Mirando hacia atrás


Harare, Zimbabwe, Jun. 29 (UPI) — A teacher in a Zimbabwe elementary school has been suspended for giving unruly pupils a choice between being caned or suckling her breasts. Apparently, 14 of the teacher’s third-graders chose the latter, the Zimbabwe Herald reported Tuesday.

Esta noticia que descubrí en el blog de Gork@ Limotxo me ha dado que pensar. También un par de posts que he leído en los blogs que sigo habitualmente y que por alguna razón hoy eran muy negativos. Así que hoy distorsiono hacia el lado oscuro.

Lo que viene a decir el artículo en inglés es que la profesora castigaba a los niños dándoles a elegir entre darles varazos o que le chuparan los pezones. Interesante aproximación al castigo físico de la tipa, que por otra parte demuestra estar definitivamente enferma. Se aproxima mucho al tipo de elucubraciones que tenía con mis amigos cuando estábamos ciegos de cerveza, pero me asusta el hecho de que se haya convertido en realidad. Esa tipa es despreciable. Abusar de niños pequeños de esa manera.

Recordar los tiempos del colegio me ha traído a la memoria a Oscar, un compañero de clase de cuando yo estaba en segundo de E.G.B. Lo habían expulsado de la clase de cuarto porque le había tirado una silla a la profesora y lo metieron en la nuestra porque nuestro maestro era el más duro del colegio. Oscar era gitano aunque no creo que eso importara mucho a nuestra edad. Creo que fue el año más divertido de toda la E.G.B. para mi. Nuestro maestro trataba de mantener a Oscar en su nivel de enseñanza y el efecto secundario fue que yo hice cuarto al mismo tiempo que segundo porque era el único en la clase que entendía las explicaciones. Otro efecto colateral fue que me aburrí de solemnidad en tercero. Volviendo a Oscar, era el tipo de persona con la que no tratamos en condiciones normales. Un pequeño aprendiz de delincuente que estaba pasando con nota todas las asignaturas que lo convertirían en malhechor de adulto. Como pasábamos el día juntos nos convertimos en grandes amigos. Oscar y su grupillo de macarras controlaban el patio del colegio. Solíamos jugar en el recreo. Recuerdo que Oscar era bastante inteligente, pero despreciaba la enseñanza. Posiblemente en su casa le enseñaran lo que consideraban útil. Uno de sus amigos, Fariñas, era el macarra mayor del colegio. Lo echaron cuando cumplió los dieciséis años. A esa edad seguía en cuarto. Fariñas murió, no recuerdo como. Oscar también murió. Se cayó desde un quinto o un sexto piso cuando trataba de entrar en la cocina de una casa saltando por el patio. El día que me enteré lloré. Yo sólo tenía buenos recuerdos de Oscar. Supongo que su ambiente lo hizo así.

En nuestro colegio había tres compañeros más que acabaron muy mal. Drogadictos. Uno de ellos era increíblemente inteligente pero una vez cayó en el pozo no pudo salir más. Tratamos de ayudarlo en el instituto pero no sirvió de nada. El otro acabó vendiendo los muebles de su casa para comprar droga y le pegaba palizas a su madre. La última vez que lo vi estaba en un semáforo vendiendo kleenex. No me reconoció pero yo a él si. Compré los kleenex aunque me sentó fatal el pensar el uso que le iba a dar al dinero.

Cuando pienso que yo era un chico como ellos, en el mismo colegio, con los mismos profesores, viviendo en el mismo barrio, me pregunto donde estarán los recovecos del destino que lanza a unos al barro y mantiene secos y limpios a otros.

En nuestro colegio no había malos tratos como en el colegio de Zimbabue, solo habían chicos normales y aún así se torcieron muchas cosas. ¿Cuales serán los daños que habrá hecho esta tipa a esos críos?