Distorsiones

  • Inicio
    • Contactar
    • Acerca de
  • Lo imprescindible
    • Visitar Holanda
    • Índice de álbumes de fotos
    • Índice de viajes
    • Recetas de cocina
    • Hembrario
    • El club de las 500
    • Álbum de fotos de bicicletas
    • Álbum de fotos de cervezas
  • Destacados
    • La Arbonaida
    • Comida en fotos
    • Mi herencia
    • uno+cero
    • Visitar Holanda
    • Mis ratos en la cocina
  • Águila marina de cola blanca

    19 de noviembre de 2009
    Águila marina de cola blanca

    Águila marina de cola blanca, originally uploaded by sulaco_rm.

    Creedme si os digo que soy yo el que se siente más culpable con el retraso que acumulo para procesar mis fotos. Son más de quince mil imágenes que tengo que revisar y entre ellas seguro que hay algunas maravillas de Malasia, Pisa, Florencia, Copenhague, Luxemburgo, Praga o Polonia, por no mencionar el Martín pescador, el búho chico, halcones, grulla común, setas y otras aves. En las dos últimas semanas me he dedicado básicamente a reducir la cantidad original de fotos de Polonia y ya he borrado unas mil. De entre las restantes estoy seleccionando algunas para ir poniéndolas en la bitácora. Por culpa de los miserables que no respetan la autoría de las imágenes y las copian con descaro el tamaño está limitado a los 500 pixels habituales y la calidad se resiente un montón pero es lo que hay, ya me he cansado de ver imágenes robadas de esta bitácora en otros lugares.

    Comenzamos este carrusel de águilas con esta estampa de un pigargo europeo a punto de capturar un pescado en el agua. Es casi un milagro que la foto esté enfocada ya que la velocidad no era muy alta y las otras imágenes de la misma serie no salieron bien. También he optado por poner algo de información más técnica de la imagen.

    Exposición: 0.001 sec (1/800)
    Apertura: f/7.1
    Distancia focal: 400 mm (reales 640mm)
    ISO: 250
    Compensación: -1/3 EV

  • Quinto día. El largo retorno a casa y las grullas

    18 de noviembre de 2009

    El relato comenzó en Los preparativos y el comienzo del viaje a Polonia

    El jueves ya habíamos hecho parte de nuestro equipaje para no tener que agobiarnos el viernes. Me levanté un poco antes y como en días anteriores, fui el primer no polaco en usar el baño. Después, mientras el Moreno sacaba partido de las instalaciones sanitarias yo me dediqué a terminar de empaquetar mis cosas y también de preparar la mochila para Alemania. Aunque no compré nada en Polonia, las dos mochilas parecían más cargadas que en el viaje de ida y me costó mucho más cerrarlas. Bajamos a desayunar y sonreí al ver el cielo encapotado y con pinta de traer lluvias. Sobre todo me reí porque el pescador nos había dicho la noche anterior que iba a estar soleado y radiante. Está claro que el hombre no tiene ni puta idea de predicción meteorológica. Visto que no teníamos Internet disponible en el lugar yo le mandé un mensaje a un colega para que me mandara SMS con la previsión del tiempo para Berlín y Stralsund. Al no recibir ninguno le dejé un mensaje en su buzón de voz echándole una maldición gitana y llamé a mi amigo el Rubio y le encargué el suministrar mensajes a partir de las nueve de la mañana cada sesenta minutos con la previsión meteorológica de esos dos lugares. ?l se adelantó y me mandó uno por la noche diciendo que llovería por la mañana y mejoraría a partir de las tres de la tarde.

    El desayuno fue tan abundante como en días anteriores. Después del mismo pagamos a la dueña de la pensión y comenzamos a cargar los vehículos. Uno se iría directamente para el sur de los Países Bajos y los otros tres iríamos hacia Stralsund. El plan original era salir a las ocho y media pero el fotógrafo que organizó la semana se enrolla como una persiana y entre pitos y flautas nos dieron las nueve y media. Finalmente nos fuimos poniendo en ruta. Cada coche decidió seguir su propio camino y vernos en el lugar. Nos echamos a la carretera y pudimos ver de día la ruta que hicimos de noche, entre bosques y casas a punto de desahucio. Ya en la autopista alucinamos con la zona en la que había que reducir la velocidad por los pasos de peatones e incluso vimos gente que cruzaba. Imagino que la cantidad de muertos de aquel lugar debe ser considerable ya que no me creo que un tipo que vaya despistado discutiendo por teléfono con su loba se de cuenta siquiera de lo que se le viene por delante y tenga tiempo a reaccionar.

    Justo al llegar a la frontera con Alemania el GPS del coche volvió a la vida y comenzó a darnos indicaciones para llegar a nuestro destino. En este primer segmento íbamos a recorrer alrededor de doscientos setenta kilómetros. Lo hicimos sin paradas y mientras el Moreno y el conductor hablaban yo escuchaba música en mi iPhone y alucinaba con las postales increíbles que se veían de la campiña alemana en otoño, con laderas cubiertas de hierba en las que podías ver un ciervo pastando o un ratonero común (buzardo ratonero) controlando su territorio desde un poste. El centro de Europa nunca dejará de sorprenderme con esas imágenes tan impactantes.

    Habíamos quedado en un mirador de aves pero antes de llegar nos juntamos con otro de los coches y los seguimos. En el destino nos esperaba el tercer vehículo. En teoría el lugar estaba llenísimo de grullas comunes pero al parecer por culpa de las lluvias de la semana anterior se habían marchado. Según nos contó un hombre, siete días antes allí mismo se podía ver a más de cuarenta mil grullas comiendo, gritándose, acicalándose y volando. Aquel día no había ni cincuenta y estaban muy lejos. Nos fuimos a otro mirador, uno que está dentro de una antigua nave acondicionada y allí pudimos ver un par de cientos de grullas aunque estaban algo lejos. Me sorprendió que los habitantes de la zona se han dado cuenta que el turismo de naturaleza puede dejar un montón de dinero y han acondicionado miradores, puntos de información y demás para que la gente que viene pueda disfrutar de la experiencia. La iniciativa ha tenido éxito y el turismo es en la actualidad uno de los motores económicos del lugar. El mirador tenía sillas y unas ventanas enormes en las que podías poner sin problemas tu cámara. Inicialmente íbamos a pasar una hora pero terminamos quedándonos casi dos horas y media y aprovechamos para almorzar comprando comida en una pequeña cantina que tenían en aquel sitio. Al marcharnos fuimos con el coche por una carretera pequeña que pasaba cerca de las grullas y así las pudimos fotografiar mejor. El coche estaba en la reserva del tanque de gasolina y durante la siguiente media hora cruzamos los dedos para que no nos dejara tirados porque en la ruta de regreso a los Países Bajos no veíamos ninguna gasolinera.

    Nuestro siguiente destino era la casa del Moreno y la distancia era de algo más de setecientos kilómetros. La primera hora la hicimos fuera de autopista y después ya pudimos coger algo de velocidad. Sobre las cinco y media de la tarde estábamos pensando en parar para cenar pero decidimos dejarlo hasta después de pasar Bremen. En ese momento estábamos por Hamburgo y sabíamos que ese era el tramo en el que estaban haciendo obras en la autopista, la cual tiene el número 1. Los tramos de obras nos retrasaron un poco y justo al cruzar Bremen la circulación se detuvo por completo. Estuvimos hora y media para hacer unos diez kilómetros. Una debacle absoluta. Eran más de las siete de la tarde cuando por fin entramos en uno de los restaurantes de la carretera y cenamos. Todavía nos quedaban casi trescientos kilómetros por delante. Después de comer nos pusimos de nuevo en ruta con el firme propósito de no volver a detenernos hasta nuestro destino. Fueron pasando las horas y el cansancio se fue acumulando. Llegamos a casa del Moreno sobre las once de la noche y a mi casa alrededor de las once y media. Fue un palizón de viaje, con más horas de coche de las que quiero recordar y aunque el desvío para ver las grullas estuvo bien, yo podría haber vivido sin haber pasado por aquel lugar y haberme ahorrado las tres horas adicionales.

    Nuestra pequeña aventura comenzó el domingo por la mañana y acabó el viernes casi a la medianoche, un viaje que recordaremos durante mucho tiempo y del que todavía seguimos hablando casi a diario ya que está lleno de pequeñas anécdotas. En esos días he aprendido un montón sobre fotografía y he cogido mucha más soltura con mi cámara. Ahora conozco muy bien cuales son sus límites y lo que puedo esperar de ella.

  • Fábrica de cerveza Heineken en el club de las 500

    18 de noviembre de 2009
    Fábrica de cerveza Heineken

    Fábrica de cerveza Heineken, originally uploaded by sulaco_rm.

    La cerveza Heineken es conocida en todo el mundo y por descontado, todos saben que se fabrica en los Países Bajos. En el corazón de Amsterdam, cerca del Rijksmuseum y el Museo de Van Gogh tienen una fábrica que reconvirtieron en museo, muy al estilo de la que hay en Dublín. Hace poco la han remodelado y mejorado añadiendo nuevas atracciones. Posiblemente lo que más me gusta de este particular museo es que en el precio de la entrada van incluidas tres cervecillas y un pequeño regalo. Vimos la foto de hoy por primera vez en julio del año 2007 en la anotación Fábrica de cerveza Heineken y hoy le damos la bienvenida al Club de las 500.

