Si nos paramos a mirar las cervezas que han ido apareciendo por aquí, el grupo que domina es el de las cervezas de trigo, casi siempre alemanas o de los alrededores. Cuando estuve en Viena tomé la Stiegl-Weisse, de un intenso color ámbar y con un montón de espuma. Tiene un porcentaje de alcohol del 5,10% y en su sabor se notaban toques afrutados, como de plátano y naranja. Baja con facilidad y si te gustan las cervezas de trigo, esta es una que se puede disfrutar fácilmente. Para ser una cerveza de trigo era particularmente dulce. En cualquier caso, una que merece la pena volver a tomar.
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La casa Phung Hung
Hoy vemos la fachada de uno de los edificios más populares al visitar Hoi An y que está considerado patrimonio cultural de la ciudad. Esta keli se construyó cerca del final del siglo XVIII (equis-uve-palito-palito-palito). Está construida fundamentalmente en madera, tiene dos plantas y el estilo cambia un montón siendo japonés en la planta baja y chino en la planta alta. La casa tiene ochenta columnas de madera. En la parte delantera de la casa, en la planta baja, ahora hacen cursillos de movidas locales para los turistas y por supuesto, la casa se puede visitar y merece la pena hacerlo.
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Ocho manzanas
Después de años intentándolo, los dos manzaneros que tengo en mi jardín por fin se decidieron a producir manzanas, que mira que me han hecho esperar. La floración y polinización sucedió justo cuando me fui a Asia y me la perdí y no pude controlar el proceso pero al volver y tras observar las plantas cuidadosamente, tenía como unas veinte candidatas a manzanas. En el camino se quedaron algunas, que por razones desconocidas murieron, otras no crecieron más allá del tamaño de una nuez y nueve manzanas se desarrollaron sin problemas. A una de ellas la coseché cuando fui a Gran Canaria en agosto y se la llevé a mi madre y las otras ocho quedaron creciendo sin disgustos en los dos manzaneros. Gracias a la ingente cantidad de moras que tengo en el jardín y a un par de manzaneros que los pájaros pueden acceder fácilmente en el barrio, mis manzanas lograron completar el ciclo sin sufrir ataques de los pájaros, algo que no sucedió el año pasado en el que un solo día se cargaron todas las manzanas que tenía. Por supuesto, estamos hablando del tipo Granny Smith, manzanas verdes, ya que particularmente nunca he sido un gran fan de las doradas o las rojas.
Como una conocida me confirmó que después de recoger la cosecha, ellas continuaban madurando, las puse a salvo y comenzó la segunda fase, aquella en la que envié un mensaje a todos mis conocidos holandeses pidiendo recetas de tarta de manzana holandesas. Hubo muchas respuestas decepcionantes pero al menos una de ellas traía un enlace a una tarta de manzana diferente y que se veía atractiva. La receta surgió del cabezón de una chama que participó en un concurso de tartas de manzana y lo ganó con algo completamente diferente al resto. Preparé mi lista de la compra y decidí que esta era una actividad perfecta para el sábado por la tarde. Ese día, me puse manos a la obra, seguí todos los pasos al milímetro y únicamente cambié que en la original usaban las manzanas doradas, pero no creo que el cambio haya tenido consecuencias dramáticas. La tarta se tenía que dejar enfriando una vez horneada y después en la nevera para que cogiera consistencia con lo que no fue hasta el domingo al mediodía cuando la corté para probarla:
Le corté un par de porciones para mis vecinos y se las llevé para que tuvieran algo decente con lo que merendar y al día siguiente me llevé a la oficina cuatro porciones más para regalar entre aquellos que me caen bien.
Todo el mundo coincide en que esta es una de esas recetas que destacan, una maravilla. Recuerda más a una tarta convencional que a las de manzana holandesas, normalmente muy secas y que cuando llegan al estómago absorben hasta la sangre que circula por tus venas. Tiene un intenso sabor a vainilla mezclado con manzana. Como no me han sobrado manzanas, habrá que esperar al año que viene para volver a cocinarla (a menos que compre manzanas y la vuelva a preparar) pero tengo claro que esta receta está en el libro de recetas secreto de la familia y no pienso ponerla por aquí porque todos sabemos como se las gastan algunas.
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Hoa Nhap
Hoi An tiene el mayor despliegue arquitectónico con mucha diferencia de todos los lugares de Asia que he visitado. Hay un montón de estilos y todos los que han pasado por allí han dejado su huella. Entre los diferentes estilos de edificios tenemos algunos como este de dos pisos hecho con ladrillos y que fueron construidos a finales del siglo XIX (equis-palito-equis), muchos de ellos en la época de colonización francesa. Hoy vemos un ejemplo de estas casas que tienen tres zonas diferenciadas, con un primer edificio en la fachada, otro al fondo del solar y en la zona central un pequeño jardín usualmente con un estanque o fuente de algún tipo. El edificio de la imagen pertenece a una organización que contrata a personas con deficiencias o minusválidas y les enseña un oficio para que hagan cosas que venden en este mismo edificio, que es taller y tienda. Se podía entrar a verlos trabajando, todos eran muy agradables y siempre tenían una enorme sonrisa y también tenían un café en el que te trataban muy bien. El nombre de la organización en inglés es Reaching Out. También se puede ver que en Vietnam siguen el principio español de la confianza infinitamente mínima en los vecinos y aquello parece una cárcel de alta seguridad con tanto barrote en las ventanas.