Ni dimisión ni asumir errores


En un anuncio que ha tomado a la suciedad mundial por sorpresa, los directores ejecutivo (CEO) y de marketing de la Iglesia de los Católicos han defendido la labor de su empresa y lo injustos que son los medios de comunicación y la sociedad con la misma. En su comparecencia, han hecho hincapié en la labor realizada por su organización durante milenios trabajándose a las Viejas del País a través de su extensa red de sacerdotes que satisfacían en múltiples niveles a esas personas a las que la sociedad ya no quería consolar. Esta labor se hizo siempre sin pedir nada a cambio, o casi nada, ya que no se puede considerar pedir el exigir un porcentaje de lo recaudado en los impuestos ni tampoco el que terceras partes apoquinen guita para el mantenimiento de su extenso patrimonio inmobiliario obtenido por la fuerza y la jeta.

El director ejecutivo explicó que su organización se ha tenido que ir adaptando y el siglo XX (veinte para los disminuidos del conocimiento vernáculo) estuvo lleno de retos.

Con la sociedad de consumo llegó también la necesidad de más atención religiosa y a nosotros nadie nos ha regalado nada. El público está acostumbrado al gratis total y no comprenden que una organización como la nuestra tiene sus gastos. Si a eso añadimos la novedad de la catequesis y el acceso a los niños que sus propios padres nos ponían en la puerta, resulta fácil de entender que si nos ponen en una encrucijada y a un lado tenemos Viejas del País y al otro chiquillas a las que ni siquiera les ha crecido un pelillo en los alrededores de la Pipa y niños de voces angelicales, nuestros empleados prefirieron realizar su labor de evangelización con los niños y no con las viejas. No lamentamos lo que se ha hecho, no revisamos nuestra organización para ver lo que está mal, arreglarlo y así evitar problemas en el futuro y por supuesto, aquí nadie dimite ni se asumen errores que para algo, nuestra empresa pende directamente del mismísimo Dios que inventamos y patentamos hace tantos milenios y del que seguimos y seguiremos cobrando derechos de autor y asegurándonos que su palabra solo es interpretada por nuestros profesionales, hombres que han recibido la formación adecuada en la que se les explicaron conceptos tan extraños y poco afines como los DIEZ MANDAMIENTOS.

En su comparecencia ambos directores se negaron a responder las capciosas preguntas de la prensa en las que se les pedía su opinión sobre la interpretación liberal que los sacerdotes parecen estar haciendo de los siguientes mandamientos:

– NO cometerás actos impuros
– NO consentirás pensamientos ni deseos impuros
– NO dirás falso testimonio ni mentiras

Se limitaron a señalar que la iglesia católica entiende por actos impuros todo lo relacionado con nuestra higiene diaria y recomienda encarecidamente el lavarse las manos antes de comer, una ducha al día y el uso de desodorante si se viaja en transporte público o incluso si vuestro vehículo carece de aire acondicionado. Además, los mandamientos llegaron en dos tablas y aunque no hay ninguna duda sobre la primera, siempre ha rondado la sombra de la sospecha sobre estos mandamientos que estaban en la segunda, la cual se sabe que cayó en las manos de grupos de Código abierto, esa mafia que no deja de clamar sobre los beneficios prácticos de compartir libremente y sin tolerar los derechos de autor. Es más que probable que estos terroristas de la verdad hayan manipulado las tablas y cambiado el mensaje del Altísimo para así provocar el descrédito y la caída de tan preciada empresa.

La iglesia y todos sus empleados, con su milenaria historia de atropellos de todo tipo que han culminado en los abusos sexuales a menores indefensos, se niega a reconocer los hechos y piden el respeto que se merecen al preferir el silencio y pasa al contraataque denunciado a todas y cada una de esas presuntas víctimas ya que obviamente, todas han incumplido el octavo mandamiento, ese que dice que NO DIRÁS FALSO TESTIMONIO NI MENTIRAS.

El CEO de la iglesia fue muy rotundo en sus declaraciones:

En el futuro exigiremos la firma previa de un contrato a los menores y a sus padres y en el mismo estableceremos una declaración de derechos y responsabilidades que nos exima de la misma y en la que quede claramente estipulado que pase lo que pase SIEMPRE será culpa del menor y nuestros sacerdotes no podrán ser llevados a juicio. Y al que no le guste, AIRE y que no venga más tarde a quejarse cuando el vídeo de su boda no queda bonito porque no consiguió un local tan hermoso como cualquiera de nuestras iglesias. Defenderemos con uñas y dientes nuestra marca y nuestro reconocido estándar de calidad.


7 respuestas a “Ni dimisión ni asumir errores”

  1. Cuanta razón tienes a veces. Que ser tan rastrero y miserable podría hacer algo así y encima intentar convencer de que «no ha sido para tanto»…. Malnacidos!. Si ahora mismo yo fuese miembro activo de ese «grupo», con más o menos todas mis neuronas funcionando, me plantearía seriamente si quiero seguir esa filosofía de la justificación (no solo en este tema) o dar cuenta de las manzanas más que podridas que hay dentro. Pero nadie lo hará. Porque son cobardes, cobardes! cobardes!!!!!

  2. Espero que lo de miembro activo no suponga que mañana me bañes con agua bendita e intentes hacerme un exorcismo.

  3. Yo, mientras tenían a la sobrina viviendo con ellos, bueno, vale, todos tenemos nuestras necesidades, pero ya el tema de la pedofilia hizo aumentar mi animadversión por esos buitres que se produjo cuando estaba interno con los capuchinos…
    ¡Me dan un asco muy profundo!
    Y estoy de acuerdo con Virtuditas: COBARDES!
    Salud

  4. como que? no vamos a ir a misa??? boh! Hoy si quieres bañarte, tienes la playa de Riazor enfrente del hotel, pero te doy un consejo que me da la experiencia: ni se te ocurra, esto es el Atlántico amiguito!

  5. La pedofilia es un mal terrible y esta EN TODAS PARTES. Como padres hay que estar con los ojos abiertos cual Naranja Mecanica. Es feo y triste que estas cosas pasen, pero es que pasan EN TODOS LADOS, yo no entiendo a la gente que deja a sus hijos con todo el mundo, es un peligro constante. Un beso