  • Cuarto día. Arriba, en el cielo

    17 de noviembre de 2009

    El relato comenzó en Los preparativos y el comienzo del viaje a Polonia

    Yo me acostumbro rápidamente a los nuevos ambientes y para el cuarto día ya era como si hubiera vivido durante años en la pensión. Ya no me despertaban los ruidos extraños que se oyen en el lugar y el entorno me era totalmente familiar. Al igual que hice en los días precedentes, nada más abrir los ojos miré por la ventana y pese a que según los pescadores el día iba a ser soleado, el cielo estaba encapotado, la bruma cubría las aguas y no parecía que fuese a mejorar mucho más. Me duché y antes de bajar al comedor desperté al Moreno.

    La chimenea crepitaba y calentaba la habitación y los compañeros que ya habían bajado hablaban entre ellos sobre lo mal que pintaba el día. Estábamos al borde de la lluvia, se podía respirar en el aire la humedad. Aún así, era nuestro último día yendo en los botes y no había alternativa alguna. Después de desayunar bajamos al puerto y allí se volvió a repetir la estúpida conversación con el pollaboba que quería reorganizar los barcos. Nosotros ya teníamos pactado lo que queríamos hacer, así que lo ninguneamos y nos fuimos directamente a nuestro pescador, subimos en su embarcación y le dijimos que ese día queríamos ir por la derecha. Para cuando se dieron cuenta, nosotros ya salíamos del puerto y nos despedíamos agitando las manos. La cara de odio infinito de aquel tío no tuvo precio y nos sirvió para echarnos unas risas.

    En la zona en la que anteriormente habíamos visto un montón de águilas pudimos observar unas cuantas en los árboles pero no se decidían a lanzarse a volar y recoger su comida gratuita. Desde allí seguimos hacia la isla y aunque vimos tres águilas, también se negaron a cooperar. Cruzamos la bahía y nos topamos con una que comenzó bien, se acercó, empezó a dar vueltas sobre nuestras cabezas y miraba el pescado pero no lo cogía. Estuvo allí casi diez minutos y aunque hicimos fotos, son vistas aéreas muy bonitas pero a las que les falta el toque de magia.

    En nuestro siguiente encuentro vinieron dos águilas y tras rondarnos un minuto se marcharon. Ese día el viento pegaba fuera y en la barca hacía un frío del carajo. Yo me puse los pantalones chubasqueros para frenar la acción del viento en mis piernas. El aire levantaba olas y a veces entraba un poco de agua en la barca así que sacamos las fundas protectoras de cámara y objetivo y se las pusimos. A falta de otra cosa mejor que hacer hablábamos entre nosotros y buscábamos águilas en los árboles o hacíamos fotos de las gaviotas que incansables siguen el barco desde que salimos hasta que volvemos. Hablamos con el pescador y a base de gestos y de símbolos escritos en un papel le dijimos que queríamos prologar el viaje una hora más para ver si así había más suerte.

    En nuestra media hora final se acercó un águila y asumimos que aquella era la última oportunidad. Nos preparamos y le estuvimos haciendo fotos allá en el cielo pero no bajó. Miró y volvió a mirar, dio vuelta tras vuelta y en un momento determinado volvió al árbol del que había salido y se posó. Aún vimos otra águila que hizo lo mismo así que volvimos con una sensación agridulce. Por un lado sabíamos que tuvimos mucha suerte los dos primeros días pero por otro el tener dos jornadas perdidas te molesta. Cuando llegamos al puerto le pagamos y como no vimos a ninguno de los otros volvimos a la pensión.

    Allí nos encontramos con los demás que nos dijeron que ellos no habían tenido mejor suerte. Ya sé que está mal que lo digamos pero lo cierto es que se te alegra el día cuando sabes que los demás tampoco han conseguido nada. Lo sé, soy malo pero al menos lo reconozco.

    Esa tarde teníamos la actividad prevista era una excursión caminando por el pueblo para hacer fotos de la zona. Salimos todos juntos, cargados con nuestras cámaras y demás. El Moreno quería comprarles un detallito a sus hijos así que entramos en un par de tiendas pero los juguetes eran como de tienda de todo a un euro. Se nos ocurrió ir al único supermercado del villorrio y allí alucinamos en colores. Era de alguna empresa que no habíamos visto nunca y en las estanterías todos los productos eran de esa marca. Junto a la caja, separado de los clientes y controlado por dos dependientes tenían los productos de marca conocida como el Nescafé y similares. Lo flipamos. Ya tiene que estar chunga la cosa para que en el supermercado te pongan la Coca-Cola y el Nescafé en mostrador en el que cuando lo pides lo tienes que pagar sobre la marcha.

