Una de las cosas que me llamaron la atención del día que paseamos por la costa norte de Gran Canaria fueron las charcas, lugares protegidos de la fuerza del mar en el que uno se puede bañar con cierta tranquilidad. En mi ignorancia, no sabía que las había en Gran Canaria (salvo por la charca de Maspalomas en la cual está totalmente prohibido el baño). Me recordaron a mi infancia, cuando iba de vacaciones a Galicia con mis padres y en un pueblito perdido en las costas gallegas había una charca de agua helada en la que nos bañábamos.