Contracciones jiñoteras


Estoy seguro que esto ya está escrito porque aquí ya está todo dicho desde hace mucho tiempo pero me itero una nueva vuelta y lo repito. Siempre en la tele y en el CaraCuloLibro y el Tuiterota se habla de las contracciones de las parturientas y pienso que no existe un solo ser humano que no sepa que se ponen a pujar como burras y a respirar y tarde o temprano insultan al chamo que las impregnó. Esas no me interesan. Aquí se viene para hablar de otras contracciones, que me niego a creer que yo soy el único ser humano que las padece. Son las contracciones jiñoteras.

Estas no son diarias ya que cada uno tiene su propio horario y suele respetarlo. No, las contracciones jiñoteras son esas otras que a lo mejor, por un exceso de comida previa o por cualquier otro motivo, llegan de improviso y casi siempre te pillan fuera de casa. Es la manera que tiene tu cuerpo de anunciarte el nacimiento de tu jiñote. La caja de la mierda es como un músculo que se contrae y relaja y cuando hace lo primero, empuja el jiñote hacia el orto y todo tu cuerpo se pone en estado de emergencia porque sabe que tu creación quiere nacer. La señal es meridianamente clara y suele venir acompañada de pánico o terror cerval si estás en algún lugar en el que no quieres meterte en el baño a jiñar.

Uno de los grandes misterios que tienen las contracciones jiñoteras es como llevan un sensor de posición incorporado y saben la distancia que hay hasta tu casa. Por ejemplo, yo estoy en la oficina, felizmente, trabajando o haciendo que curro y me entran ganas de echarme un pis, algo normal. Voy al meadero y en ese momento se produce una contracción jiñotera y me detengo a sopesar la situación, ya que lo último que quieres es tener que jiñar allí. Al final dejas salir tu agüita amarilla pero lo haces con mucho cuidado, procurando no alterar el delicado equilibrio. La contracción jiñotera espera y diez minutos más tarde te manda otra señal, esta vez más fuerte. Tu miras tu reloj y decides que tiene que esperar, que en cuarenta minutos estarás en casa. Sales del trabajo y la caja de la mierda lo sabe e incrementa la frecuencia para recordarte que es muy importante que tengas claras tus prioridades. Vas en un tren, más quieto que una estatua griega y ella te manda un mensajillo de cuando en cuando. Llegas a la estación, haces el transbordo de trenes y las contracciones jiñoteras comienzan a sucederse más regularmente, cada cinco minutos. Sales de la segunda estación, pillas la bicicleta para hacer los últimos tres kilómetros a tu casa y las contracciones jiñoteras ahora vienen cada tres minutos. Por desgracia has comprado algo en China y tienes que pasar por la oficina de correos a buscarlo y mientras haces la cola sabes que en ese instante una parte de tu cuerpo está luchando contra ti. Vuelves a montarte en bici y ahora las contracciones jiñoteras se suceden cada minuto, una tras otra y tú muestras los primeros síntomas de sudor frío, ese que independientemente de la temperatura exterior, que en este ejemplo es fría, sirve para recordarte por si estás despistado que hay un jiñote que clama por su libertad. Llegas a tu jardín y las contracciones jiñoteras ahora son cada treinta segundos, el sistema sabe que estás a unos metros del trono y grita ¡QUEREMOS SALIR! Corres a la puerta, entras, tiras la mochila y ya son contracciones cada cinco segundos y el cabezote del jiñote está poco menos que afuera. Trepas por las escaleras sin importarte nada ni nadie y pensando que no llegarás a tiempo mientras te estás desabrochando el pantalón y aflojando el cinturón y es entrar en el baño, sentarte en el trono y la caja de la mierda, que pese a no ver nada sabe con una precisión milimétrica que estás en el lugar adecuado, lanza una contracción final y el jiñote toma vida propia y nace.

Ayer tuve uno de esos días con contracciones jiñoteras, las cuales me pillaron por sorpresa porque tampoco es que me encochinara el día anterior y además ya había soltado lastre abundante por la mañana y la consecuencia de toda esa energía usada para la contención y finalmente la liberación trajo como resultado que esta mañana pesaba mil doscientos gramos menos que el día anterior.


3 respuestas a “Contracciones jiñoteras”

  1. Yo también me repito: Mira que os gustan los post escatológicos!!!
    Y por cierto, vaya día de retortijones, yo fuí más rápida pariendo!

  2. ¿1200 granos de jiñote?
    joder, eso supera todas mis espectativas, nunca he pasado del kilo 🙁
    El otro dia me acordé de ti porque tupí el inodoro y no habia manera, lo malo es que se me habia acabado la lejia que se lo come en buena cantidad y pasa, probé con agua fuerte, pero no había manera, al final después de hacer un batido con todos los productos y la ayuda de un palo que fue decisivo -que luego enterré- coló lentamente, y después de toda la noche con agua fuerte se restableció la normalidad al dia siguiente, uno de mis mas grandes jiñotes, yo creo que eran la suma de dos cagadas que como las moleculas se fagocitaron en mis entrañas…jajaja
    En mis recuerdos, los relatos de jiñotes siempre van íntimamente ligados a este blog…jajaja
    Así mismo, el jiñote en si, recién hecho, a Truscoluña…jajaja
    Salud