El próximo oriente


Entre lo poco que merecía la pena de la cartelera de finales de Agosto me fijé que había una película de Fernando Colomo, un director de esos con pedigrí para la comedia y que recuerdo como alguien eficaz. Ni me lo pienso y me meto a ver El próximo oriente, una cinta que aprovecha la ola de la inmigración y los problemillas que está trayendo en la convivencia.

La trama cuenta como dos hermanos julays acarajotados viven la vida. Uno folla hasta con las piedras, se la pega a su mujer con otra y va por ahí fabricando bombos a diestro y siniestro. El otro es tonto del culo tirando a diputado o senador, no sabe ni hacer la o con un canuto y si me apuran diría que es julandrón máximo. El lerdo tiene que resolver la papeleta de su hermano picha floja que dejó preñada a una musulmana de padre radical y consiente en casarse con la tipa. A partir de ahí vendrán toda una serie de malos rollos por culpa de la falta de ingesta de carne de cochino y de alcohol. Terminarán todos haciendo cola en un bar de la afueras para hincarse un plato de chicharrones, que mira que están buenos los jodíos.

Desde el comienzo queda claro que esto e una comedia pero de las que petan. Las escenas no están muy trabajadas y son muy obvias, muchos de los golpes los ves venir desde diez minutos antes, la mezcla de razas no termina de funcionar y hay personajes que se podrían haber borrado sin que la historia resultara afectada. Los protagonistas, el panoli y la musulmana, no son capaces de emanar ningún tipo de atracción entre ellos y eso llega a molestar bastante. Se supone que el tema de la inmigración permitiría sacar cosillas interesantes y demostrar los problemas de la convivencia pero habrá que esperar a otra ocasión porque esta se ha desaprovechado.

Después de un rato a falta de otra cosa tiraron de música y tal y tal pero ni así levantan la cinta, que va haciendo agua desde el principio y cerca del final se hunde completamente. Ya sé que en las comedias todo es posible y lo improbable es el pan nuestro de cada día, pero cosas como las que pasan en esta historia no se las cree ni el mismísimo San Pedro, que es un tipo curtido en esto de los milagros.

No diré más. Una comedia sin sal, sosa, digamos que suficiente y más nada, para pasar un rato tonto. Si hace mucho calor y quieres matar hora y media en un cine con aire acondicionado, esta es una buena opción. Te puedes llevar a la parienta. Si te esperas dos años, la verás en la tele una soporífera tarde de domingo y te podrás echar una siesta con gusto.
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