Ayer veíamos de lejos una de las sorpresas del paseo en barca por el río Ngo Dong y hoy estamos justo en el lugar en el que comienza la caverna por la que el río pasa por debajo de una de las construcciones cársticas. Esta era la mayor de las tres que vimos, con unos ciento cincuenta metros, diez arriba o veinte abajo. El lugar tiene bastante tráfico de barcas, como se puede ver y por lo que recuerdo, aunque no había cienes y cienes, sí que se podía ver algún murciélago. Prestando muchísima atención se puede ver que la primera barca de la izquierda la lleva un hombre con un paraguas verde y que rema con las patas, estando despatarrado en su barca. En otra foto veremos a un fotógrafo que trabajaba con su barquita y usaba sus extremidades inferiores de la misma manera.
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400 días seguidos con Duolingo
Hay que ver las circunstancias de la vida lo tremendas que son. Hace poquito más de una luna que celebraba 365 días sin fallar en el duolingo y ya he superado un nuevo hito, los CUATROCIENTOS días y como se puede ver en el gráfico, continúo a velocidad crucero, sin prisa pero también sin pausa, haciendo todos los días religiosamente un montón de ejercicios, practicando el italiano en mi segundo árbol en esa lengua que estoy a puntito de terminar. Sigo sin saber por donde tiraré cuando acabe el italiano desde el español, igual me lanzo hacia el portugués desde el inglés o al inglés desde el español o quien sabe, al turco desde el inglés.
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Llegando a una de las cuevas en el río Ngo Dong
Otra de las sorpresas en el recorrido en barca por el río Ngo Dong son las cavernas. El río se esconde tres veces bajo las rocas y las barquitas pasan por esas cuevas muy bajas. En la foto vemos las barquitas llegando a una de ellas, creo que la más larga de las tres. Si algún día regreso a Hanói, esta es una excursión que pienso volver a hacer.
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Apatrullando Estambul
Por todos lados en Estambul, pero más particularmente por las barriadas populares, siempre hay gente apatrullando la ciudad. Están a la ca
sza y captura de cosillas, como pueden ser papeles, recipientes de plástico, latas, cristales, ropa, cada uno parece especializado en algo distinto y se mueven con unas enormes zacas con ruedas como las que se ven en la foto. El problema es hacerles foto, ya que alguno son agresivos y por eso, esta la hice desde la planta alta de un bar en el medio de la nada. Un día antes había visto a dos mujeres que parecían gitanas, una joven y otra muerta, enterrada y resucitada como zombie. La joven arrastraba un trasto de esto que debía pesar una burrada y la otra se te echaba encima y te pedía dinero, daba instrucciones a la chica joven y mendigaba y le recriminaba su trabajo o la eficiencia con la que lo ejecutaba. Era como una jefilla de esas tocapelotas que te dan la vara a tutiplén. La gente las veía acercarse y se cambiaba de acera para evitar la confrontación con la viejilla, que nunca conseguía dinero de nadie pero que no cejaba en su intento y de gratis te ponía en las cercanías de piojos y vete tú a saber que más llevaba.Los de la foto iban por la calle, caminando en el carril de dirección contraria, bloqueándolo y sin que les importara lo más mínimo. En fin, cosas de otros mundos que definitivamente no son como el nuestro. En los Países Bajos, no creo que puedan recorrer más de doscientos metros sin que llegue la policía y les empiece a poner multa tras multa por todas las violaciones de la ley que seguramente cometen sin saberlo.