El itinerario secreto del Palacio Ducal y otros lugares de Venecia


Este relato comenzó en Llegando a Venecia

El sábado por la mañana me levantaba sobre las ocho de la mañana y a las y media estaba desayunando en el hotel. Al tener solo diez habitaciones no es un comedor muy ocupado y en ese momento yo estaba solo, únicamente acompañado por una empleada asiática que tienen y que me miraba fijamente. Yo clavé los ojos en ella aceptando su reto y los mantuve firmes. Aproveché para comprobar si había desarrollado superpoderes como los equis-man y me puse a enviarle una única idea: Chu-pamela repetida una y otra vez. No funcionó y no se puso en cuclillas bajo mi mesa a tomar su ración con lo que tendré que seguir probando. Al salir me fui a la zona de la estación de tren y compré una tarjeta de transporte válida en los vaporettos y los autobuses que van a la costa y que me costó veinticinco leuros por treinta y seis horas. Tenía que llegar a la plaza de San Marcos antes de las diez menos cuarto y como los barcos paran en todos lados y son lentísimos y los de la línea 2 tienen una frecuencia más espaciada, opté por caminar hasta el lugar, algo que a esas alturas me llevaba menos tiempo ya que por fin había encontrado la ruta óptima. En la plaza de San Marcos fui directo a la entrada del Palazzo Ducale y recogí mi entrada para la visita guiada denominada los Itinerarios secretos. Esto lo descubrí mirando información por la red y fue el descubrimiento del viaje. En lugar de pagar por la visita habitual al palacio, altamente recomendable, por un poco más de dinero tenía esa visita y además iba en un pequeño grupo a la parte que está normalmente cerrada, incluyendo las celdas en las que estuvo Casanova. Frente al derroche de riqueza del lado del palacio abierto a los turistas, la parte cerrada es donde estaban los trabajadores, las pequeñas hormiguitas que mantenían el país funcionando y escuchas unas historias muy interesantes además de adquirir unos conocimientos de valor incalculable sobre la tortura y las formas de hacerla en plan baratito y efectivo. Centrándome en los itinerarios secretos, la celda en la que tuvieron a Giacomo Casanova y la historia de su fuga es fascinante. Entre las tonterías fascinantes que aprendes está que los funcionarios eran contratados por periodos muy pequeños de tiempo para evitar que supieran demasiado y que cuanto más importante era el puesto, menos tiempo se les permitía. Todos tenían un buen salario y se documentaba todo tan bien que tienen uno de los tres mejores archivos históricos del mundo.

También estuvimos sobre la gigantesca sala (Sala del Maggior Consiglio) en la que está el lienzo más grande del universo conocido y que fui pintado por Tintoretto. En el itinerario visitamos la sala de torturas, las cuales se hacían de noche y a oscuras y en donde al parecer y en los cientos de años de república veneciana, solo se les murió un preso sin confesar antes. Varias de las puertas en este lado del edificio son muy curiosas por la forma en la que se abren y las visagras que emplean, similares a las de los barcos. Las vigas que sostienen el tejado son de una madera que fue impregnada con agua extremadamente salada y que se endurecieron hasta parecer de piedra. Son las vigas originales ya que este proceso las ha salvado de insectos y dramas similares. Hay un montón de armas en exposición y en el tramo final de la visita vemos las salas en las que los inquisidores de la ciudad hacían su trabajo y en las que está camuflada la entrada a la parte cerrada al público. Al acabar esa visita seguí viendo el resto del palacio, una maravilla en la que resalta la Sala del Maggior Consiglio y el fabuloso cuadro El paraíso, el cual cubre completamente una de las paredes laterales y hay que sentarse para poder apreciarla y dedicarle unos buenos minutos. Este cuadro por sí solo merece una visita al palacio y la sala que lo alberga también, con cincuenta y tres metros de largo, veinticinco de ancho y ni una sola columna en el medio, lo cual la convierte en una de las más grandes de este tipo en el universo en la época en la que se construyó. Huelga decir que el palacio es una joya y que si no lo visitas realmente no has visto Venecia. Después de tremendo empacho de arte y cultura y de quemar mi cámara a base de hacer fotos, salí del palacio, hice una ronda rápida por los alrededores y cogí un vaporetto para cruzar a la Basilica di Santa Maria della Salute, preciosa tanto por fuera como por dentro, en barroco veneciano y cubierta de mármol blanco. Su interior tiene un diseño octogonal y al parecer la construyeron para agradecer el final de una plaga de peste. La visita a esta basílica es gratuita. Al salir tomé otro vaporetto para ir al museo que está en Ca’Rezzonico, un palacio fantástico a la orilla del Gran Canal y en el que está la colección del Museo del siglo XVIII veneciano. El palacio es precioso, con una gigantesca sala de baile con unas arañas del copón colgando del techo y unas salitas que competían entre ellas en lujo y esplendor. Este palacio estaba incluido en la tarjeta para ver once museos que me compré. Esta visita me dejó extasiado y desde allí seguí hacia la Casa di Carlo Goldoni, un pequeño y curioso museo que a la vez es como un teatro y en el que descubres un montón de cosas sobre el teatro veneciano y las marionetas. Mi ruta siguió hacia la Chiesa di San Stae, con una fachada preciosa y una pequeña plaza delante de la misma. Fui andando ya que me pillaba de camino a Ca’Pesaro, otro de los museos de mi tarjeta, otro palacio espectacular y en el que está alojada la Galería de Arte Moderno. Como soy muy bruto este tipo de arte yo no lo aprecio pero al menos disfruté con el edificio. Sobra decir que para moverme estaba usando el vaporetto y saltaba de línea en línea y de parada en parada como mosca carroñera sobre las mierdas de perro en un parque público. En las plantas superiores del edificio hay un Museo de Arte Oriental que sí que me gustó y en el que hay cosas muy interesantes. Al salir de allí y como estaba cerca me acerqué al Ponte delle Tette y aquí la mente calenturienta de algunos se disparará y con razón. El puente no es gran cosa pero es famoso porque es en donde se ponían las putas a enseñar las tetas y tratar de pillar clientes. Sobre el puente había una pareja que saldrá en todas mis fotos y estuve por preguntarle a la chama si con cinco leuros le bastaba …

