Gurielas


Soy consciente que mi infancia, mi adolescencia y mi eterna juventud han estado marcadas por el lugar en el que me crié. No todo el mundo puede presumir de ser de la Isleta, esa república independiente anexionada a la isla de Gran Canaria de la que durante cientos de años surgió lo mejor y lo peor de la sociedad canaria (y yo soy un buen ejemplo de esto último). Muchísimas cosas que me parecían normales y que veía día a día y que yo creía que eran como el pan nuestro de cada día resultaron ser únicas y terminé por descubrir que no era así en todos lados, como los vendedores de droga 24/7 de la Plaza de España, que te saludaban y te conocían, o las guerras de calles, las mariconas viejas de silicona y pelo en el pecho que cruzaban el barrio gritando como verduleras y las partidas de dominó de los viejos en la calle.

Otra de las cosas que yo siempre pensé que podíamos encontrar en cualquier lado son las Gurielas, unas mujeres que completan el cuadrado formado por las Noveleras, Farfullas y Alcahuetas. Habréis adivinado ya que hoy vamos a añadir un nuevo grupo al extenso Hembrario que estoy construyendo hace años. Hasta hoy creía que todo el mundo conocía a las Gurielas y sabía perfectamente lo que son pero una búsqueda en Google me ha dejado desolado porque la palabra como tal no parece existir. Os puedo confirmar que en mi calle todos conocíamos las gurielas y cuando hablábamos de ellas usábamos ese calificativo y sabíamos perfectamente su significado. En la cadena de la información y la difamación que iniciaban las Alcahuetas, esparcían las Farfullas y distribuían a los usuarios finales las Noveleras, en esa cadena las gurielas se encargaban de la vigilancia del barrio y la detección de posibles noticias. Esta tarea estaba en parte realizada por las Noveleras como actividad secundaria a su función pero en el caso de las gurielas era la principal de sus tareas y en muchos casos la única.

Las gurielas eran vecinas que metían la nariz en donde no debían, que asomaban la cabeza por toda puerta abierta, abrían el gancho y golizneaban en el interior de las casas y que gracias a un don natural estaban altamente cualificadas para dicha tarea. Se olían un secreto a cuatro pisos de distancia y no había muro ni puerta, ni perro que las pudiera detener para conseguir desvelarlo. Pese a su falta de entrenamiento en la tarea, eran más eficaces que cualquier miembro de los servicios secretos. Nada escapaba a su ojo crítico, eran capaces de detectar un cotilleo hasta donde no lo había y diligentemente informaban a las Noveleras para que transmitieran la información o directamente a las Alcahuetas. Estas mujeres no sentían ningún placer en la distribución de los rumores o en la exageración de los mismos, para ellas el chute venía de saber algo que nadie más sabía, de descubrir el secreto, desvelar el misterio y tener la oportunidad de contarlo sin recibir crédito por ello.

Por desgracia las gurielas están en extinción. Ya no vemos esas sombras negras que llevan duelo durante décadas caminando ladinamente mirando hacia las puertas y ventanas y observando atentamente todo lo que sucede a su alrededor ni oteando la calle desde detrás de las cortinas procurando no perderse nada. Al igual que sus compañeras entraron en el sendero que acaba en el olvido en el mismo momento que desaparecieron los barrios, que las ciudades se llenaron de bloques y de chalés adosados en los que la gente vive rodeada de altos muros y a nadie le preocupa el vecino. Internet, las decenas de canales, los programas de cotilleo día y noche, la libertad, el libertinaje, la democracia, todas esas cosas fueron aldabonazos que llegaron uno detrás de otro y acabaron con ellas. Seguro que no las echáis de menos y muchos ni siquiera recordaréis aquellos tiempos en los que al salir y o volver a casa tras una juerga, la guriela estaba allí, para documentar la hora de llegada y para comprobar que no había nada de lo que informar.

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3 respuestas a “Gurielas”

  1. No se si será posible, pero donde vivía antes tenía una vecina que, bajo la denominación genérica de cotilla, reunía todas las características de Guriela, Alcahueta, Farfulla y Novelera a la vez. Lo tenía todo la mujer.

  2. Yo no creo que esos tipos de mujer hayan desaparecido del todo. Es cierto que en las ciudades sí. Pero en los pueblos es algo que perdura, y quedan todavía una buena tanda.