El año pasado aproveché cuando se marchó Virtuditas de vacaciones para colar la receta del Pesto de albahaca que hago con frecuencia, sobre todo porque mi planta de albahaca no para de producir hojas y cada dos o tres semanas le hago una podad que no veas y preparo pesto, tanto para comer con pasta como para mojar con pan. El otro pesto al que me he acostumbrado es el rojo, uno para el que no necesito tener ninguna planta en casa aunque su sabor depende mucho de los tomates secos que consiga y que en Holanda, si son locales, son malos.
Para hacer este pesto lo único que se necesita es una picadora y cinco minutos de tu vida. Como no es muy líquido, si lo quieres usar como salsa que acompañe a alguna pasta lo mejor es añadirle media taza del agua que se use para cocinar la pasta y así crear la salsa al pesto rojo.
Los ingredientes: 60 gramos de tomates secados al sol, 2 dientes de ajo, 1/3 de taza de aceite de oliva virgen, 1 cucharadita de tomillo fresco, un poquito (pero muy poco) de sal, una pizca de pimienta de cayena molida gruesa o coges una ya seca y la pasas por el almirez y de ahí pillas el pizco y por último 1/4 de taza de piñones.
La implementación: Esto no tiene ciencia alguna, se ponen en la picadora los tomates secados al sol, el ajo, la pmienta de cayena molida gruesa, el aceite de oliva, el tomillo y la sal y lo picamos hasta que tenemos una masa en la que se ve que están todos los ingredientes mezclados. Se añaden los piñones y le damos a la picadora un par de toques más y ya está.
Lo dicho, que teniendo una picadora y los ingredientes, esto lo puede hacer cualquiera. El pesto aguanta bien una semana en la nevera en un recipiente cerrado, si es que consigues no comértelo todo en un par de días como me pasa a mí.