imagino que lo pillé el día que estuve comiendo costillas y bebiendo cerveza como un cosaco y al volver a casa en modo automático no…
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De amigos y extrañas teorías
Reflexionar no es algo que se me de bien. Soy demasiado insubstancial y vulgar y estoy más en el negocio de las ordinarieces y vulgaridades y total, siempre pensé que mi profesor de filosofía era un hijoputa y un fracasado, lo cual ayudó a deformar mi patética personalidad y llevarla hacia donde está en la…