    Al lado del supermercado estaba la parada de la guagua y justo en ese momento llegó una. Era como un autobús de hace veinte años y al detenerse las personas que esperaban tuvieron que abrir la puerta ya que no tenía el sistema automático que damos por supuesto en este lado del mundo.

    Desde allí paseamos por casas abandonadas y por fincas decrépitas buscando contrastes y cosas interesantes para fotografiar. Estábamos haciéndole fotos a una de las casas cuando tuvimos que salir corriendo ya que un anciano salió de la misma gritándonos y agitando un bastón.

    Después vimos un taller en el que los coches no parecían tener matrícula. Una de dos: o se las quitan para que no se las roben o los coches son robados en otras partes de Europa y estaban allí para distribuirlos por la zona. Sea lo que fuera procuramos no hacer fotos ya que uno de los empleados no nos quitaba la vista de encima.

    Para cuando volvimos a la pensión habían pasado tres horas y comenzaba a anochecer. En la cena nos pusieron pollo al horno, la sopa de siempre y las dos tartas de postre. Justo cuando terminamos de cenar vino el jefe de los pescadores para despedirse y aprovechamos para encender el proyector y enseñarle las fotos que habíamos hecho y también para explicarle con ejemplos gráficos lo que sucede cuando el barco no está en una posición óptima. El hombre escuchó todo lo que le dijimos pero me da la ligera impresión que a él se la suda un huevo y no piensa mejorar. Nos dijo que al día siguiente iba a estar completamente despejado y el día sería increíble. Nos mintió. Amaneció lloviendo y con unas condiciones terribles.

    Después de que se fue vimos algunas de las fotos del día, todas del pueblo y los alrededores ya que nadie tenía águilas. Al día siguiente se supone que pasaríamos gran parte conduciendo de vuelta a los Países Bajos pero con un desvío de unas horas podíamos ir a un sitio en Alemania en el que se concentran las manadas de grullas comunes (Grus grus) y hacerles fotos. Nos gustó la idea y nos organizamos. Uno de los coches volvía directamente al país sin desviarse y los demás iríamos a ese sitio, cercano a Stralsund, una ciudad alemana a orillas del mar Báltico.

    Culminamos el día tomando unas cervezas y asegurándonos que la chimenea permanecía apagada durante la noche. Ese día no hubo problemas con el papel higiénico. Había bastante en el baño. Así acabó nuestro cuarto día.

    El relato continúa en Quinto día. El largo retorno a casa y las grullas

←Página anterior
1 … 2.715 2.716 2.717 2.718 2.719 … 3.629
Página siguiente→
  • huitten en Día 9 – Dhandi Giri 1Cada vez que veo estos vídeos, me da por…
  • Genin en Día 9 – Dhandi Giri 1Te la pasas viendo morenas, a ver si ves…
  • doverinto en M3GAN 2.0Claaaaaro que no es terror … para TERR…
  • Genin en M3GAN 2.0Pasando… Salud
  • Genin en F1: La película – F1 The MovieLa verdad es que el tema no me interesa …
  • Luis en 28 años después – 28 Years LaterEsta no es la que rodaron con iphone?
  • huitten en M3GAN 2.0No me llama.
  • huitten en F1: La película – F1 The MovieCuando necesite un subidón de adrenalina…

Únete a otros 16 suscriptores
Licencia Creative Commons
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.
  • YO NUNCA – Fui ninguneado
    12/06/2023
  • YO NUNCA – Jiñé a oscuras
    22/05/2023
  • YO NUNCA – Hablé meando
    01/05/2023
  • YO NUNCA – Viví la transición
    10/04/2023
  • YO NUNCA – Conté un secreto de algún colega
    20/03/2023
This website uses cookies
Esta página web usa cookies para recordar tu nombre si comentas. Asumimos que no te importa pero si te molesta, puedes elegir quedar fuera.Aceptar Rechazar Leer más
Privacy & Cookies Policy

Privacy Overview

This website uses cookies to improve your experience while you navigate through the website. Out of these cookies, the cookies that are categorized as necessary are stored on your browser as they are essential for the working of basic functionalities of the website. We also use third-party cookies that help us analyze and understand how you use this website. These cookies will be stored in your browser only with your consent. You also have the option to opt-out of these cookies. But opting out of some of these cookies may have an effect on your browsing experience.
Necessary
Siempre activado
Necessary cookies are absolutely essential for the website to function properly. This category only includes cookies that ensures basic functionalities and security features of the website. These cookies do not store any personal information.
Non-necessary
Any cookies that may not be particularly necessary for the website to function and is used specifically to collect user personal data via analytics, ads, other embedded contents are termed as non-necessary cookies. It is mandatory to procure user consent prior to running these cookies on your website.
GUARDAR Y ACEPTAR