La semana pasada vinieron a cenar a mi casa unos amigos y me regalaron una botella de cerveza Estrella Inedit, un brebaje supuestamente creado entre los expertos de Damm y los acarajotados que trabajan en el restaurante elBulli sorbiendo vinos. En un envase espectacularmente pijo y con un folleto de instrucciones en el que te recuerdan continuamente que los putos amos del cotarro del papeo la han diseñado para que sea lo más de lo más y tal y tal y tal la cosa prometía. Ayer me invitó mi amigo el Rubio a cenar a su casa y le comenté que tenía la Madre de todas las cervezas y que la llevaría conmigo. Nos leímos las instrucciones de uso y abuso, las respetamos escrupulosamente y hasta nos pusimos calzoncillos limpios del revés para que la experiencia fuera completa.
La decepción llegó con el primer buche. De sabor: UNA PUTA MIERDA. Hasta la peor de las cervezas holandesas o belgas está a décadas de distancia en cuanto a sabor. Me recordó a las basuras esas que parecen meado de gato que hacen en América y que los pijos, metrosexuales y soplapollas piden en los bares para hacerse los interesantes sin saber que eso que toman es un insulto a la palabra cerveza y no les deberían permitir usar el nombre de tan sagrado producto. Como la botella era de 0.7 litros nos tomamos cada uno algo más de un botellín normal de cerveza y nos la acabamos porque quisimos respetar el refrán ese que dice: a caballo regalado ??
Llegué a mi casa cerca de la medianoche, me acosté y a las cuatro y media de la mañana me despierto súbitamente y busco con destreza la barra de hierro que hay al pie de la cama por si algún día se me cuela en la casa un puto terrorista musulmán de mierda y le tengo que dar el finiquito. Después de los dos o tres segundos iniciales de desorientación me doy cuenta que tengo resaca, pero de la mala, de la que sólo te producen los vinos alemanes baratos, un dolor de cabeza horroroso que sólo puede ser resultado de haber tomado un producto de ínfima calidad que para más vergüenza, solo tiene 4.8 grados de alcohol. Con la cabeza a punto de explotarme noto otro síntoma y casi sin tiempo corro hacia el baño, me siento y se abren las puertas de los infiernos. A las cuatro y media de la mañana largué la jiñada más espectacular de los últimos dos años y la que servirá de rasero para compararla con las que están por venir. Fue algo increíble. Salió hasta el carnet de conducir mientras por mis ojos pasaba toda mi vida en unos instantes, una experiencia terrorífica.
Me arrastré hasta la cama, conseguí dormirme de nuevo y tres horas y diez minutos más tarde sonó mi despertador. Al abrir los ojos pensé que había tenido una pesadilla horrorosa en la que una cerveza de mala calidad diseñada por un hatajo de ineptos me había provocado un dolor de cabeza terrible y me había hecho cagar hasta el alma corrupta que llevo bien dentro. Moví la cabeza y en ese instante supe que no lo había soñado, la resaca con su horripilante dolor de cabeza seguía ahí. Peor aún, una bestia sin nombre pugnaba por salir de dentro de mí como cualquier alien de película de Sigourney Weaver y empujaba por los bajos con rabia. Corrí hacia el baño bajándome el pijama y los calzoncillos para que me diera tiempo y prácticamente posé el culete en el mismo microsegundo en el que se abría la caja de la mierda y caían chuzos de punta en mi retrete. La segunda jiñada más espectacular del año y sólo tres horas después de la primera. El esfuerzo me dejó tan agotado que barajé la posibilidad de llamar al trabajo y decir que estaba enfermo.
El martes por la mañana yo pesaba exactamente setenta y un kilos y setecientos gramos, estaba como un boliche de obeso, con un barrigón que parece que esté embarazado y a punto de salir de cuentas y no sabía qué hacer para perder peso. El miércoles por la mañana tenía un dolor de cabeza horrible por culpa de una cerveza mal hecha pero pesaba solo setenta kilos y setecientos gramos, había perdido mil gramos solo por tomarme la dichosa cerveza.
Obviamente como bebida para gente que guste de tomar cerveza este líquido amarillo no sirve para nada y debe ser evitado a cualquier precio pero si eres bulímica o anoréxica, este es el descubrimiento del milenio, con esto se pierde peso mientras se bebe alcohol y se hace vida social. Es lo más. Me río yo del bioguarrán y todas esas boberías que te hacen pasar hambre y miseria para perder unos gramos. Ahora te puedes encochinar y ponerte como un Falete cualquiera y lo único que tienes que hacer es acompañar la comida con la cerveza esta Inedit, que quizás deberían renombrar y llamar Mierdola o Inepta y unas horas más tarde cagas todo lo que has comido y mucho más. Lo único a tener en cuenta es que por la mañana tendrás que tomarte un par de aspirinas para poder hacer tu vida normal.