Dos universos más allá a la izquierda …


Exoneración de irresponsabilidad: Hoy es uno de esos días en los que quizás debas seguir tu camino y no leer las boberías que habitualmente dejo caer por aquí. Si te ofende de alguna forma o manera quiero que sepas que te he avisado y que me la suda el haber herido tu insensibilidad. Si tienes el dedo ligero y quieres desahogar tu rabia dejando comentarios ofensivos es más que probable que desaparezcan misteriosamente después de unas horas porque si hay algo que no existe en esta bitácora es libertad de expresión para los lectores.

Hoy entramos en un universo distinto en el que las cosas no funcionan de la misma manera. El Dios de ese universo solo tuvo tres días para crearlo y por aquello de la eficiencia y la reducción de costes se tuvo que apañar como pudo para terminar la obra. Le dio tiempo a crear los temas básicos como la tierra, el cielo y similares pero al llegar al hombre le quedaban malamente quince minutos antes del descanso para el café y decidió que lo mejor era copiar los instintos y la forma de actuar de otros animales y pegárselos al hombre. Miro en su maravilloso y blanquecino ordenador con una manzana y eligió los ciervos o venados como los animales de los que sacaría la conducta para los hombres. Satisfecho, acabó la creación de su mundo y se fue a tomar el café con los otros dioses.

Como hay una ley que dice que ya sea en este o en aquel universo, la historia siempre se repite, los hombres acabaron siendo la especie dominante en su mundo, al igual que en el resto, llegaron a la luna, inventaron Internet y compraron casas con hipotecas interminables. Todo parecía normal salvo por un pequeño detalle, una ínfima diferencia que los hacía únicos y atraía la atención de los otros dioses, que se morían de envidia por lo conseguido en ese universo.

Los humanos del Universo Peta que es como se le conoce tienen unas relaciones sociales distintas a las del resto. Veamos lo que puede suceder en un año cualquiera de sus vidas. Comencemos en el mes de febrero. Una mañana de ese mes, un macho Alfa cualquiera se levanta y al ir al baño a jiñar nota unos pequeños bultos en la cabeza, concretamente dos. Se los toca con curiosidad y sale para el trabajo. Vive solo o con cuatro o cinco amigos y las mujeres no le preocupan en absoluto. Lo suyo es el tomar cerveza, echarse unas risas con los colegas, jugar con la PS3 y procurar conseguir lo mejor de esta vida. No es homosexual o incluso mariquita o maricón, es simplemente un hombre cualquiera. Por otro lado la hembra Alfa vive en una casa grande junto con un montón más de mujeres y niños pequeños. Está embarazada y dentro de tres meses dará a luz. En su casa hay muchísimas más mujeres preñadas. Todas son muy sociales y se lo pasan pipa entre ellas, criando a sus hijos de forma comunitaria y relacionándose con los hombres lo mínimo posible. No viven con hombres pero eso no quiere decir que sea bollera o incluso tortillera. De hecho jamás podría comerle el coño a otra tía, eso no va con ella. Tras arreglarse se va para su trabajo acariciando la barriga y hablando con el niño que lleva dentro.

Tres meses más tarde, a finales del mes de mayo la hembra Alfa da a luz una niña preciosa y todas sus compañeras lo celebran. Otras se han puesto de parto en esos días porque a todas les gusta parir juntas. Una de ellas ha escrito en una de las paredes NOSOTRAS PARIMOS, NOSOTRAS DECIDIMOS y siempre le ha hecho gracia la frase porque es muy cierta. Los primeros días está muy ocupada atendiendo al bebé y la casa está siempre llena de ruido de llantos y berreos de niños hambrientos. En esos días tiene un permiso de maternidad y no irá al trabajo durante los próximos cuatro meses.

Mientras tanto el macho Alfa ha visto como en los dos bultos que le salieron en la cabeza le están creciendo los cuernos, una cornamenta preciosa y que aumenta su tamaño a razón de un centímetro por día de hueso de buena calidad. Aún no sabe muy bien qué hacer con esos cuernos pero le encanta tocar esa piel sedosa que los recubre y se mira al espejo para admirar esa obra de arquitectura viva que se ha vuelto su cabeza. Le cuesta un poco acostumbrarse al peso extra que lleva pero le da igual, es algo bonito. Se dedica a comer y desarrollar músculos sin saber muy bien por qué. Va al gimnasio regularmente en donde se encuentra con todos sus amigos y todos se están preparando para algún tipo de competición. A todos les está creciendo la cornamenta y aunque no discuten sobre el tema, saben que en el futuro será algo importante. En los últimos días ha notado que está definiendo su cuerpo de forma espectacular y de un tiempo a esta parte los huevos se le están poniendo como pelotas de tenis y la polla ha doblado su tamaño. Ahora puede mear y agarrársela como si de una manguera se tratara. En el baño lanza miradas furtivas en los pisódromos y ha notado que a todos les está creciendo la zambomba. En la oficina no hay muchas hembras porque casi todas están de baja por maternidad, salvo las secretarias viejas que ya han alcanzado la menopausia y no pueden quedarse preñadas y aquellas que parieron el año anterior y que andan siempre ocupadas y pensando en sus hijos. A los hombres viejos también les crecen cuernos pero más pequeños y no se les ve mucho interés por ir al gimnasio, como si la cosa no fuera con ellos. Tampoco es que haya muchos, que en esta sociedad los machos tienden a ser jóvenes y vigorosos y hay poco espacio para los viejos.

