A veces tienes la sensación de haber visto una película con anterioridad aunque sabes que esa es la primera vez. Supongo que es por el robo de cosas que funcionaron bien en otras historias con éxito y que se modifican levemente pero de forma que uno las tenga presente. Mientras veía The Spiderwick Chronicles o Las crónicas de Spiderwick no podía dejar de pensar en Psicosis, Harry Potter, Labyrinth, El laberinto del Fauno, Jumanji y algunas otras.
Un julay acarajotado la caga bien cagada
Comenzamos con una familia arruinada y deshecha que se muda a la casa de una vieja tía en el medio de la nada. Allí, uno de los chicos encuentra un libro que no debería abrir y al hacerlo comienzan una serie de trágicas consecuencias con bichos de leyenda, torturas, crimen y castigo. Los tres chavales tendrán que luchar para vencer al mal y restaurar la paz y el orden en un universo que se puede deshacer y desaparecer por completo a menos que hagan algo. Lo dicho, lo de siempre.
Habría que empezar diciendo que esta película espantará a los niños más pequeños con algunas de sus cosas. No he leído los libros pero me dio la impresión que se perdió un montón en la traslación desde el lenguaje literario al cinematográfico y el resultado se nota en la pantalla. Es un refrito de muchas cosas que no aporta mucho más y que poner bichos raros hechos por ordenador en una película no siempre es garantía de éxito. En el lado positivo, la historia entretiene a los adultos que solo quieran pasar un par de horas en una sala con aire acondicionado y al llegar el absolutamente increíble final que te deja con la boca abierta por lo falso que parece, al menos has logrado enfriar tu cuerpo unos grados y estás dispuesto a pasar el resto del día a la intemperie. Los actores y actrices hacen un buen trabajo y posiblemente en manos de otro director habrían conseguido un peliculón pero visto lo visto, se queda en una peliculilla de esas de tarde de domingo tirados en el sofá y cayendo dormido a ratos.
Si te va el género de la Fantasía, pásate por un cine. Si eres un espectador casual al que le atrae el cartel o alguno de los protagonistas, yo me lo pensaría.
Hoy he realizado algunos pequeños cambios en los cimientos de la bitácora. Todo comenzó con una chorradita y al final han sido varias cosillas que quería hacer desde tiempos inmemoriales y que paso a enumerar:
K2 v1.0 RC6. Ahora estamos sobre la última versión del K2, que es lo que sostiene el aspecto de la página y ayuda a colocar las dos columnas laterales y algunas otras cosillas. He tenido que ajustar algunos tornillos y por lo que parece todo se ve bien pero si alguien nota algo, ya sabéis para qué sirven los comentarios.
Gravatars. Aquellos que tengan un gravatar vinculado a la dirección de correo que usan para comentar, verán que la imagen que el duende que está escondido por ahí detrás añadirá su imagen al comentario. En caso de no tener una, lo cual me temo que sucede con el 99% de los comentaristas, que aquí sois todos muy Web 2.0 para mandar correíllos invitándome una y otra vez al Fasebuc o al maispase pero después, las cosillas estas interesantes no las adoptáis. Así que quien tenga uno, identificará unívocamente sus comentarios con su imagen elegida y para los demás, el señor duende elegirá una imagen que también es única y la pondrá en todos sus comentarios. La elección es aleatoria y no se puede cambiar.
TinyMCE en los comentarios. El pequeño y elitista grupo que comenta habitualmente verá que la ventana en la que dejan sus apreciados comentarios ha cambiado y ahora les permite añadir negrita, cursiva, subrayado o incluso poner un enlace de forma muy visual y sencilla. Aprovecho para recordar mi tolerancia CERO con los comentarios que tienen enlaces que no usan código html.
Super Cache. He cambiado a los esclavos que mantienen la cache y he puesto a unos más rápidos y poderosos. Igual hasta notáis un incremento de la velocidad de carga.
PHP 5. Después de años usando PHP 4, he cambiado a la versión 5 que soluciona algunos errores que tenía con algunos plugin de la bitácora. Igual hasta el sistema de refresco de página cuando se escribe un comentario vuelve a funcionar y así no os dedicáis a mandar comentarios duplicados.
Por lo demás, he quitado el mensaje que imploraba a los usuarios de Internet Explorer que se cambien a Firefox. Ya hemos conseguido una gran masa crítica y podemos relajarnos un poco.
Vuelvo a repetirlo. Si alguno nota algo raro, que me deje un mensaje en los comentarios.
Yo debo ser la única persona en el universo a quien la llegada de una nueva saga de películas con superhéroe no le quita el sueño. Quizás es que me he ido quemando a lo largo de los años con variasbasuras y no consigo creerme esas historias de malos malísimos que lo tienen todo a su alcance y tipos acarajotados que en tres minutos de múltiples planos y contraplanos acaban quedando equipados para salvar el mundo. Aún así, como Robert Downey Jr. es uno de esos actores que dan el tipo y hacen bien su trabajo, le he dado una oportunidad a la película Iron Man, la cual conserva su título intacto en su estreno español.
