Este documental lo esperaba como agua de febrero y coincidió que lo estrenaron cuando yo me marché a las Maldivas, así que estaba traumatizado pensando que me lo perdería porque no lo ponen mucho en el cine, pero al final, en una visita a la filmoteca en Ámsterdam conseguí verlo, que todos sabemos que todo lo que sucede en los mares y océanos por debajo a mí me interesa muchísimo. Se titula Ocean with David Attenborough y en España lo mandaron directamente a la plataforma digital y tal y tal de cierta multinacional gringa con parque temático en París.

Los julays humanos están laburándose lo de destruir nuestros océanos.

Durante hora y media exploramos los océanos, toditos, para ver diferentes animales mientras David Attenborough, que tiene un siglo, habla de su relación con la naturaleza de toditita su vida y de como en los océanos está la mayor esperanza que tenemos de salvar el planeta.

Esto es un clásico. La belleza de las imágenes, los animales, todo es fabuloso y algunos segmentos son terribles y brutales, como el de la pesca de arrastre, en el que por primera vez pusieron cámaras en el sistema y vemos como DESTRUYE por completo el lugar por el que pasa, es un crimen al planeta y los que trabajan en eso y los que tienen barcos deberían ser ejecutados inmediatamente porque son asesinos y criminales. Esa parte del documental te marca a fuego, pero también hay partes positivas, como pequeñas zonas que se han protegido se han recuperado y los animales después van a zonas no protegidas y como los mares son el principal almacén de CO2 y por eso mismo tendríamos que prestarles muchísima más atención. El documental, cuando acaba, continúa después de los títulos de crédito con algunas entrevistas más, que aunque esto parezca algo que se haga en un rato, han estado años grabando. Esto debería ser obligatorio en los colegios, en todos los cursos y todos los años, los niños lo deberían ver una y otra vez para que se produzca el cambio, que los padres ya los podemos dar por perdidos. Absolutamente fabuloso.

Todos sabemos que los miembros del Clan de los Orcos no van ni muertos a ver un documental al cine, pero eso también se puede decir de los sub-intelectuales con GafaPasta, que en la sala solo éramos cinco personas. No puedo recomendarla más.