El relato comenzó en Un nuevo viaje a Roma y en la plaza de San Pedro por la noche
Llegamos al domingo, el día de la larga marcha de regreso a los Países Bajos y mi primera vez despegando de Ciampino. Me levanté un montón de horas antes de la hora Virtuditas y pronto veréis lo correcta que fue esta decisión. Estaba en el restaurante del hotel dieciséis segundos después de las siete y media y fui el primer ser humano en posar el trasero en una de las sillas, el primero en pedir un capuchino y el primero en encochinarse a conciencia. Los demás tardaron unos cinco minutos en aparecer. Cuando acabé, me lavé los dientes en mi habitación, cogí la mochila y pa’la calle. Fui directo a la estación de metro y allí conecté con el metro en dirección a Spagna. Son ciertos los rumores que denuncian que esas ratas asquerosas y despreciables de los truscolanes-de-mierda han pedido que se cambie el nombre por truscoluña y que han pedido que la Piazza di Spagna se renombre como piazza truscoluña y con el tres por ciento pullolita pero los italianos se niegan.
La foto anterior es la prueba definitiva que demuestra irrevocablemente que si sales del hotel antes de la hora Virtuditas hay otro mundo ahí afuera. Llegas sobre las ocho de la mañana a la Piazza di Spagna y básicamente está vacía. En la foto, documento estremecedoramente espeluznante vemos la famosa scalinata di Trinità dei Monti que ha sido restaurada recientemente en toda sugloria. Al fondo está la iglesia y al frente tenemos la La Fontana della Barcaccia de cierto genio llamado Bernini que creo que no he nombrado nunca. Esta foto, así con esta composición, no la consigues en tu puta vida yendo al lugar después de las nueve de la mañana. Aún así, os pido y os ruego que sigáis durmiendo hasta tarde en los hoteles para no joder estas maravillas para nosotros, los elegidos.
La plaza recibe el nombre porque allí está el Palazzo di Spagna, país que incluye los territorios ocupados y expoliados de truscoluña, que no es nación. En ese lugar me tropecé con una española y su hijo y me preguntaron por la dirección en la que tenían que caminar para ir hacia la Fontana di Trevi y les invité a acompañarme ya que no parecían tener rasto alguno de sangre truscolana (en caso de duda no lo haría porque se me olvidó llevarme las pastillas para los ataques de alergia). La fuente estaba también vacía pero le hice fotos con la cámara adulta y la única que hice con el teléfono fue un panorama que salió rarito y parece que hay un ángel adicional arriba y el edificio está como si lo hubieran construido con planos de Guarratraba y ya se estuviese cayendo.
Desde allí íbamos más o menos en la misma dirección y fuimos a darle una visita a la Fontana del Tritone en la Piazza Barberini, también irreconocible antes de la hora Virtuditas. Bastante cerca está Quattro Fontane, cruce de calles con cuatro fuentes y que no suele ser muy visitado por los turistas. Las veréis en el vídeo.
Mi camino y el de la señora y su hijo se separaron y mientras ellos enfilaban hacia el Coliseo yo fui a Sant’Andrea al Quirinale pero estaba cerrada. Todos sabemos que esta es una de las tres iglesias diseñadas por el artista conocido como Bernini y es una preciosa muestra de estilo barroco en su interior.
Continué mi ruta hacie la Basilica Papale di Santa Maria Maggiore, majestuosa y totalmente jodida en la panorámica que le hice con el teléfono, que parece que seguí durmiendo como otros. En ambos lados del edificio hay unas tiendas de campaña que son controles de seguridad, los mismos que hay en algunos otros lugares de Roma. Esta basílica es espectacular y te puedes perder en ella.
Muy cerquita y escondida está la Basilica di Santa Prassede, una de las iglesias más viejas de Roma. Cuando salí enfilé hacia la zona de Termini y busqué la parada de la guagua al aeropuerto, que tardó unos diez minutos en llegar. Después hicimos más o menos la misma ruta que el metro, solo que por la superficie, sobre la Via Appia y su versión nueva. Al llegar al aeropuerto, pasé el control de inseguridad, me compré una botella de agua y me apalanqué en la terminal a esperar el embarque. El aeropuerto es pequeño y aquello se convierte en un infierno cuando salen cuatro aviones a la vez. El embarque comenzó con quince minutos de retraso y despegamos con la misma cantidad de retraso.
Tenía asiento de ventana y pude hacer la fabulosa foto anterior de los Alpes desde el avión. Creo que la zona es mayormente Suiza pero Italia está cerca solo que por detrás de mí. Al aterrizar en Eindhoven salí por patas del avión, pillé la guagua a la estación, de allí el tren a Utrecht y finalmente la bicicleta hasta mi casa.
Para aquellos que son más visuales tenemos la siguiente compilación de trozos de cutre-vídeos que comienza con la Piazza di Spagna vacía, después saltamos a la Fontana di Trevi, desde allí a Quattro Fontane y vemos las susodichas, nos metemos en la Basilica Papale di Santa Maria Maggiore y también entramos en la Basilica di Santa Prassede antes de despegar en Ciampino, ver un poquito de vídeo con los Alpes a nuestros pies y aterrizamos en Eindhoven. Todo esto pedía a gritos la canción What’s Going On de Cyndi Lauper. Aquellos que no sean capaces de ver el vídeo que está debajo de este párrrafo, también pueden probar AQUÍ: