Distorsiones

Con mi ritmo endiablado, resulta rarísimo que una película se me escape pero puede suceder y sucede y la prueba está en que la primera parte de la película que voy a comentar hoy no la vi. Llegó a los cines holandeses justo antes de navidades, momento en el que yo viajo a Gran Canaria y para cuando regresé, había tantos estrenos que pasó desapercibida ya que cuando la podía ir a ver, solo conseguía pases en su versión doblada al neerlandés y yo la quería ver en inglés. Con la continuación no he tenido problemas y el otro día fui a ver Hotel Transylvania 2, que en España se estrena dentro de un par de semanas con el título de Hotel Transilvania 2, que para aquellos más observadores, difiere del original en una letra.

Una pareja de julays dejan a su hijo con el abuelo unos días y se monta un pitote del copón

Dracula se empeña en sacar el monstruo que lleva su nieto dentro y para conseguirlo se juntará con sus amigotes y harán un viaje en el que todo saldrá mal, mientras los padres del niño se plantean el emigrar a California.

No habiendo visto la primera parte, uno puede pensar que tardaría en captar los conceptos pero no es así. Esto es cine de animación y los guionistas siempre asumen que los cerebros de los espectadores son de poca memoria y nos recuerdan las cosillas más importantes, como que el padre del niño es un julay normal, la madre es vampira y el hijo no se sabe si les ha salido acarajotado o incluso peor, truscolán. El abuelo, el famoso Drácula, que ahora tiene un hotel con sus monstruos para flipar a los humanos, se deshace de su hija y yerno para intentar que el niño se defina como monstruo e impedir así que su hija y su nieto se marchen a vivir a los Estados Unidos. la historia es muy dinámica y está muy bien contada. Tiene un caudal imparable de momentos para troncharte de risa y básicamente no hay moraleja, aunque sí que sugieren veladamente que truscoluña no es nación, algo que ofenderá solo a cuatro gatos que todos sabemos quienes son. La película me sorprendió porque me esperaba algo más aburrido o no conectar y resultó que me estuve riendo sin parar todo el tiempo y hasta me quedé a ver los títulos de crédito por si salía alguna bobería más. Es muy dinámica y en ningún momento vi que los chiquillos que llenaban la sala empezaran a botar en sus asientos o a dar viajes al baño. Todos estaban igual de fascinados y entretenidos que yo.

Definitivamente, algo que cualquier miembro del Clan de los Orcos que ya ha preñado a su hembra debería ir a ver con su Kevin de Jesús y yo hasta me arriesgaría a decir que los sub-intelectuales de GafaPasta con niños también pueden comenzar a educarlos en el universo cinematográfico con una película como esta.

Durante décadas, a James Dean se le ha adorado y lo tienen encaramado al pedestal aunque el colega como actor solo hizo tres películas. Tiene su familla de rebelde y todo eso y hasta el julay más acarajotado conoce su nombre y su profesión pero en realidad, no tenemos ni puta idea de por qué está ahí. En la película Life tratan de contar algo de esa historia. A parte de en festivales, no tengo ni idea de si se llegará a estrenar en España.

Un julay fuma como un carretero y chimpún

Aquí vemos la historia de un fotógrafo que está comenzando y quiere ser super molón y que cree que un actor que empieza en Hollywood llamado James Dean igual es su billete a la fama. Se juntará con el pavo y viajará con él a la granja que tiene su familia en el medio de la nada y vivirá allí unos días y hará las fotos que mantendrán el fuego de la leyenda del actor vivo. Entre medias, el fotógrafo también tendrá que lidiar con problemillas con su ex y el hijo que tuvieron juntos.

La idea resulta interesante pero a la hora de llevarla a la pantalla, el director no supo conseguir que cuaje. Igual parte del problema está en Dane DeHaan, el actor que interpreta a James Dean y que termina haciendo un papel que en muchos minutos me convence que el famoso actor era subnormal profundo. Lo de tener un puto cigarrillo continuamente encendido también molesta y distrae y no aporta nada a la interpretación, únicamente humo en la pantalla. Lo hace mucho mejor Robert Pattinson como el fotógrafo que empieza y que duda sobre su capacidad para conseguir destacar en un mundillo muy competitivo. La relación entre estos dos hombres oscila entre la pura camaradería y las mentiras y desplantes del actor, que cuando no está mongoleando, se le escapa una mala baba que no veas. La película se agota en algunas escenas que duran demasiado y en otras que directamente parecen no terminar jamás. Todo lo del viaje a Indiana se podría haber contado en un tercio del tiempo que emplearon y no se perdería nada. En la historia el presidente de la Warner termina siendo el malo de la película sin que venga a cuento y en los ratos en los que aparece, está siempre fuera de lugar.

Esto es cine para la filmoteca así que un miembro del Clan de los Orcos que por error es expuesto a la película puede sufrir daños cerebrales permanentes. Por desgracia no está al nivel esperado por los sub-intelectuales de GafaPasta.

En este mundo de frecuentes iteraciones en el que nos ha tocado vivir, cada dos por tres vemos una historia que ya conocíamos pero contada desde otro punto de vista, de otra manera o centrándonos en el origen, palabra mágica que permite a los guionistas meter en la batidora elementos conocidos por todos y sacar un zumo de algo. Eso fue lo que ha pasado con Pan, película que también se estrena en España esta semana con el título de Pan (Viaje a nunca jamás).

Un julay emigra a Mordor y se lo encuentra petado de chusma truscolana

Un niño super-especial y tal y tal es atrapado por un barco que vuela y lo llevan a un lugar en otro universo sin truscoluña y en el que lo ponen a currar en una mina. Allí descubre que puede volar, que es el Elegido y se le antoja ver a su madre. Junto con un pavo que se llama Hook escapa y vivirá una aventura para encontrar a su madre o algo así.

La idea en principio es interesante, descubrir lo que hacía Peter Pan antes de meterse a marrullero. El problema es que pronto se les va de las manos y se obsesionaron con el TresDé y esto acabó por descarrilar el tren. Tienen demasiadas escenas que están hechas para impresionar a los espectadores con gafas y que no aportan nada y cuando están tratando de desarrollar la historia, se atascan. En el papel de un pirata que anda por allí está Hugh Jackman sobreactuando a destajo. Su papel, su personaje y su caracterización me parecieron molestos. Distrae demasiado y no aporta nada. Mucho mejor lo hace Garrett Hedlund como Hook, personaje que siempre habíamos visto como el malo-malísimo y que resulta que es una bellísima persona que lo que quiere es chingarse a una pava y mantener la pierna encima de ella para que no levante cabeza. Del niño hay poco que decir, no destaca por su gran carisma. La película transcurre sin grandes sorpresas y para cuando llega al final, te vas del cine sin la sensación de haber visto algo grandioso. El director es Joe Wright y se nota que no sabe manejar escenas de acción porque es en esos momentos cuando la película flaquea, las corta demasiado rápido y sin terminar de extenderlas. Un buen ejemplo es la batalla final, que se va al garete después de un montón de efectos especiales sin que haya prácticamente tiempo a crear una cierta tensión entre los espectadores. En fin, que no va a ser un clásico que recordaremos dentro de cien años.

Creo que hablan demasiado y mariconean en exceso con lo que no será del gusto de los miembros del Clan de los Orcos y tampoco alcanza los niveles exigidos por los sub-intelectuales de GafaPasta. Se puede esperar a que la pongan en una tarde de domingo invernal y verla mientras se combina con una buena siesta.