Desde el Nido a Coron 


El relato comenzó en El salto a Dubai que comienza las vacaciones

El día del salto desde el Nido a Coron comenzó a las cinco de la mañana. A las cinco y media tenía que estar en el muelle del Nido, ubicado a siete minutos andando desde donde me hospedaba y distancia cronometrada el día anterior en condiciones de tráfico más intensas. Como yo viajo con lo mínimo, mínimo, fui andando. Mi bolsa de cuarenta litros pesa cinco kilos y la cámara colgaba de mi hombro. Vine llegando al muelle a las seis menos veinticinco y aquello estaba petado de gente. Me fijé que había una cola y me puse en la misma. En ella, les dabas el papel que dice que le has pagado a alguien por un billete y que tiene pinta de ser falso y ellos te dan un cupón que es como la tarjeta de embarque. Después ibas a un mostrador y pagabas los veinte pesos de tasa de uso de la terminal portuaria. Anunciaron el embarque y organizaron como dos filas y nos hicieron poner nuestro equipaje, TODO nuestro equipaje, delante de nosotros. Era el control de seguridad. Apareció un soldado con una perra que estaba desganada y la hacía husmear las maletas y bolsas en busca de drogas o algo así. De vez en cuando el chamo escondía un pequeño bolso con la substancia que quieren detectar entre maletas y el perro siempre lo encontraba. Cuando acabó este paripé, entramos. Era con asientos numerados, por dentro es un barco nuevo y con una configuración de dos asientos en los lados y tres en el centro y unas quince filas. Las maletas, mochilas y trolleys de todos las apilaron fuera de la cabina de pasajeros, en la parte posterior. 

En lugar de salir a las seis fue a las seis y cuarto y el viaje de tres horas y media duró cuatro horas y media y es aburridísimo, ponen películas, duermes o escuchas música en una sala con un aire acondicionado brutalmente frío. Todo el tiempo pasas junto a pequeñas y paradisíacas islas. Vinimos llegando a Coron a las once menos cuarto. Yo ya conocía el lugar y sabía que desde el muelle al hostal eran mil cuatrocientos metros, no hacía un calor excesivo y estaba cansado de estar sentado así que opté por ir caminando. Tremendo disgusto que se llevaron los de los tricycles. Todos me gritaban y yo con los auriculares haciéndome el sordo y ninguneándonos. El paseo me sirvió para comprobar si de ese lado del poblacho hay algo interesante. La habitación aún no estaba lista y dejé mi bolsa en la recepción y me fui al Fun & Sun, el cuentero de buceo hermano del de Malapascua. Organicé las cosas para el día siguiente y allí me recomendaron una heladería así que fui a darme un pequeño homenaje. 

Con tanta cena y copas con el británico/alemán estaba cansado y cuando pillé la habitación me eché un siestote de hora y media. Después salí a pasear, buscar la panadería, comprarme agua y deambular sin rumbo fijo hasta la hora de la cena. Ese es el principal problema de Coron, que es un lugar sin nada que ver. Cené en un restaurante filipino, el Lolo Nonoy que conocía de mi viaje anterior y me reetiré pronto a dormir y ver vídeos en el iPad. 

Las fotos de ese día las puedes ver en la anotación El día del viaje en barco entre el Nido y Coron y el relato continúa en El pecio del Kogyo Maru, el del Teru Kaze Maru y un arrecife

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2 respuestas a “Desde el Nido a Coron ”

  1. Una hora y media de siesta, eso es una siesta de verdad y no lo que hace exactamente 9 años y medio que yo no puedo hacer , …. aish *suspiro*