El tiempo a veces vuela. En cuarenta y una centésimas de segundo que es lo que ha transcurrido desde la foto anterior al águila marina le da tiempo de arquear las alas, mirar hacia abajo para asegurarse la captura y abrir las garras para que no se le escape. En ese mismo tiempo el mar desplazó y balanceó el barco lo suficiente para que yo perdiera el encuadre y consiguiera capturar solo una pequeña parte de la acción. Aún así, lo que podemos ver de la imagen es impactante. El sistema de autofoco de la cámara optó por mantener sus parámetros para el último objeto conocido, una opción que se puede seleccionar en mi equipo y que hizo que no perdiera el enfocado. El tiempo de disparo entre fotos es ahora algo mayor porque el buffer está lleno y la memoria Compact Flash no es lo suficientemente rápida. Algo que aprendí en este viaje es que si quieres hacer este tipo de fotografía, gástate los cuartos en la mejor memoria, la más rápida que exista en el universo para exprimir el jugo de tu cámara al máximo. Como la cámara congeló los datos de la imagen anterior, la velocidad de disparo sigue siendo de 0,000625 segundos y ya veréis que mañana, cuando capture el pescado, la velocidad caerá en picado mientras la cámara vuelve a enfocar.
Date and Time: 2009:10:20 14:29:34.61
Exposición: 1/1600 sec
Apertura: f/6.3
Distancia focal: 400 mm (reales 640mm)
ISO: 320
Compensación: -1/3 EV
La siguiente imagen de esta serie está en 10 ? El águila captura el pescado