Una de las preguntas existenciales más importantes que tenemos que afrontar los inmigrantes en Holanda es zoet of zout? y creedme, todos quedamos confundidos cuando nos la hacen y lo primero que nos viene a la cabeza es zout. Como alguno preguntará por la pronunciación, Dios mediante sonaría algo así como sut of saut y si eres peninsular es más que probable que las eses se transformen en zetas, aunque vaya usted a saber. El significado secreto y misterioso es dulces o saladas y se emplea en el cine cuando compras palomitas de maíz, roscas (únicamente en Gran Canaria) o cotufas (palabra esta última que solo escucharéis en Venezuela, Tenerife o la isla de la Palma). Mi amigo el Turco, con siete años a sus espaldas siempre miraba a la chica que se lo preguntaba acarajotado y dudaba sobre su propio gusto. Las quería dulces o zoet pero le sonaba mejor zout y a medio camino se daba cuenta del error. Una sola vocal puede marcar una diferencia terrible, pasas del mundo de la sacarosa al del cloruro sódico y la llave está en una vocal. Dominar el zoet of zout es casi un arte.
¿Dulce o salado? dos formas contrapuestas de ver la vida. Si nunca has llegado a una encrucijada en tu vida, un punto en el que has de ir o hacia el norte o hacia el sur, me temo que estás muerto y aún no lo sabes. Cada día tomamos infinidad de decisiones, briznas de hierba que al verlas desde lejos forman un tupido césped que llamamos vida: ¿me levanto cuando suena el despertador o sigo durmiendo? ¿voy a trabajar o llamo y digo que estoy enfermo? ¿sonrío a la chica de la recepción o me hago el duro? ¿me pongo en la cola de la cajera guapa del supermercado para disfrutar con sus guiños o elijo la eficacia del orco viejo que tiene bigote y te mira como si fueras un cacho de carne? ¿me salto el semáforo con la bici o espero? ¿dulce o salado? No siempre tenemos la oportunidad de deshacer el camino así que todas y cada una de esas pequeñas decisiones es muy importante, la debemos decidir sabiendo cuales serán las consecuencias y asumiéndolas. Conviene variar, no tirar siempre por lo dulce o por lo salado. A veces uno ha de ir hacia la izquierda y en otras ocasiones hacia la derecha. No debería haber una regla fija para ello, nos tenemos que dejar llevar, arriesgarnos de cuando en cuando y saltar en la dirección que nuestro instinto nos pide no tomar. El miedo, esa defensa natural e implacable de nuestro organismo para protegernos de nuestra propia estupidez no debería frenarnos, es la única forma de descubrir nuevos mundos, abrir la puerta a universos que no sabemos que existen. No los encontrarás en tu camino lógico, en ese sendero dulce que sigues desde siempre. Tendrás que arriesgar algo, romper la cadena y saltar al lado salado de la vida y allí, o te estampas o descubres que tu vida puede tener otros colores y sabores, mezclas de dulce y salado.
Al repasar mi vida puedo ver los puntos en los que rompí la línea y salté al otro lado, los eventos que quedaron marcados y que tuvieron un impacto profundo en mi existencia y casi siempre fueron para mejor. Por supuesto que algunos han sido equivocaciones pero la mayoría hicieron que el río de mi vida cruzara nuevas tierras, surgieran meandros allí en donde el paisaje se volvía una línea aburrida y el día que desemboque en el gran océano al que vamos todos a parar, ese día avanzaré orgulloso en sus aguas sabiendo que hice lo que tenía que hacer para llegar hasta allí.
No dejes que tu vida se vuelva una línea absurda y aburrida. Busca los puntos en los que te has de preguntar si quieres ¿dulce o salado? y atrévete con esos sabores que nunca antes habías probado. Y no dejes que nadie, repito, absolutamente nadie te diga lo que tienes que hacer, decir o parecer. Es tu vida y sólo tú tienes derecho (y el deber) a vivirla.
