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  • Preparando unos cuantos viajes más

    16 de julio de 2009

    A veces cuando me acuesto presto atención y consigo escuchar un tambor lejano que es el que marca el ritmo de mi vida. en ocasiones lo hace de una manera relajada y en otras incrementa el ritmo. Este año ese tambor está tocando alguna canción que me incita a viajar más que en años anteriores o al menos tengo esa impresión.

    Después de volver de Barcelona, hace dos semanas, mi hermana me avisó y me dijo que venía a verme durante una semana y yo organicé una escapada a Copenhague, la capital de Dinamarca. Será para todos la primera vez en ese país y en esa ciudad. Dos días más tarde mis padres compraron sus billetes para visitarme en septiembre y yo planifiqué dos salidas. Nos iremos cinco días a Oporto y alrededores en un viaje que aún está por definir y del que solo tenemos los billetes de avión y una semana más tarde pasearemos por Praga en la que será mi segunda visita a una ciudad que me encantó cuando estuve allí en el año 2005. Después de que se marchen yo me iré a Polonia para un safari fotográfico y antes de que vengan a verme posiblemente seré yo el que vaya a Gran Canaria. Entre noviembre y diciembre aún me queda por decidir lo que voy a hacer aunque es probable que caiga algún otro viaje y en el peor de los casos un salto a alguna ciudad alemana que no esté muy lejos.

    Está siendo un año muy raro. En las ocasiones en que leo la prensa o veo alguna noticia por la tele solo escucho referencias a la crisis y siempre es con un tono de mal rollo y negativo. No niego que haya crisis pero en mi entorno no la veo. Viajo, disfruto y sigo comprando tanto como en años anteriores. También ahorro, con el mismo ritmo con el que lo he hecho hasta ahora. En lo único que noto que algo debe ir mal es en el dinero que he puesto en acciones y que ahora es una pálida sombra de lo que era. Por lo demás, si esto es una crisis, ojalá todas me pillen de la misma manera, viajando y pasándomelo bien. La única nube oscura en nuestro uniforme es la gripe esa que al parecer acabará con el exceso de población. Mis amigos y compañeros de trabajo parecen estar preocupadísimos por lo que pueda suceder cuando llegue el otoño y al parecer la gente empiece a morir como moscas. El gobierno neerlandés ya trabaja en planes de contingencia, en escenarios en los que quizás haya que echar mano del ejército para mantener los servicios públicos funcionando y al mismo tiempo le está pidiendo a las empresas que se preparen y que pidan a sus empleados que ante la mínima duda sobre su estado de salud, que se queden en casa y no vayan a trabajar. Este repentino pánico a una gripe tampoco me ha asustado. No hay mucho que uno pueda hacer para evitar contraer la gripe así que lo mejor es seguir con tu vida y sacarle el máximo partido.

    Por lo demás, además de organizar vacaciones en estas semanas he estado ocupado en cenas y salidas con los amigos, en barbacoas y puestas de sol preciosas que nos recuerdan todo lo hermoso que hay a nuestro alrededor. Y en esos instantes en los que te ves rodeados de tantas cosas buenas, si prestas atención también podrás escuchar ese tambor lejano que marca el ritmo de nuestra vida.

  • Palacio Dolmabahçe

    16 de julio de 2009
    Palacio Dolmabahçe

    Palacio Dolmabahçe, originally uploaded by sulaco_rm.

    El palacio Dolmabahçe o Dolmabahçe Saray? fue construido a mediados del siglo XIX y en el mismo vivieron los sultanes hasta la abolición del sultanato en el año 1922. Está construido siguiendo un estilo europeo y al sultán se le fue tanto la mano a la hora de construirlo que llevó al país a la bancarrota. Solo en los techos del palacio hay catorce toneladas de oro. En el interior se encuentra la mayor araña de cristal de Bohemia que existe en el universo conocido, un regalo de la reina de Inglaterra. El lugar se puede visitar y yo diría que es obligatorio hacerlo. Tiene unos horarios de apertura algo extraños ya que cierra dos días a la semana y se cobra una entrada separada por visitar la sección del Harén. El palacio está en la zona de Be?ikta? y se puede llegar fácilmente desde el centro de la ciudad con el tranvía. Las visitas al palacio son exclusivamente guiadas, no es posible caminar por tu cuenta y suelen salir cada veinte minutos o así, tanto en inglés como en turco. Desconozco si hay otros idiomas disponibles. Durante la visita está terminantemente prohibido hacer fotos en el interior así que nos tendremos que conformar con esta vista exterior. Sobre lo que hay dentro, es de puro lujo. Tienen alfombras increíbles, arañas de cristal que te dejan asombrado, unas escaleras con pasamanos de cristal fascinantes y mil cosas más. El harén también es fascinante.

