El Chinexamen


Hace unos días leíamos sobre el AcChidente de mi amigo el Chino y descubríamos con estupor que el hombre ha decidido sacarse el carné de conducir y así poder aterrorizar a los buenos y honestos Europeos en sus carreteras. Tras meses y meses de teoría y práctica, ayer llegó el Gran Día, el examen práctico. Se despertó como siempre a las dos de la mañana para comprobar la Chimbolsa y de nuevo alrededor de las cinco. Finalmente a las ocho de la mañana, aún cansado con tanto ajetreo nocturno y helado de frío porque se niega a encender la calefacción para no derrochar energía, se metió en la ducha.

En la autoescuela se encontró con su profesor, el cual lo acompañó a hacer el examen. Se acercaron con todos los papeles y el examinador se presentó y entró en el vehículo. El Chino estaba a un paso de sudar tinta china y agitaba el cabezón amarillo como cualquier muñeca de Famosa cuando van camino del portal y con su molesto meneo ponía a prueba la suspensión del coche. Salieron del aparcamiento y enfilaron por una calle de la ciudad. Su profesor cruzaba los dedos y verificó varias veces que su cinturón de seguridad funcionaba perfectamente. El examinador llevaba un café en la mano que procedió a poner en el portavasos del coche. Todo parecía ir de perlas aunque el hombre no dejaba de marcar cosas en su cuadernillo y el Chino trataba de ver lo que escribía al mismo tiempo que mantenía la vista al frente y se repetía su mantra particular: embrague meter, marcha cambiar, embrague soltar, acelerador pisar.

El examinador le dice:

Cuando pueda a la derecha ? y el Chino, que después de cincuenta y cinco clases prácticas ya ha captado las implicaciones semánticas de la frase e intuye su significado más profundo aunque no lo entiende, llegó a la esquina, puso el indicador y ejecutó una maniobra impecable de giro a la derecha.

Chino derecha parecer y seguir, cambio recibido ? confirmó por si quedaba alguna duda mientras su profesor cruzaba con fuerza los dedos para que no lo penalizaran por las boberías que dice.

Siguieron entre un tráfico bastante ligero y pronto recibió una nueva orden:

En la rotonda, coja la tercera salida, a la izquierda ? y sonó igualito que el julay de los GPS TomTom.

Chino tercera rotonda tomar y seguir, izquierda ser y parecer, recibido cocina, diez-ocho, una de izquierdas marchando ? lo que distrajo un poco al hombre que se quedó pensativo con el vaso de café en los labios mientras su cerebro desentrañaba la línea argumental de la información recibida.

Estaban llegando a la rotonda y todo iba bien. El Chino redujo, frenó un poco y agitó el cabezón mientras comprobaba que el tráfico le era favorable, algo que resultó fácil porque la rotonda estaba vacía.

Nadie sabe muy bien lo que pasó y aún tiemblo al pensar en lo dantesca que tuvo que ser la escena pero al entrar en la rotonda, lo hizo en dirección contraria, a la inglesa y se dirigió directamente a la salida de la izquierda como si nada pasara. Ni siquiera fue consciente de los gritos de pánico del examinador que chillaba para que parara ni vio a su profesor persignarse y encomendarse al buen Dios de los cristianos. El Chino continuó tranquilamente hasta que observó que un camión enorme entraba en la rotonda y se dirigía hacia él de frente. Una chispa de comprensión atravesó las bastas distancias de su cabezón y supo que la había pifiado hasta el fondo. Tratando de arreglarlo trató de meter un volantazo y girar ciento ochenta grados y al hacerlo se equivocó y aceleró. El examinador gritaba sin parar y su profesor se tapaba los ojos y le decía que frenara. El Chino seguía sin reaccionar y el camión comenzó a tocar la pita mientras iniciaba maniobras para evitar el accidente.

Frena, frena, frena, joputaaaaaa ? le decía el hombre que lo estaba examinando.

El Chino comprendió la orden y pisó a fondo el freno. El ABS se disparó y el coche se paró en seco. El movimiento fue tan brusco que el café salió disparado hacia el cristal delantero y lo cubrió completamente. Dentro del coche todo el mundo gritaba sin parar.

Después de unos segundos se hizo el silencio. Estaban cruzados en medio de una rotonda, con un camión a menos de un metro del coche y si habían conseguido escapar ilesos era por puro milagro. El examinador salió del coche y se alejó corriendo y el profesor del Chino lo siguió. El colega se quedó pensativo agitando la cabeza en el coche y tratando de comprender lo que podía haber salido mal.

Lo han suspendido con honores. Antes de volver a pasar el examen práctico tendrá que examinarse de nuevo del teórico. Así que es posible que tengamos alguna otra aventura del Chino sacándose el carné de conducir.

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9 respuestas a “El Chinexamen”

  1. Que bueno. A mi me pasó algo así en una rotonda. Empecé bien (no a la inglesa) pero salí por una via en dirección prohibida y me topé de frente con una guagua y un coche de policia. Menos mal que en este pais los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado son encantadores y hasta pararon el tráfico para que pudiese dar la vuelta…monté un numerito… Si soy un tio se me cae el pelo.

  2. Plus, yo siempre he ido super-tranquilo en tu coche pero ahora, después de leer tu comentario, la duda me corroe. ¿Tu coche tiene airbag en el lado del pasajero? ¿está activado?

  3. Yo me soladirizo con el Chinconductor.

    No sabes lo que me costaba al principio, cuando, a pesar de tener mi carnet español en la mano, no tenía ni puñetera idea de conducir. Me decían embrague en holandés o a la derecha o a la izquierda. Y yo; mande? Creo que salía humo y no del tubo de escape precisamente.

    La ventaja es que ahora sé andar muy bien en bici, con las compras y el portatil y dos niñas y hasta paraguas en mano.

    Eso sí, desde que tengo coche he dejado la bici aparcada. Y es que es muy malo ascender de categoría.

  4. Yo puedo volver a casa totalmente borracho en bicicleta en modo automático sin que me suceda nada y sin perderme por el camino. Y también puedo ir a Ikea y transportar las cosas a mi casa en bici mientras mando SMSs, esucho un audiobook, pedaleo, silbo y aún me sobra una mano para saludar a vecinos y conocidos. Mi política sobre vehículos a motor es: ¡No, gracias!

  5. Lo que te cuento pasó en la isla picuda nada más sacar el carnet…ahora soy una gran conductora,no temas. De todas formas creo que si tiene airbag en el lado del copiloto.

  6. Jajaja, menos mal que mi piloto automático se ha encendido y he conseguido descojonarme en silencio para no despertar a ningún habitante de la casa.

    El Chino será lo que sea, pero aquí el mérito lo tienes tu con tu forma de redactar.

  7. Después de esta creo que he tenido Chino por un tiempo. Ya se está currando nuevas aventuras e incluso pretende que vaya con él a un restaurante chino nuevo y a otro de Wok en el recarajo pero yo me mantengo firme y me niego.

  8. Gracias por estas chistorias, Sulaco…No he podido para de reir desde la segunda línea…