Separada de la Basilica di San Lorenzo con su propia entrada, que por supuesto se paga aparte, tenemos las Cappelle medicee o las capillas de los Medici y dentro de ese conjunto espectacular, está la Cappella dei Principi. La cúpula que miramos desde el suelo tiene cincuenta y nueve metros de alto y desde la distancia es lo que más destaca de la Basilica di San Lorenzo. Los Medici no se andaban con chiquitas y la capilla se diseñó para ser lo más de lo más. Está petada de mármol y piedras semi-preciosas, tiene seis sarcófagos vacíos que se supone que eran para los miembros de la familia. Entre los planes de los Medici estaba el robar o comprar el Santo Sepulcro y plantarlo en el medio, equiparando a su saga con el mismísimo hijo de cierta mujer casada y adúltera. Aunque vemos una foto de la cúpula, en el lugar hay unas estatuas hechas por Michelangelo que te dejan mudo y con ganas de llorar de lo bellas que son. Por suerte yo visité el lugar el primer domingo de mes y ese día la entrada es gratuita.
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Rabo Scanner
Mi banco tiene el sistema más seguro para evitar que te la metan doblada. En lugar de esas cartulinas con ristras de números que tienes que mirar cuando quieres hacer una operación o cualquier otro tipo de complejo sistema, mi banco tiene el Rabo Scanner, una máquina sofisticada para controlar que eres quien dices ser basándose en tu miembro. Por supuesto, si eres una pava con hachazo, tendrás que usar tu dispositivo de auto-satisfacción favorito y desgraciadamente, la versión actual no permite el uso de ningún tipo de vegetal. El sistema es muy sencillo. Cuando quieres hacer una transacción, introduces tu tarjeta en la parte superior, tecleas tu pin, escaneas tu miembro con la cámara que está en la parte posterior y el sistema te identificará y responderá con un nuevo código de ocho dígitos que usarás para firmar la transacción. El genio que lo inventó sabía que lo más preciado que tenemos todos y lo que más cuidamos es nuestro rabo, así que era lógico que lo eligieran para ese sistema.
Las cajeras del hiper que hay cerca de la casa de mi madre siempre me han mirado con lascivia y envidia porque de todos los clientes que pasan por allí, yo soy el único que tiene una Rabo Card.
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La fachada espartana de la Basilica di San Lorenzo
La Basilica di San Lorenzo es una de las iglesias más grandes de Florencia y gana el premio de largo a la que tiene la fachada más horrenda, algo que sucede cuando la diseñan pero no la llegan a construir. De hecho, su fachada se supone que fue diseñada por Michelangelo y hasta hoy día hay discusiones sobre si deberían hacerla siguiendo el diseño que sí que hizo y es conocido. Esta era la iglesia de los Medici y en su interior hay varios enterrados. La basílica está en el lugar en el que había una iglesia desde finales del siglo IV (palito-uve). Esta iglesia incluso fue la catedral de la ciudad durante tres siglos. Para verla hay que apoquinar dinero.
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Ni de coña
Cualquiera que haya seguido mis andanzas a lo largo de los años sabe que tengo una alergia extrema a ciertos medios sociales y que procuro enmascarar mi mundo lo más posible. Mi amigo el Rubio comparte mis miedos y esfuerzos en el asunto salvo en un punto determinado. Cuando comenzaron a aparecer las tarjetas y las movidas con NFC o Near field communication, algo que la wikipedia traduce al español como comunicación de campo cercano, yo vi una tecnología que nos desnuda y nos expone aún más y a él le parece algo maravilloso y poco menos que creado para facilitarnos la vida. A él, eso de acercar la tarjeta a una máquina y no tener que insertarla ni escribir nada le es cómodo. A mi, es una manera de que pongan una máquina en los alrededores para capturar, clonar y robar y no tengo necesidad alguna de esa tecnología. Cuando nuestro banco, el legendario banco de los RABOS anunció hace cosa de un mes que se podía pedir que te cambien la tarjeta por una de esas con tecnología NFC, en los primeros cinco minutos el Rubio ya había solicitado la suya. Yo espero que la mía aguante hasta el mes en que caduca, que es en octubre del año 2018 y que con suerte, a la hora de darme una nueva, me permitan permanecer fuera de esa tecnología, la cual también está presente en la tarjeta de transporte holandesa, la patética OV-Kaart que ha sido jackeada en multitud de ocasiones y que cada rato hay un programa en la tele o un artículo en el periódico explicando como robar los datos de la gente en una estación es cosa de mongólicos y que todas las herramientas se compran por Internet sin esfuerzo.
Al recibir el carné de identidad holandés, aquí pomposamente llamado Identiteitskaart que suena más grandioso, me lo dieron con la puta tecnología NFC, igual que el pasaporte. En seguida me entró mal rollo porque eso quiere decir que un desalmado con la herramienta adecuada puede obtener todos los datos personales que hay en ese documento sin tocarme y sin necesidad de verlo. El gobierno holandés parece que se está dando cuenta del problema y ahora, el nuevo pasaporte, viene con una especie de protección que te permite aislarlo al completo cuando lo llevas contigo para que no te pillen los datos, con lo que implícitamente están reconociendo el problema. Al Rubio se la trae al fresco, pero yo ya he visto demasiadas películas de julays a los que les roban los datos y les joden la existencia como para tomarme la amenaza en serio. Después de buscar y rebuscar un montón, encontré una tienda en Holanda en la que podía comprar un pequeño sobre para las tarjetas de crédito (o el carné de identidad) que prometían que bloqueaba el acceso a la parte NFC de los mismos. Me pegué unas cuantas horas rastreando mi tienda china de gangas favoritas hasta que encontré un producto similar y a mucho menor precio. Después de comprarlo, un par de semanas más tarde me llegaron por correo diez sobres para bloquear:
Ahora, mi carné de identidad va seguro en su condón aislante. Lo he probado en las máquinas para hacer la validación de los trenes, las cuales reconocen el carné de identidad y siempre te pitan y ponen un mensaje diciendo que es una tarjeta equivocada y ahora no saben que lo llevo en la cartera, para esas máquinas mi tarjeta ha dejado de existir. Por suerte, mi cutre-teléfono no tiene esa tecnología y de estar equipado con la misma, ya la habría desactivado.
Por si alguno cree que voy feliz como una lombriz por el mundo pagando con mi tarjeta de crédito, en ese caso uso un sistema bastante exótico de seguridad. Tengo una tarjeta de crédito de prepago, con lo que en el hipotético caso de que me la clonen, el disgusto de los que lo hagan será épico ya que la cargo con la cantidad que necesito usar y un pelín más. Con esa tarjeta he ido por toda Asia sin problemas y jamás he tenido un incidente. Entre los amigos que no pueden decir lo mismo está el Rubio, al que el año pasado se la clonaron en Francia cuando estaba de vacaciones y conozco a otros que han tenido problemas en otros lugares del universo conocido.
Soy un paranoico. Lo sé.