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  • Volviendo a casa

    31 de agosto de 2008

    Una sombra en el cielo

    Todo lo bueno se acaba pronto. Una semana de descanso y ya tengo que volver a Holanda para el último tercio del año. A las horas a las que aparece publicado esto yo debería estar en algún lugar sobre Andalucía, en un cilindro que va lanzado a una velocidad de vértigo y posiblemente mirando la barbilla que tiene la península Ibérica y que desde el aire resulta tan asombrosa. A las dos y pico aterrizaremos y después vendrá una sucesión de medios de transporte públicos sincronizados perfectamente que me dejarán a menos de cien metros de mi casa.

    Actualización: Se me ha olvidado agradecer a todas y cada una de las personas que se dejaron ver y compartieron conmigo un rato, un café, una película, una cena o una sesión de playa. Se os quiere a todos.

  • Hellboy II: The Golden Army – Hellboy II: El ejército dorado

    30 de agosto de 2008

    El universo de los cómics me la ha traído al fresco desde siempre. Ni los compro, ni los leo, ni los ojeo en el hipotético caso de ir a una tienda en la que los vendan (en Amsterdam ni siquiera sé donde puede haber una) y pese a todo este desprecio, siempre procuro ir a ver las adaptaciones de estas historias en cine. Supongo que es como un amigo que tengo, que me dice que él no lee libros porque de los buenos hacen películas y así solo tiene que perder una hora y media de su tiempo. Algunos superhéroes de esos que llegan de los cómics me sacan de los nervios por su simplonería y gilipollez, siendo el caso más extremo el del julay ese que se corre por las manos y lo va pringando todo de lefa sin llegar nunca a endiñársela a la putilla que se la pone dura. Con otros alucino por la densidad y complejidad de las historias que nos cuentan, como es el caso de la última de Batman. Con Hellboy, lo que más me atrae es que está dirigida por Guillermo del Toro y ese hombre es un genio. Como una amiga mía es superfans de Hellboy y de Guillermo del Toro, fuimos el día del estreno en Amsterdam a ver Hellboy II: The Golden Army, la cual en España se llama Hellboy II: El ejército dorado.

    Un julay de gimnasio hiper-hormonado se va de parranda con los colegas

    Al parecer en la Tierra no solo estamos nosotros sino que hay unos bichos mitológicos que parecen extraterrestres y que andan escondidos pasándolas canutas y sufriendo en silencio. Uno de ellos, obviamente chiflado, se entera que apple ha lanzado el iPhone en un montón de países y se coge un berrinche del copón con resultados catastróficos para los humanos, que de repente descubren que entre nosotros hay un montón de gentuza mucho peor que los moros, rumanos y similares. A partir de ahí un equipo de especialistas sacados de un polígono con contaminación radiactiva tendrá que luchar contra toda esa miasma para evitar que como pasa siempre, sea el final de la raza humana y todo eso que siempre sucede en los cómics.

    Visualmente la película es apabullante. Se nota la inyección de dinero en la calidad y en la cantidad de nuevos y exóticos caracteres que le dan un aspecto único. No solo tenemos a Hellboy y su amigo el membranas, hay un montón de bichos más que a veces parecen cucarachas grandes, en otras frikis post-renacentistas y entre ellos resalta la Princesa Nuala, la cual está pidiendo a gritos un tratamiento completo en una clínica de belleza para trabajarle ese cutis tan estropeado. La historia está también mucho más trabajada que en la primera parte y se hace muy amena. Tenemos dosis masivas de acción que se suceden sin tregua y diálogos chispeantes entre los distintos protagonistas, con momentos empalagosamente románticos que terminan a tiros y similares. Es todo un viaje por un universo fantástico en el que no puedes apartar los ojos de la pantalla y lo disfrutas con pasión. Olvidad la primera película porque es una pálida sombra de esta continuación, la cual es infinitamente superior.

    Si cuando te miras al espejo eres capaz de ver al orco que sabes que llevas dentro, entonces esta película te va a encantar. Totalmente recomendada para aquellos que gustan de dosis masivas de acción, ciencia ficción, fantasía y similares.
    9artuditos

  • Edificio Dakota en el Club de las 500

    30 de agosto de 2008
    Edificio Dakota

    Edificio Dakota, originally uploaded by sulaco_rm.

    Hace año y medio que vimos por primera vez esta imagen del Edificio Dakota y hoy le damos la bienvenida al Club de las 500. Los que acuden a verlo y hacerle fotos lo hacen atraídos porque en su puerta fue asesinado John Lennon o porque aún tienen miedo cuando recuerdan la terrorífica película la semilla del diablo y éste era el edificio de esa película. En cualquier caso, está junto a Central Park y es uno de esos hitos de la ciudad de Nueva York que no deberíais perderos si visitáis la ciudad.

  • El día que fueron a buscarla

    29 de agosto de 2008

    Los cementerios siempre son lugares silenciosos. Ambas entraron cogidas de la mano, respetuosas y pasearon hasta el lugar en el que se encontraba su madre. Se quedaron en silencio mirando el nicho y una de ellas acarició con delicadeza el mármol que sellaba el lugar. En la piedra estaba escrito el amor que todos le profesaron en vida y aún hoy, después de años de estar muerta. Una de ellas tenía unas flores y buscó un jarrón para ponerlas. Lo lavó, lo llenó de agua y dejó las flores junto a su madre.

