A través de los gruesos cristales se podía oír el sonido de la lluvia. Una sirena lejana aullaba tratando de llamar la atención de alguien, o quizás de algo. En la caldeada habitación, las chispas que saltaban de la madera al arder parecían pequeños fuegos artificiales y el crepitar de los troncos buscaba entablar conversación con el silencio.
Ella ya estaba cansada de tirar la toalla y había tomado una decisión, algo que tendría que haber hecho quizás mucho antes y de esta forma ahorrarse un montón de dolor y sufrimiento. Somos cobardes por miedo, nos cuesta afrontar el cambio, mirarlo a la cara y abrazarlo. Se sentía un poco como una extraña, como si su voz no sonara a ella misma y fuera otra persona la que se había apropiado de su alma y hablaba por ella. Esa voz extraña le susurraba que nadie puede hacerte daño y que cuando te plantas, cuando das un portazo, el miedo se rompe y tu vida comienza de nuevo. Ella no terminaba de creérselo, era demasiado bonito para ser verdad.
Un golpe de viento provocó una serenata en algún lugar, millones de hojas ronroneaban juntas y este sonido tan familiar le hizo pensar en los niños, dormidos en sus habitaciones, felices en sus sueños. Su corazón se arrugó un poco. Todas esas noches en las que el llanto era su único consuelo, esas horas angustiada, temblando y en las que por más que lo intentaba no podía reírse porque aquella maldición que la aplastaba no se lo permitía se habían acabado. Lo había logrado.
Miró a sus pies. Junto a la silla descansaba su cabeza en una posición algo forzada. Aún tenía un color normal. Apestaba al alcohol que siempre bebía o más bien hedía, porque el olor era penetrante e insoportable. Lo golpeó suavemente en la mejilla pero no se movió. Esto la tranquilizó un poco. Tantos años recibiendo palos, pidiéndole por favor que no hiciera ruido cuando le pegaba para que no despertara a los niños, tantas noches acongojada porque ese puño de acero la llenaba de moraos y por fin se había podido resarcir. Volvió a mirarlo y escupió hacia el fuego, exorcizando todo ese daño que le había infligido. Se sintió mujer y esa nueva y desconocida voz le explicó que no se daña ni se chilla a quien se quiere. No eres mejor que los demás. Eso solo lo hace alguien malo y ?l era malo, malo, malo y por eso estaba ahí, apagado, acabado, terminado, finiquitado, juzgado y sentenciado.
Recordó lo que había pasado unos minutos atrás, cuando ?l había vuelto, borracho como siempre y se había acercado a ella. Se resistió y cuando fue a golpearla, un vaso que había dejado en el suelo le había hecho perder el equilibrio. Su cabeza golpeó la piedra de la chimenea como una nuez al romperse. Fue en ese instante en el que esa otra mujer que estaba escondida en algún lugar dentro de ella asomó y tomó el control de la situación. Le negó la ayuda y dejó que se muriera, a sus pies, despacio, sin hacer nada por impedirlo. Cuando vio apagarse el brillo de sus ojos se sintió feliz.
Las sirenas sonaban mucho más cerca. Siempre recordaría este día como un día gris que acabó con un precioso sol de vida, uno que borró las penas de su corazón, que borró las arrugas de su cara y limpió las ataduras que la envejecían. Se levantó y se acercó a la puerta. Tenía que abrir para que la policía entrara. Hoy era un nuevo día, el primero de su segunda vida. No se dio cuenta que tarareaba el estribillo de una canción
…. malo, malo, malo eres, porque quieres …
4 respuestas a “Malo eres”
mala me pongo yo solo de leer sobre el tema…
Disfrutando del momento… no está mal. Después de tantos años siendo otro el que disfrutara.Saludos.
A mi este tema me toca muy de cerca, de hecho ya he escrito un post sobre esto en mi blog hace poco, un maltratador, un acosador es culpable siempre, aunque mientan, aunque intenten asustar a sus víctimas queriéndolas incluso hacer pasar por culpables, porque los maltratadores, acosadores y cualquiera de esta gente mala que lamentablemente hay en el planeta, son tan descarados y mentirosos, mienten con una facilidad que asusta para convencer a todos que son finalmente víctimas de sus víctimas, una de las cosas que hacen los maltratadores/acosadores es culpar a sus víctimas aún cuando los agarren con las manos en la masa, para ello podemos ver los noticieros casos de maltratadores/asesinos cuando dicen que mataron a sus víctimas porque se lo merecían porque al final las víctimas resultan ser culpables y quieren hacerlo ver aunque sea obvio que los asesinos/maltratadores/acosadores/ son ellos, pero en sus mentes enfermas y psicópatas creen que con mentiras pueden tapar el solo con un dedo y se olvidan que al final la justicia alcanza a todos. Yo aplaudo a las víctimas de maltratadores/acosadores que son capaces de desenmascararles sin temor a nada y con la verdad siempre por delante. Aunque a veces lamentablemente a pesar de todos los esfuerzos no puedan librarse de ellos y de allí mi post que escribí hace poco, sacado de la vida real y cruel, que a veces hace que las víctimas que luchan y quieran salir de los malvados no puedan lograrlo.Besos Sulaco, como ves este tema me llega mucho, disculpa lo largo de mi comentario.
Yo conozco al cabrón ese y espero que pague lo que ha hecho multiplicado un trillón de veces