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  • Volviendo a casa

    24 de octubre de 2007
    Volviendo a casa

    Volviendo a casa, originally uploaded by sulaco_rm.

    Hace unos meses veíamos otra foto tomada instantes después que esta de hoy. El lugar es uno de los puntos mágicos de la ciudad de Ámsterdam, ese en el que se pueden ver siete puentes sobre un canal. De todas las fotos que he seleccionado para esta pequeña y subjetiva serie la de hoy es mi favorita. He suprimido los colores salvo por un verde muy específico que se puede ver en algunos árboles y por el amarillo que se volvió naranja y que podemos ver reflejado en el gris del agua.

    En mi casa no hay absolutamente nada colgado en las paredes. No hay fotos, ni posters, ni cuadros ni ninguna otra cosa. No me gustan, no aportan nada y siempre me ha gustado la limpieza de las paredes, la belleza espacial que aportan al conjunto. Esta foto puede que sea la excepción, me gusta tanto que creo que la mandaré imprimir en un lienzo y la pondré en algún rincón para poder mirarla cuando necesite recargar las pilas porque esa es la sensación que me da, transmite energía, fuerza, decisión, la voluntad de elegir el camino que quieres seguir, de salvar obstáculos. En nuestra vida estamos siempre volviendo a casa, no importa lo rápido que corras o la determinación que tengas para escapar, en realidad al final, en el último instante, habrás vuelto al hogar y de alguna forma muy subjetiva esta imagen me lo recuerda.

  • Ciudadano van der Chino

    23 de octubre de 2007

    En la vida de todo ser humano hay un momento muy especial que por desgracia no recordamos. Es ese en el que sacamos el cabezón del recipiente en el que nos han contenido durante nueve meses y si hay suerte puedes oler pasados unos instantes el fabuloso aroma de una hamburguesa recién hecha en cualquiera de esos restaurantes de comida basura que reciben ese nombre porque la carne no parece carne, las verduras no se las pondrías ni a los cerdos de una granja de Chernobyl y el refresco viene en vasos enormes y llenos de hielo y son más agua que otra cosa.

    En la línea del tiempo ese momento llega muy pronto y por eso no lo podemos disfrutar como deberíamos. Sin embargo, unos pocos afortunados reciben la exclusiva oportunidad de nacer por segunda vez, de revivir ese instante mágico y lo pueden hacer siendo adultos. No es algo que tú, o tú o incluso aquel pueda hacer. Tienes que cumplir una condición muy particular. Has de nacer como ciudadano de un país hereje, de una tierra en la que no hayan rubios y después de unos años de duro entrenamiento, después de aprender la lengua sagrada neerlandesa o copiar en el examen que viene a ser lo mismo, después de aprender sobre la cultura holandesa, su forma de vida, su maravillosa historia, después de todo esto recibes una carta en la que te informan que aceptan tu solicitud y tras pasar un último trámite te darán el sacrosanto pasaporte holandés, ese libro que te abre las puertas del cielo, que te vuelve bendito a los ojos del gran Dios de los cristianos.

    Esa última prueba, la definitiva, ese momento tan especial es llamado la Ceremonia de Bienvenida. Es el momento en el que vuelves a nacer, escupes y pisoteas la mierda de pasaporte de tu país tercermundista de origen y se te llena el corazón de orgullo al saber que vas a ser holandés. Para ese día tan especial cada ayuntamiento prepara una fiesta en la que los nuevos ciudadanos reciben la bienvenida al Primer Mundo.

    A mi amigo el Chino le llegó su hora la semana pasada. Mediante una carta certificada y bendecida por el gobierno holandés se le informó que el martes pasado decía adiós a la mierda de pasaporte chino y a partir de ese instante sería conocido como Burger van der Chinees o Ciudadano van der Chino. El hombre no cabía en sí de gozo porque desde que nació, desde que vio la luz del sol por primera vez sabía que su aspiración máxima era llegar a ser holandés, ser conocido como ciudadano del país del queso y pasear por el mundo con orgullo. El día designado se puso sus mejores ropas de saldo y fue al salón de recepciones del ayuntamiento de la ciudad de Utrecht en el que tendría lugar la ceremonia. Estaba muy nervioso por tener que afrontar ese momento tan importante de su vida.

    Al llegar lo recibieron unas chicas rubias guapísimas envueltas en velos que dejaban ver todo el material que había bajo ellos y que se agitaban al ritmo de música holandesa y se ponían duros los pezones con cubitos de hielo para enaltecer a la audiencia. Esas chicas son vírgenes auténticas, seleccionadas entre lo más granado de la población y podrán poner en su currículo que han colaborado a recibir a la nacionalidad verdadera a nuevos ciudadanos. Hasta hace unos veinte años lo de encontrar vírgenes era una tarea relativamente sencilla pero desde que Colgate hizo los tubos esos grandes que parecen consoladores y se empezó a importar en Europa las bananas de Costa Rica es cada vez más difícil encontrar una virgen de verdad. Para suplir la carencia primero se echó mano de las cuervos, las hijas del profeta, esas que no comen carne de cochino, no te miran a los ojos y se tapan con trapos la cabeza. La gente se quejó porque el espectáculo había perdido mucho y además eso de que las cuervos no follen está por demostrar, que algunas son arretrancos sobradamente conocidos. Se pensó en cambiar la ceremonia, en alterar el protocolo y saltarse la Ceremonia de Bienvenida con las vírgenes desnudas pero eso sería tanto como negar nuestro nacimiento, aunque a nadie se le ha ocurrido pensar que las mujeres que paren no son vírgenes, lo normal es que en algún momento anterior al embarazo pierdan ese pequeño sello que certifica su producto. Así que en un país de hombres y mujeres pragmáticos echaron mano de la ciencia y listo. Un día antes de la ceremonia se les restaura el himen a las vírgenes con un poquito de plastilina y así se puede considerar que técnicamente son nuevamente vírgenes.

