De todos los monumentos y edificios que hay en Washington D.C. para recordar a los presidentes norteamericanos mi favorito siempre ha sido el Jefferson Memorial. Está en línea con el Washington Memorial y la Casa Blanca y no parece contar con el favor del público, que siempre ha tirado más por el Lincoln Memorial. Este semeja un templo romano con una estatua de Jefferson en su interior y en las paredes algunos extractos de la Declaración de la Independencia Norteamericana. En el techo se puede leer una frase que escribió Jefferson en una carta: He jurado ante el altar de Dios hostilidad eterna contra toda forma de tiranía sobre la mente del hombre.
El monumento tiene algo más de sesenta años de existencia y está junto a la cuenca del Tidal. En primavera, cuando florecen los miles de cerezos que bordean la zona y se celebra el Festival de los Cerezos en Flor el lugar parece sacado de un cómic japonés.
Si pasáis por Washington D.C., el Jefferson Memorial es uno de los lugares a visitar. No hay que hacer colas para entrar, está al aire libre y se puede ir caminando desde allí al Washington Monument, al Franklin Delano Roosevelt Memorial o a los de las distintas guerras en las que han participado los americanos.
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