Desde allí hice una maniobra de doble tirabuzón y fui hasta la zona de la plaza de San Marcos para pillar un vaporetto que me llevara a la isla de San Giorgio Maggiore a visitar la Basilica di San Giorgio Maggiore, la cual se puede ver desde la zona de las columnas de la Plaza de San Marcos y que tiene un campanario muy similar y bonito. Pagué para subir al campanario (también en ascensor) y así hacer fotos de la plaza de San Marcos y del resto de la ciudad desde allí. La vista panorámica es muy bonita. Volví a la famosa plaza y me embarqué en una aventura que me llevaría por el otro lado de Venecia ya que quería ir a ver la Basilica di San Pietro di Castello, un templo con fachada simple y elegante y que durante mucho tiempo fue el principal de Venecia. El edificio es patrimonio de la Humanidad y está muy bien restaurado. Continué en barco mi gira para ir a la Basilica dei Santi Giovanni e Paolo, templo espectacular y en donde hay enterrados al menos veintisiete duques de Venecia. La tumba de Alvise Mocenigo es lo más de lo más, está claro que el colega no tenía madre ni vergüenza alguna. En la puerta del templo hay una estatua de Bartolomeo Colleoni a caballo.

A esas alturas ya era tarde y desde allí regresé andando hacia mi hotel, al que llegué ya de noche. Después salí a cenar y elegí la pizzeria trattoria all’anfora, en donde tenía pensado comerme una pizza aunque después de ver un plato de lasaña de otro cliente opté por esta y de postre una Panna Cotta que estaba tan rica que al regresar he buscado la receta y ya la estoy haciendo en mi casa. Después de cenar deambulé y callejeé por Venecia sin rumbo ni ruta fija y cuando me cansé regresé al hotel y así concluyó mi segunda jornada.

El relato acaba en Torcello, Burano, Murano y algo más de Venecia

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5 respuestas a “El itinerario secreto del Palacio Ducal y otros lugares de Venecia”

  1. Por lo que describes, el palacio se parece muchísimo a mi ranchito…jajaja
    Eso de tratar la madera con agua saladísima nunca lo había oído, pero suena bien, como muy eficaz, no se porqué…
    Salud

  2. por lo que explicaron, sumergen los troncos que traen de los bosques en los alpes y eran de una madera específica en una especie de salitre durante seis meses, después los dejan secar y la madera se transforma en algo tan duro como la piedra. Yo vi las vigas en el tejado del palacio ducal y puedo asegurar y aseguro que están como recién compradas.

  3. No me suena raro, porque aquí desde siempre se han usado las vigas grandes de las bateas mejilloneras para hacer columnas, como por ejemplo tiene mi madre para un tejado de una barbacoa, esa madera se vuelve directamente indestructible.

  4. ¡Uf!…Me están dando ganas de cambiar Finlandia por Venecia. Bueno, sinceramente no?? Lo que me están dando ganas de verdad, es integrar Venecia en el viaje a Finlandia. No sé cómo??pero a lo mejor lo intento.
    Y lo de la madera, me gustaría hacer una prueba; esas cosas me fascinan.