  • Décimo séptimo día. Kuala Lumpur a Utrecht

    15 de julio de 2009

    El relato de este viaje comenzó en Camino a Kuala Lumpur y Tienes un índice con todos los capítulos en Viaje a Malasia del 2009: Índice con toda la historia.

    Cuando me senté a escribir el relato de mi viaje a Malasia sabía que sería una tarea larga y trabajosa y que se extendería en el tiempo pero nunca pensé que daría para tanto. Hoy llegamos al final de este relato, el capítulo final, el cierre del círculo y pese a que nos habíamos quedado a punto de salir para el aeropuerto, salto atrás en el tiempo y recupero algunos momentos de ese día ya que todo ese domingo fue para mí día de transición.

    Después de volver el Parque de Aves de Kuala Lumpur pasé una hora en la piscina disfrutando con la vista de las torres Petronas y descansando dentro del agua.

    Petronas Twin Towers

    Hice esta foto desde allí y se pueden deducir un par de cosas. La piscina tiene unas vistas increíbles y pese a lo que dicen muchos come-mierda, las cámaras de otros teléfonos móviles no son mejores que la del iPhone. Durante todo el viaje usé para las jornadas de transición mi teléfono Sony-Ericsson K800i, el cual viene equipado con una cámara de tres megapixels Sony Cybershot que supuestamente es infinitamente superior a la de mi otro teléfono. Las fotos fueron mayormente de pena. Estando en la piscina recordé que el teléfono podía hacer panoramas automáticamente y aproveché para sacar uno en el que aparecieran las Torres Petronas al copleto. Como veis el resultado fue de pena.

    Después de la piscina estuve en el Pavilion Kuala Lumpur, lugar en el que fui al cine y maté la tarde. El centro comercial es tan nuevo que no aparecía en mis guías de viaje. La arquitectura interior está pensada para asombrar y lo consiguen:

    Pavilion Kuala Lumpur

    En la foto anterior podéis ver uno de los patios interiores del centro comercial. Técnicamente estaba prohibido hacer fotos y los de seguridad se despachaban a gusto con la gente a la que pillaban haciéndolo, algo incomprensible porque no entiendo el daño que puede hacer uno haciendo la foto pero bueno, en un despiste de los mismos hice mi foto dentro del centro comercial.

    Las Petronas desde la puerta del hotel

    Volviendo al hilo de la historia, a las siete volví al hotel y los conserjes me dieron mi equipaje y llamaron un taxi. Mientras el taxista ponía mis dos mochilas en el portabultos aproveché para hacer una última foto de las torres Petronas desde la puerta del hotel. El taxista era muy simpático y dicharachero y mientras me llevaba a la estación Central hicimos un repaso de las atracciones de la ciudad y le sorprendió saber que lo había visto casi todo.

    Chirona en Kuala Lumpur

    En nuestro recorrido pasamos junto a la extraña cárcel que hay en el centro de la ciudad y que parece sacada de alguna película de la Segunda Guerra Mundial. Está claro que en aquel lugar cuando uno entra no es para pasarlo bien. El taxista intentó camelarme para llevarme al aeropuerto pero yo estaba determinado a ir en tren. Durante los diecisiete días de mi aventura en Malasia he viajado en avión, barca rápida, mini-bus, autobús de puro lujo, autobús cochambroso, taxi, ferry de alta velocidad, coche de alquiler, teleférico, funicular, barca de río, monorail, he andado sobre la jungla, en la jungla, bajo cuevas llenas de murciélagos y he caminado por sitios increíbles. Para completar este recorrido increíble y variado quería probar el tren más espectacular del país el cual conecta el aeropuerto con la capital. El taxista me dejó en la estación y me acerqué a los dispensadores para comprar mi billete. Después, mientras caminaba por el vestíbulo de la estación me distrajo el cartel de una farmacia, el cual veréis en la siguiente foto:

    Farmasi

    Imagino que es la influencia portuguesa porque a veces asusta que tengan palabras tan parecidas al español. Uno espera que todo suene más a inglés y se queda con la boca abierta cuando ve cosas como esa. Subí al tren y comprobé que era una máquina alemana como muchísimas que circulan por este lado de Europa, nada especial. En el interior tenían un montón de pantallas de televisión en las que ponían noticias y vídeos. El tren hace los setenta y cinco kilómetros que separan la ciudad de Kuala Lumpur del aeropuerto en media hora. Salimos en punto y pronto volábamos hacia nuestro destino. Todo el mundo iba cargado de maletas y mochilas y algunos daban un cante a sudor que no veas. Crucé los dedos para que no me tocara uno de esos sentado a mi lado en el viaje de vuelta.