Un día hacia el final del verano el macho Alfa se despierta con picores y con el estropajo se arranca la piel de la cornamenta, la cual ahora es impresionante. Ese día no le apetece mucho desayunar y se va para el trabajo sin notar los tres kilos de cuernos que tiene y que le obligan a ir en un coche descapotable. Se fija en las chicas que ve por la carretera y casi sin darse cuenta comienza a berrear para llamar su atención. En la oficina ya no se habla con sus amigos y de algún lugar oscuro de su corazón ha surgido un odio hacia ellos. Ahora los ve como contendientes, le quieren quitar aquello que le corresponde por derecho propio. Decide no ir a la cantina a almorzar nunca más y se pasa las horas en el trabajo controlando su territorio y berreando cuando pasa alguna hembra.

Las hembras Alfa se están reincorporando a la oficina y las que parieron el año anterior miran a los machos con atención. Las viejas también les echan miradas sabrosonas, fijándose mucho en el paquete que lucen y en la complejidad de sus cuernos. Ellas siguen yendo a almorzar y parlotean entre ellas como siempre aunque ahora el tema parece ser los machos y las posibilidades sexuales de los mismos. Los maduros de cuernos espectaculares parecen ser los más interesantes y los jovenzuelos con cuernos de primer o segundo año no merecen ni una mirada desdeñosa. Esos se tendrán que reventar el rabo a pajas porque no catarán coño. Después de unos días berreando comienzan las peleas. Suceden por cualquier motivo y en cualquier lugar. Sin ir más lejos junto a la fotocopiadora se reventaron a cuernos el jefe y uno de los programadores y la zona de la máquina de café sirve como campo de batalla porque allí nadie lo toma ya. Las hembras Alfa se pasean luciendo sus encantos y dejándose querer y los machos no pueden evitar el berrear como posesos para llamar su atención.

Han pasado dos semanas y nuestro macho Alfa sigue sin comer nada, obsesionado con coños suculentos y pensando únicamente en follar, como si se fuera a terminar el mundo. Ya no cumple en el trabajo pero nadie lo nota porque todos andan como él. Ha vencido a unos cuantos que se han replegado a rincones oscuros de la oficina y poco a poco, centímetro a centímetro que se dice, va ganando terreno. Las hembras Alfa se fijan más en él y muchas coquetean sin pudor. Una de las secretarias viejas ha entrado en su despacho cuando estaba berreando y no ha podido evitar montarla allí mismo, un sexo despiadado y brutal que a ella la dejó fumando un cigarro y cantando el Iuros livin a selebreishon de pura felicidad mientras él tras terminar la faena procuraba que se fuera para poder seguir berreando y tirándole los tejos a las otras. Las peleas son constantes y el sexo también. Ha logrado pulirse a varias de las más guapas e incluso un par de viejas gordas de recursos inhumanos, que uno nunca puede tener una certeza absoluta e igual esos carcamales amargados aún pueden tener chiquillos. Conforme pasan los días se agota más y más pero ni se le ocurre comer algo y sigue totalmente obsesionado con el sexo y con proteger su territorio. Está perdiendo peso pero por suerte los huevos siguen como pelotas de tenis y la polla la tiene más grande y gorda que nunca.

Igual que vino la cosa se fue y una mañana se despierta sin apetito sexual y con unas ganas locas de comer. Se va a la cocina y vacía la nevera de su casa. Está desfallecido pero de alguna forma sabe que lo ha conseguido y se siente satisfecho de si mismo. No se acuerda mucho de lo que ha sucedido en las pasadas semanas pero se asombra al ver su aspecto en el espejo del baño. Esa mañana en la oficina nota que faltan algunos colegas y se entera por las secretarias que han muerto. Otros están en peor condición que él y los más jóvenes han desarrollado músculos en las manos a fuerza de machacársela. Las hembras Alfa ya no le atraen y ellas parecen brillar de felicidad, canturrean sin parar y se ríen cuando lo ven pasar. Están embarazadas.

Un par de semanas más tardes ha notado que los huevos han pasado del tamaño de pelotas de tenis al tamaño de nueces de pacana y que la gloriosa manguera que lucía con orgullo vuelve a ser el pequeño y manejable grifo que siempre tuvo. En fin, fue bonito mientras duró. Sus amigos han vuelto a hablar con él y salen de nuevo de copas tras el trabajo, van al cine juntos y ni en pintura quieren ver a las mujeres. Hacia el final de diciembre una mañana se despierta inquieto y después de dar unos cuantos cabezazos contra la pared de la cocina consigue arrancarse los cuernos y aprovecha para hacerse un bonito perchero del que colgar el abrigo. Las hembras Alfa siguen felices con su embarazo, viendo con envidia a las que han parido este año y están criando a sus hijos y esperando que llegue pronto el verano para ser ellas las que estén amamantando a sus bebés.

Y así llegamos a una mañana de febrero, un año más tarde, en la que nuestro macho Alfa se despierta y al entrar al baño a jiñar nota que le han comenzado a salir dos pequeños bultos en la cabeza …

,

4 respuestas a “Dos universos más allá a la izquierda …”

  1. hehehe, está bonito. Tiene cierto (sólo cierto) parecido a los ensayos de Saramago (sobre la lucidez y sobre la ceguera).
    Me gusta.
    Saludos