Fin de semana en Oporto


El fin de semana pasado estuve en Oporto y como siempre, hoy tenemos el resumen de lo que allí aconteció aunque por circunstancias tecnológicas de la vida, creo que la cantidad de fotos será mucho menor. Compré mi billete en una oferta de esas de rescándalo de Ryanair, con mi prioridad y todo y creo que un ida y vuelta por poco más de cincuenta leuros. Volaba desde Eindhoven sobre las dos de la tarde del viernes, así que me levanté cinco horas antes de la hora Virtuditas y trabajé media jornada antes de salir por patas para el aeropuerto, actividad que me llevó a usar primero la bicicleta hasta la estación de Utrecht Centraal, después el tren hasta Eindhoven y allí la guagua hasta el aeropuerto. Pasé el control de inseguridad con la única incidencia de olvidar sacar la cámara de la bolsa, algo que siempre en ese aeropuerto es un drama, aunque en el resto no parece preocuparles y me dediqué a esperar la salida del avión. Por suerte y pese a facturar ocho horas antes del vuelo, me pusieron en asiento de pasillo y con eso me ahorraban la obligación de hacer el vídeo para tú-sabes-quien. El avión llegó en hora y salimos más o menos a la hora prevista. Al llegar a Oportobusqué la parada del metro que hay en el mismo y me sorprendió porque el metro es más bien un tranvía y de hecho, cuando íbamos hacia el centro, se pasa más tiempo por calles normales que por debajo de la tierra. En cualquier caso, te permite llegar al centro de la ciudad en poco más de media hora. Esta vez elegí la plataforma esa para alquilar kelis y habitaciones y me pillé una keli de un dormitorio al lado del Palácio da Bolsa. El dueño me estaba esperando me dio las explicaciones pertinentes y me lancé a la calle a patear, que no quiero ser obeso como los comentaristas.

Lo primero fue ir a una tienda que me recomendó y comprar dos kilos de castañas frescas y quesos, productos que traje a la casa de vuelta. Después me fui a pasear, hacer fotos de la parte de la ciudad que está junto al río Duero y del puente Luiz I. La temperatura era perfecta. Cené bacalao y algunas tapas en un restaurante llamado Ernesto, que personalmente, creo que está sobrevalorado. La comida estaba bien pero el servicio es malo y el dueño está sentado en una mesa dando la vara todo el tiempo y hablando a grito pelado con el teléfono. Después de eso seguí paseando por la ciudad de noche antes de volver a la keli para meterme en el catre temprano porque el día siguiente era complicado.

Fui callejeando a la Torre dos Clérigos, la cual podéis ver en la foto anterior y decir que hasta nuevo aviso, en estas anotaciones pienso imponer un límite de tres fotos por anotación, aunque estoy desarrollando un sofisticado sistema para crear un cutre-y-rápido vídeo con todas las que hago con el telefonino y las pongo al final. Por lo pronto, nos quedamos que estamos en la zona de Clérigos pero aún no entro, aprovecho para ir a la Leitaria da Quinta do Paço para comer sus famosos Eclairs y fui el primer cliente del día. Aproveché para visitar pero solo por fuera la Igreja do Carmo y la Igreja dos Carmelitas Descalços que están pegadas y en donde al parece por dentro está la casa del cura, pero hay que pagar para verla y yo no estaba por la labor. Sí que me gustó la Fonte dos Leões y finalmente, regresé a la Torre dos Clérigos y pagué para subir y al mismo tiempo, ver la iglesia desde otras perspectiva. No éramos muchos a esa hora y la visita es muy agradable y las vistas desde arriba de la ciudad son espectaculares. Cuando me aburrí de hacer fotos desde allí, bajé y como me compré un billete combinado regresé hasta la zona de mi keli para ir al Palácio da Bolsa. La visita es guiada y la siguiente era en inglés, que es lo mejor de tener una lengua cuatrífida, que me da igual ir con el grupo en español, inglés, italiano u holandés. El edificio, la sede de la cámara de comercio de Oporto, es espectacular y realmente merecía la visita. Al salir y justo al lado está la Igreja Monumento de São Francisco, espectacular gracias a todo el oro que se expolió en América. Para verla hay que pagar y ver el edificio de al lado, el Museu da Ordem de São Francisco que no tiene tanto interés salvo por el sótano con el cementerio incluído y esas preciosas vistas de huesos y cráneos. En la iglesia no me dejaron hacer fotos. En la misma zona vi el Jardim do Infante Dom Henrique y detrás de este el Mercado Ferreira Borges que ahora es un sitio de tapeo y copas. Este es un buen punto para comentar que la vez anterior que pasé por la ciudad, estaba en franca decadencia, los edificios se caían, predominaban las ruinas y todo tenía pinta de paisaje post-guerra. Ahora la ciudad es una maravilla, tdoso está restaurado y hay una vidorra que no veas. La culpa la tiene el turismo, que llegó en masas y ha relanzado la ciudad y en la cámara de comercio nos confirmaron que ahora Oporto hace más dinero con el turismo que con el vino Porto, que era la principal fuente de dinero de la región.

Desde allí fui al MMIPO – Museu da Misericórdia do Porto, el cual estaba también incluido en el billete combinado que compré y que más que por el museo, quería visitarlo porque es la única manera de entrar a noveleriar en la Igreja da Misericórdia, preciosa por dentro. El museo y la iglesia están en la Rua das Flores, peatonal y una calle preciosa que te lleva hasta São Bento, en donde hay parada de metro y también una preciosa estación de tren con unos azulejos azules espectaculares.

Ya era la hora de almorzar y me acerqué al Café Santiago F, famoso por su Francesinha, me comí una y acabé emboliado. Llegué cuando solo llevaba abierto unos veinte minutos y pillé sitio en la barra y creo que fui el último en entrar antes de que comenzara la cola en la calle.

Cuando salí, fui a ver la Igreja Paroquial de Santo Ildefonso, petadísima de azulejos en su fachada, unos once mil. En las escalinatas había una pacharcona sentada con el teléfono y fumando y un holandés, mi héroe del día, se acercó y le dijo si se podía ir al quinto o sexto coño para que la gente hiciera fotos sin que nos saliera aquella Orca en las mismas. El tipo fue tan rudo y directo y persistente que consiguió echarla y todos hicimos nuestras fotos, aunque la que muestro es desde el lateral porque al final esta me gustó más.

Mira por donde, iba a continuar el relato pero esto se está alargando mucho así que me desdigo, lo dejamos con dos fotos y ya tengo contenido para mañana.


Una respuesta a “Fin de semana en Oporto”

  1. No, de ahí para arriba, no conozco nada de Portugal, solo desde el sur a hechas, hasta un poco mas arriba de Lisboa.
    Como pasa el tiempo, hace añales que no voy a Portugal… 🙁
    Salud