La Catedral de San Martín es una de las más antiguas de la ciudad y definitivamente la más grande, pero hay al menos otra iglesia que a mí me pareció muchísimo más bonita y que veremos más adelante. Volviendo a la catedral, la entrada está en el lateral y por eso, al mirarla por detrás se ve un poco rara, con esas ventanas en la planta baja y sin puerta. Detrás de mí estaba el castillo. Creo que pasé en varias ocasiones por allí pero siempre la pillaba cerrada y no sé si llegaremos a ver el interior, pero siempre nos queda la posibilidad de ver diez fotos más del castillo para digerir este disgusto. Cuando estuve en Bratislava la catedral estaba super-hiper-mega encaladísima. El cristal que vemos delante del edificio es porque entre donde yo estaba y la catedral hay una autovía con un montón de tráfico y esa barrera debe reducir el número de vícticmas atropelladas.
Saliendo del castillo de Bratislava por la Puerta de Segismundo, que es de lo poquito original que tiene el castillo, bajamos por una calleja super-hiper-mega empinada y empedrada que nos lleva hasta la catedral y el casco histórico. La calle me fascinó por la pendiente, que hace que una casa pueda tener la puerta a un nivel y el resto de la casa o está mucho más hundido o un piso por debajo. La calle en día soleado es muy agradable pero seguro que el día que llueve un montón tiene que ser una alegría que no veas bajar por ahí y arriesgar tu vida. El detalle del grupo de pavas tiradas en el suelo más a delante no fue hecho a postas.
Seguimos con los resúmenes anuales y hoy llegamos al relativo a los viajes, que en esta ocasión sufre un retroceso preocupante por culpa del virus truscolán-podemita. Esta es la undécima edición del resumen de los meneos. Al menos puedo afirmar y afirmo que no pasé por truscoluña, que no es nación y por primera vez en eones, mi aventura en Asia fue en el borde de ese continente con Europa. Para ver lo que sucedió en años anteriores, podéis revisar los resúmenes de los años 2010, 2011, 2012, 2013, 2014, 2015, 2016, 2017, 2018 y 2019.
Cuando comenzó el año, de alguna manera ya me barruntaba que algo malísimo estaba por suceder y el único viaje que tenía planeado era un fin de semana en Málaga en enero. Después me compré el billete para ir en Semana Santa a Gran Canaria, algo que nunca llegó a suceder y el billete para ir a bucear a las Maldivas y regresar desde Tailandia, lo cual tampoco sucedió. Para el resto del año, los tres billetes que me compré lo hice con muy poca antelación porque el mundo de los viajes ya no era el mismo.
La caidita de kilómetros ha sido tan brutal que en el año 2020 solo hice veintiocho mil treinta y tres kilómetros (28033) o para verlo con otra perspectiva, cincuenta y un mil trescientos dieciocho kilómetros menos que en el 2019 y en total volé en trece ocasiones, comenzando con un vuelo de Gran Canaria (LPA) a Lisboa (LIS) y desde allí a Amsterdam (AMS) y a partir de ahí pasé por los aeropuertos de Málaga (AGP), Estambul (IST), Bodrum (BJV) y Eindhoven (EIN), una friolera cantidad de 7 aeropuertos en un año, siendo el de Amsterdam Schiphol (AMS) el más visitado y prácticamente a su altura estuvo el de Gran Canaria (LPA).
Solo volé con tres compañías aéreas y por primera vez en desde siempre, Ryanair no fue una de ellas. Comencé el año regresando a los Países Bajos con TAP, en julio fui a Bodrum con Turkish Airlines y después, todas las visitas a Gran Canaria fueron con Transavia. Este es el panorama desolador que nos ha dejado la pandemia truscolana-podemita. Por abrumadora mayoría y con casi el ochenta por ciento de los kilómetros, la aerolínea con la que recorrí más distancia por los aires fue Transavia con diecinueve mil quinientos sesenta y siete kilómetros, que fueron mayormente a Gran Canaria.
GooglEvil como siempre me permite hacer un pantallazo con los lugares del universo por los que anduve. Igual que el año pasado, que se olvidaron de indicar las Maldivas, este año el salto a Málaga no apareció, lo tuve que añadir manualmente, pero sé con una certeza tan absoluta como que truscoluña no es nación que ellos son conscientes de mi visita a aquel lugar, dado que sabían que tenía un billete de avión y hasta me pidieron que diera mi modesta y sencilla opinión de un par de lugares a los que fuimos a comer.
A día de hoy, lo único que tengo claro del 2021 es que he vuelto a los Países Bajos y que el gobierno repite y tripite que no viajemos y visto lo lento que va lo de las vacunas, parece que seguiremos de pandemia casi todo el 2021.
Aunque hay alguno que quiere que siga poniendo fotos del casoplón de Bratislava hasta el final de los días, vamos a seguir y paradójicamente, esta imagen está hecha desde la zona del castillo mirando hacia el río Danubio, que cruza majestuoso junto a la ciudad. A la izquierda está el casco antiguo de Bratislava y vemos el campanario de la Catedral de San Martín. Sobre el río está el puente Most SNP, o el Puente OVNI, que lo podéis ver a la derecha sobre el pilón. Este puente es el puente atirantado más largo del mundo con un solo pilón y un solo plano con cables. Por supuesto se puede subir al OVNI y lo hice, aunque para ver esas fotos aún falta un gran rato.
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