Un julay ferretero se vuelve drag-queen a fuerza de esnifar asbestos
Comenzamos con un millonario histriónico y algo metrosexual de mierda, pero de esos que follan chochas y no de los que van al gimnasio a dejarse ver por otros machos sudorosos en los baños que se dedica al pingüe negocio de la evangelización de los países musulmanes de mierda a base de bombas inteligentes. La última que ha creado se llama Jericho y reparte la buena nueva del Reino de los cielos entre orcos musulmanes cejijuntos que nos sirven para cuajar ese convencimiento que todos llevamos bien dentro sobre lo nocivo que es para el cutis y la belleza la religión de los piojosos barbudos. Al hombre lo rapta un grupo de esos terroristas hijosdeputa y como el está muy dotado en múltiples aspectos, se pone a trabajar y en menos tiempo del que tardan en hacer una mesa en bricomania se monta un chasis super-mega cazurro con inteligencia artificial de por medio y bombas variadas con el que reparte bendiciones entre los herejes y escapa. Un helicóptero americano que pasaba por allí como de casualidad con su mejor amigo lo recoge y se vuelve a casa medio trastornado y decidiendo dejar el negocio del armamento porque hay que darle una oportunidad al amor y si cerramos muy fuerte los ojos y lo deseamos con un corazón puro, los musulmanes terroristas de mierda verán la luz y se harán bellas personas cristianas que comerán cochino, beberán buen vino y dejarán sentarse a la mesa a las zorras que tratan como a perras. La cosa se le complica un poco y el tipo termina enviciándose con la marquetería y la orfebrería y se hace un nuevo traje de metal con inteligencia hiper-super-mega artificial con el que sale a expandir el evangelio. A todas estas, lleva una especie de agujero en el corazón en el que todo el mundo mete la mano como si fuera una reliquia católica y la chocha a la que realmente le quiere endiñar el supositorio y la cual lleva ovulando desde los quince años esperando que le llegue el turno se lo pone fácil pero ni toda la tecnología del mundo le permite acertar en el agujerito del dónut de la colega. Al final tendremos una fusión entre Robocop y Transformers, con peleas hechas a base de efectos especiales y como esto pretende ser una saga, os podéis imaginar quien será el ganador de la misma.
Está claro que lo mío ya no es el cine de héroes con amplios conocimientos de informática, tecnología irrisoria disponible en el cuarto de la lavadora y una pléyade de panolis que les sirven con lealtad ciega para que puedan seguir rascándose los huevos hasta el fin de los tiempos. Da igual que Robert Downey Jr. tenga una actuación decente, me sigo partiendo de risa con las volatadas en las que se sustenta el guión y no puedo dejar de despistarme cuando alguno de los actores comienza a decir palabras esdrújulas en sucesiones de series de Fibonacci para acarajotar a la concurrencia y que crean que la cosa es como muy de arte y ensayo. No vale que los efectos especiales sean impecables y mucho más logrados que los de muchas de las películas que he podido ver en los últimos tiempo con un gran presupuesto, a mí todo esto me deja frío porque el guión, ese montón de papeles que unos y otras recitan y en el que está escrito aquello que después nosotros veremos en pantalla, el guión no da la talla y se queda como un buen amago de lo que pudo ser y no fue. Al menos en esta ocasión no tenemos que pasar por el bochorno y la vergüenza del hombre araña y sus calenturas con la amiga guapa que folla con todo Dios salvo con él y esa abuela horripilante que debían haber matado antes de la primera película.
Y para no complicarlo más, digamos que está bien, se puede ver, sobre todo si eres mono-neuronal o tienes una novia con dos tetas como dos carretas y que jamás ha leído un libro y tu mejor amigo es capaz de tomarse diez calimochos seguidos para impresionar a las amistades. No esperes mucho más y procura dejarte el cerebro en casa.
De mi viaje siendo un tierno y adorable adolescente a la ciudad de Roma había quedado grabado a fuego el recuerdo de las Catacumbas de San Calixto. Fue una de las cosas que más me impactó, bajar a ese lugar y caminar por oscuros pasillos llenos de agujeros cavados en los lados en los que ponían a los primeros cristianos cuando morían para que esperaran allí la Resurrección y la vida eterna que vendría con ella, en ese hipotético y aburrido cielo donde solo hay gente buena y beatas bigotonas, porque las guapas son siempre viciosas y malas y acabarán con la gente como yo en el infierno. Llegar hasta las catacumbas fue una pequeña aventura que requiere de metro y autobús pero mereció la pena por circular por la Via Appia Antica y llegar al lugar justo antes del cierre para descansar por la comida. Me molestó bastante que no permitan hacer fotos dentro de las catacumbas, sobre todo cuando han retirado todos los cuerpos de la zona que recorres. En mi primera ocasión allí habían calaveras en algunos nichos y aunque estaban fuera de nuestro alcance, creaban una sensación terroríficamente mágica. Ahora no pasa de ser un paseo en una cueva artificial acompañado por un cura que trata de evangelizarnos y con la frustración de no poder hacer fotos y además no poder vivir la experiencia plenamente. Las catacumbas de San Calixto se remontan al siglo II y hay cerca de veinte kilómetros en varios niveles, de los que la mayor parte aún está sin explorar. El momento cumbre de la visita es cuando ves la tumba de Santa Cecilia, la patrona de la música, solo que ni ella está enterrada allí en la actualidad, ni la obra que la recuerda es la original porque ambas fueron llevadas a otras iglesias. En fin, es el precio de la fama.
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