Distorsiones

Si hay algo por lo que yo no fui al cine a ver la película de la que quiero hablar hoy es por el esperado y anhelado encuentro cinematográfico entre Jackie Chan y Jet Li. Esto me la sudaba enormemente. Yo lo que quería era ver una buena película de acción con muchas hostias de por medio y en la que la historia tuviera un mínimo de decencia. Por desgracia no sucedió así, al menos no para mí. La película se llama The Forbidden Kingdom y en España cuando se estrene lo hará como El reino prohibido.

Un julay en plena edad de la paja acaba en la China medieval y allí sí que no hay manera de hacerte una manuela en condiciones

Un puto perdedor, obsesionado con las películas de Kung-Fu, se mete en problemas y al entrar en posesión de un bastón muy especial es transportado en el espacio-tiempo hacia una China medieval o algo parecido en la que solo hay gentuza amarilla, chusma y demás morralla que de vivir hoy en día, serían trabajadores de centro de atención al cliente de la gran operadora telefónica española. Ni Jesucristo hizo milagros como los de este tío, que llega a la China y en minuto y medio habla el puto idioma perfectamente o ellos hablan inglés porque no nos queda claro ni en la versión original Allí conoce a un Jackie Chan que ha debido haber visto muchos vídeos de Camilo Sesto porque le toma prestado el peinado con unos postizos que aterrorizan y con el peluca y una zorrilla que conocen en la puerta de un antro y que inmediatamente se convierte en mejor amiga se van a buscar el garito del Rey Mono. Un día más tarde se les junta Jet Li que hace de monje soplapollas y que al menos tuvo la decencia de no ponerse pelucón. Encadenaremos escena tras escena de luchas con muchos saltos, muchos planos impactantes y muchos chascarrillos de los protagonistas tratando de hacerse los graciosos mientras buscan no-se-qué sitio para entregar el bastón a su legítimo propietario y de esa forma salvar el mundo, el universo y hasta el más pa’llá.

Digamos que yo quizás ya no tenga edad insuficiente para tomarme estas cosas muy en serio y definitivamente las películas de Kung-Fu malas me la sudan. No pasa de entretener y en la mayor parte de las ocasiones no te crees las escenas mientras las estás viendo. A eso le añadimos que al parecer rodaron la película en Chino y después los dos estrellones asiáticos se doblaron al inglés y es una cagada legendaria, ninguno de los dos sirve como doblador ya que hacen un trabajo de puta pena. Si se hubieran trabajado un poco más los diálogos y se hubieran contenido algo en la sección de fantasía y batallas igual habrían logrado un buen producto pero visto lo visto, no dejan de nadar en la piscina de la mediocridad más absoluta.

Si eres de esos que fardan de haber visto las películas de Bruce Lee de pequeñito y de ser un experto en Kung-Fu, vete a verla y espero que te diviertas. Si por el contrario buscas algo más, igual deberías seguir mirando en la cartelera y esperar a que den esto en telajinco una tarde de domingo.

Los trailers de las películas de acción engañan mucho porque te ponen mucho movimiento rápido de cámara, mucha explosión, mucha persecución con coches y mucho tiro y queda poco contenido válido para juzgar si la película valdrá o no la pena. Eso, que puede parecer una ventaja, se puede volver en su contra si las primeras hordas de espectadores salen del cine decepcionados. El anuncio de pallufo vuela tanto o más rápido que la velocidad de la luz y el sonido juntas, salta de boca a oído sin prisa y sin pausa hasta que no queda nadie que no lo sepa. El tercer día esas películas se desmoronan y se convierten en debacles a las que no salvará ni el estreno en DVD con mil millones de extras. Algo parecido le ha sucedido a Bangkok Dangerous.

Me cago en la madre que parió a este julay

Nicolas Cage es supuestamente un asesino a sueldo, un tipo que al parecer es la élite en su trabajo y tiene unas reglas muy sencillas que le han llevado a donde está. Llega a Bangkok para hacer cuatro trabajillos y eso es lo que veremos en la peli. Primero se encapricha de un soplapollas local al que adopta como alumno y al que le quiere enseñar el oficio, rompiendo una de sus reglas y haciendo que la gente vomite en los pasillos del cine de aburrimiento, después se topa con una zorra filibustera que trabaja en una farmacia y que para más inri es ciega la hijaputa y se va detrás de ella a ver si le mete el pirulí a la putilla y a la madre que la educó. Otra de sus cuatro reglas rota y además por una tía que no lo vale, un jodido empalago de mujer que con cada uno de sus diálogos dan ganas de meterle la cabeza en un balde de agua y ahogarla para siempre, tremendo masque de tía, a esa no le pone un hombre decente ni la polla en la boca porque te la infecta. Después tenemos el trabajillo, las escenas «de acción», malas, aburridas, estúpidas y que dan la impresión de cine hecho directamente para televisión, solo que no para las nuevas teles de pantallas grandes, planas y fastuosas sino más bien para las teles de tubo de rayos católicos, pequeñas, pesadas y de mala calidad.

Y cuando todo eso falla, cae alguna de los impagables momentos en los que Nicolas Cage abre la boca para cagarla hasta el fondo con unos diálogos que deberían estar pero que ya denunciados en el juzgado de guardia más cercano.

Recapitulemos. Tenemos un gran compendio de mierda: una mierda de historia, con una mierda de actuaciones, una mierda de dirección, una mierda de ciudad (al menos lo que nos muestran), una mierda de escenas de acción y una mierda de historia de amor y amistad. Cuando juntas todos esos pequeños pedazos de mierda lo que consigues es una gran mierda de película.

Avisa a tus enemigos para que vayan a ver esta mierda. Se lo merecen.

Ya sabéis que siempre que visito España y voy al cine aprovecho para ver cine español o aquellas otras películas que o bien no llegarán a la cartelera holandesa o lo harán en algún idioma extraño con subtítulos en holandés y aunque es posible que me entere de casi todo, seguro que el esfuerzo de lectura y comprensión será tan intenso que prácticamente no me fijaré en lo que sucede en pantalla. Algún día me tendré que tomar en serio el idioma y aprenderlo correctamente y hasta que eso suceda, seguiré viendo películas dobladas al español. Mirando la cartelera me topé con Deux jours à tuer, una película francesa que en España se tituló Dejad de quererme. Leí el párrafo que ponen en el periódico y que no suele aportar mucho y decidí darle una oportunidad.

Un julay gabacho lo manda todo a tomar por culo

En la escena inicial el protagonista está en una reunión con un cliente al que le han diseñando una campaña de publicidad y después de escuchar como tumbaban su idea, manda a tomar por culo al hombre y le lee la cartilla. Más tarde vende su parte de la empresa a su socio y se marcha a casa. A partir de aquí se dedicará a destruir toda su vida, arruinar las relaciones con aquellos que quiere y buscar que lo odien a muerte. El hombre es muy bueno en eso.

Lo que vivimos es la forma más sencilla y directa en la que uno puede joder completamente su vida social y acabar como un paria o informático. Hay momentos de mucha intensidad en los que los insultos y descalificaciones vuelan entre los actores. Los diálogos son continuos y los giros que va dando la historia bastante predecibles. Mientras el protagonista arruina su vida, de alguna manera le cogemos cariño y nos identificamos con él. Para cuando termina su trabajo y lo sabemos todo, podemos comprender las razones para hacer lo que ha hecho.

Una bonita historia, quizás algo deprimente y que se deja ver si te van los dramas y las historias en las que no hay efectos especiales ni tías recauchutadas por todos lados.