    Siguieron en silencio. El tiempo se deslizaba lentamente. Tras un rato se dieron la vuelta y se dirigieron hacia el complejo de edificios en el que estaba la capilla. Allí buscaron a los encargados del cementerio. En el interior olía a humedad y la imaginación de una de ellas lo asociaba con la muerte. Se imaginaba los sótanos llenos de cadáveres, todos desprendiendo ese olor que se filtraba por las paredes y llegaba hasta ellos. Estaba muy nerviosa. Le tendieron al funcionario los papeles sin decirle nada. El hombre los ojeó y buscó algo entre las hojas. Lo debió encontrar porque se quedó satisfecho.

    – Está todo en regla ? les dijo ? Lo haremos en unos minutos. Esperen en la salita que está al final del pasillo y las avisaremos cuando hayamos acabado. Saben que el traslado corre de su cuenta, que nosotros no nos encargamos.

    – Sí ? fue la respuesta seca y concisa de una de ellas.

    – Está bien, nos vemos en unos minutos ? y las despidió indicándoles el camino con su brazo.

    Se sentaron en la diminuta habitación que les habían dicho y esperaron sin hablar entre ellas. Estaban prácticamente solas, no se oía ningún ruido dentro del edificio. Desde la ventana se podía ver un árbol en el que descansaba una lechuza que miraba hacia el lugar en donde ellas se encontraban fijamente. Había una mesita con algunas revistas, todas religiosas y un montón de estampitas de San Lázaro junto a una cajita para dejar las donaciones en la que había unas cuantas monedas. Una de ellas cogió una y dejó medio euro. Se la guardó en el bolso escondiéndola en alguno de los múltiples bolsillos con cremallera que tenía. Siguieron sin hablar, sumidas en la tristeza que da el miedo a la muerte. Para ambas era un trago muy duro y si estaban allí era porque sabían que era lo que querían sus padres. Habían tenido que esperar años para hacerlo y antes de ese día tuvieron que dejar de lado las rencillas que las separaban y declarar una pequeña tregua en la guerra que mantenían desde su nacimiento.

    Tras una eternidad volvieron a escuchar ruidos en el edificio. Después de un par de minutos volvió a aparecer el funcionario.

    – Acompáñenme ? ordenó mientras se daba la vuelta y se dirigía al fondo del pasillo. Bajaron por unas escaleras y ambas pudieron sentir como se les erizaba el vello del cuerpo. Allí olía a productos químicos que aniquilaban cualquier otro olor. Había un montón de puertas y sobre algunas se veían unas luces rojas que estaban apagadas y que debían indicar algún tipo de trabajo. El hombre entró en una de las habitaciones y ellas se cogieron de la mano, sin darse cuenta.

    Una vez dentro vieron que en el centro de la sala, sobre una mesa estaba el ataúd de su madre. Ya no lucía tan hermoso como el día del entierro pero aún así, seguía siendo imponente. Una se puso a llorar y la otra le pasó el brazo por el hombro. Los dos hombres que estaban en la sala estaban curtidos en este tema y no mostraban ninguna emoción, más bien indiferencia y el aburrimiento que da el hacer siempre lo mismo. Las dejaron gimotear unos segundos y cuando consideraron que el momento de respeto ya debía acabar se acercaron al ataúd.

    – Vamos a abrirlo en su presencia. Después pondremos los restos de la fallecida en esa bolsa especial que pueden ver ahí y se los entregaremos. Ustedes tendrán que ir hasta el otro cementerio y allí procederán a abrir la tumba de su padre y poner los restos de su madre junto con los de él.

    Ambas lloraban y asentían con la cabeza. Los funcionarios abrieron la tapa del ataúd y las miraron inquisitivamente para ver si querían echar un vistazo. Ninguna de ellas se movió. Parecían clavadas al suelo. Ellos empezaron a recoger y poner en la bolsa, aunque sin acercarse no podían ver en realidad lo que hacían. La tapa les bloqueaba la visión. Tardaron muy poco. Uno de ellos se asomó y les preguntó:

    – ¿Qué hacemos con ésto? ? y les enseñó dos bolsas como de plástico, no muy grandes y con una forma muy peculiar.

    – ¡Las tetas de mamá! ? dijo una ? ¡Yo las quiero! Póngamelas en una bolsa aparte para llevar.

    – NO. Las tetas de mamá son mías ? dijo la otra.

    – Ni muerta. Las tetas son mías, yo lo dije primero ? y ahí comenzó la batalla. Se lanzaron una contra la otra y en unos instantes se estaban tirando de los pelos, arreando bofetones e insultando: Puta asquerosa, son mías

    – Puta tú, que eres del hospicio, que mamá te recogió ? se defendió la otra

    – Zorra de mierda, te voy a sacar los ojos ? y la batalla se recrudeció.

    Los hombres se lanzaron a separarlas. Habían visto peleas por joyas, relojes en incluso por unos zapatos pero nunca, nunca por dos bolsas de silicona.

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