    El tren acaba su recorrido bajo la terminal del aeropuerto y desde allí subí directamente a salidas. Busqué el mostrador de facturación de KLM e intenté cambiar mi asiento. Tenía uno de ventana y quería que me dieran pasillo pero el avión iba petado y me dijeron que no era posible. Me sugirieron que se lo comentara a las azafatas al embarcar ya que hay veces que la gente se cambia por distintos motivos. Tras facturar di un repaso de las tiendas pero eran pocas y nada interesantes así que crucé el control de seguridad, el cual no llegaba ni de lejos a los que nos hacen pasar en Europa o los Estados Unidos. Ya en la zona segura tenía que coger un tren que me llevaba hasta la terminal satélite desde la que salía mi avión y como no parecía que hubiesen tiendas por allí me subí en el mismo y en unos minutos estaba al otro lado.

    Kuala Lumpur International Airport

    Faltaban casi tres horas así que me dediqué a recorrer las tiendas y gastarme los billetes malasios que me quedaban comprando algunos souvenirs para mi familia. También compré unos auriculares y un antifaz para dormir ya que el mío se me había olvidado en mi casa. Cuando me aburrí busqué algún lugar en el que sentarme a ver algunas de las cosas que tenía en mi portátil pero comprobé con desazón que ese aeropuerto tampoco parece estar preparado para el siglo XXI. El único lugar en el que tenían enchufes era en un Starbucks así que me pedí un batido y me senté a matar el rato enviando correos y chateando con los colegas. A la hora del embarque éramos una pequeña multitud junto a la puerta y fuimos entrando poco a poco. Para llenar esos trastos enormes se tarda casi una hora. Le comenté a la azafata lo del cambio de asiento pero me dijo que era poco probable que sucediera. A mi lado se sentó una chica y un chico que también viajaban solos. Los tres estábamos en la misma onda de no hablar con extraños así que nos ninguneamos.

    Para cuando el avión comenzó a moverse por la pista sabíamos que quedaban por delante DOCE horas y media de vuelo. Nada más despegar nos quitamos los zapatos para ponernos cómodos y allí había un hedor que no veas. Pensé que era culpa mía pero más tarde comprobé que el tufillo venía de los pies de la chica. Las azafatas vinieron a la carrera con la cena y en seguida apagaron las luces para que la gente pudiese dormir. Yo me puse el antifaz, me coloqué la almohada cervical y me quedé dormido, algo a lo que ayudó las cuatro pastillas de melatonine que me tomé con la cena.

    Me desperté tras lo que pensé que había sido una eternidad. Encendí mi pantalla personal, puse el canal del GPS y casi me desmayo cuando veo que estamos terminando de sobrevolar la India y faltan seis horas de vuelo. Ya no tenía sueño así que me puse a ver películas y a tomar helados, zumos, agua, snacks y todo lo que te van ofreciendo durante el vuelo. Cuando faltaban unas dos horas y media para aterrizar el avión volvió a la vida y la gente comenzó a despabilarse. Nos sirvieron el desayuno y el avión se llenó con los sonidos del descenso. Desde el aire pude ver Oostvaardersplassen, el parque holandés en el que he estado un par de veces y también pasé por encima de la casa de mi amigo el Rubio.

    Amanecer en SchipholCorre corre que el avión se marcha

    Aterrizamos en hora y justo cuando nuestro avión aparcaba el sol salía en el horizonte poniendo un bonito punto y final a un viaje alucinante. La gente como siempre se pone histérica y se creen que van a salir al momento pero no es así. Hay que esperar un buen rato hasta que sales y yo los pasé sentado, conectado con mi teléfono a internet. Para cuando llegué a las cintas de recogida de equipaje ya estaban saliendo las maletas y en seguida localicé mi mochila. Me compré un billete de tren y desde el vestíbulo principal del aeropuerto de Schiphol accedí al andén por el que debía llegar mi tren. Pasé junto al estadio del Ajax, el ArenA y debido al cansancio y la desorientación el tiempo pasaba volando y pronto me vi en la estación de Utrecht. No eran ni las siete y media de la mañana y la estación aún estaba medio vacía así que en lugar de coger un taxi bajé a la estación de guaguas y tuve suerte porque había una a punto de salir y diez minutos más tarde caminaba por mi calle en dirección a mi casa.

    Aún no eran ni las ocho de la mañana cuando abrí mi puerta, dejé caer las mochilas y salí disparado a darme una ducha para irme a trabajar. Mis vacaciones en Malasia acababan de terminar. Fin del relato.

  • Dolmabahçe Camii

    15 de julio de 2009
    Dolmabahçe Camii

    Dolmabahçe Camii, originally uploaded by sulaco_rm.

    La mezquita de Dolmabahçe también es conocida como la mezquita Bezm-i Alem Valide Sultan. Está junto a la entrada del palacio Dolmabahçe, la residencia real construida en el siglo XIX. Ambos se encuentran en el distrito de Be?ikta?, muy cerca del estadio del equipo del mismo nombre que ganó la liga de fútbol del 2009. La mezquita se construyó en el siglo XIX más o menos cuando se estaba terminando de construir el palacio. El nombre de la mezquita (el largo) es el de la madre del sultán, que fue la que la mandó construir. No es muy grande pero bastante bonita.

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