    Tras el sobeteo y los rozamientos con las vírgenes que simulan el nacimiento llega la ceremonia del cordón umbilical en la que se le corta al nuevo ciudadano un mechón de pelo y en caso de calvos se echa mano del pelo del sobaco o del vello púbico. Después se les dan unas tortas en el culo y a mi amigo el Chino se le saltaron las lágrimas cuando le arrearon en el trasero para que llorara por primera vez siendo holandés. Mientras lloraba una de las vírgenes se acercó a cada uno de los candidatos y le ofreció el pecho para que mamara la santa leche neerlandesa y recibiera su bautismo en la nacionalidad verdadera. El Chino no tuvo mucha suerte con la hembra que le tocó y como la tipa estaba cargadísima de silicona acabó chupando plásticos y otras materias que seguramente sean cancerígenas. Aún así, disfrutó el momento y cuando acabó su primer biberón de auténtica leche holandesa firmó los papeles, la gente lo felicitó y lo abrazó y le sugirieron que se tiña el pelo de rubio y afronte esta nueva etapa de su vida con optimismo.

    A partir de ahora, el hombre anteriormente conocido como el Chino será el Ciudadano van der Chino aunque en esta bitácora seguiremos llamándolo el Chino porque hay confianza.

  • Los señores de la guerra

    23 de octubre de 2007
    Los

    Los señores de la guerra, originally uploaded by sulaco_rm.

    En mi visita a Barcelona descubrí que lo que me gusta de la ciudad es Gaudí y poco más. Toda su obra me fascina y una de mis amigas y comentarista habitual acabó regalándome un libro sobre ese genio en el que cuentan algunas cosillas sobre él. Ya habíamos visto la foto de hoy, pero fue en colores y ahora que las comparo me da la impresión que el original es muy plano, le falta profundidad, emoción, sentimiento o quizás otra cosa. Esta versión en blanco y negro fuerte y violento me fascina por la fuerza que parece contener en la ausencia de colores. Esta no fue una conversión clásica desde el color al blanco y negro, fue un robo despiadado de colores y una exaltación del negro, que reluce tanto que asusta.

  • Es muy duro reflexionar

    22 de octubre de 2007

    Cuando uno se engancha al tren de la educación tiene que tener claras sus limitaciones. Yo siempre fui de ciencias, porque era algo que podía comprender y hasta cierto punto reconocía las pautas que me mostraban en los libros o me leían los profesores en clase, que al fin y al cabo la mayor parte de ese colectivo carece de dotes para la comunicación y se limitan a indicarnos la página en la que podemos adquirir el conocimiento. Esto es aún más cierto cuanto más elevada es la educación y al llegar a la Universidad si hay una verdad absoluta es que aprovechas mejor tu tiempo no yendo a clase porque la mayor parte de esos que deben ilustrarte son fracasados que no valen para el mercado laboral y acaban sus días jodiendo a sus alumnos ya que no pueden aspirar a más. A mí me hubiera gustado ser de letras, tener la chispa esa que dispara las palabras y disfrutar con la belleza de los textos clásicos pero no pudo ser y cada vez tengo más claro que aunque quisiera jamás lo habría conseguido porque en las letras no hay mucha lógica, no existe la belleza del orden y definitivamente no se puede demostrar nada siguiendo un conjunto de normas previamente conocidas.

    Los idiomas entran para mí en el grupo de las letras y por desgracia también soy un negado para ellos. Logré amaestrar el inglés porque seguramente me iniciaron desde muy pequeño y pasé dos veranos completos en los Estados Unidos pero más allá de eso no voy a conseguir grandes éxitos. Tampoco me importa que no es moco de pavo ser totalmente bilingüe y pensar, soñar, hablar, odiar y amar tanto en español como en inglés tiene su encanto. El holandés me ha llegado muy tarde y no hay forma de amaestrarlo, aunque seguiré intentándolo y no desistiré. Esta semana en clase tuvimos una amarga despedida. Aquella que llegó de Los Angeles y estaba únicamente de visita por un par de meses ha de volver a casa y en nuestra clase tenemos la primera baja, ya que no cuento al Chino como un miembro estable del colectivo. Se va con su melena indómita, esa misma que hace rabiar de insidiosa envidia a las compañeras porque su pelo siempre parece perfecto y ella reconoce sin problemas que le toma más de una hora para estar así de esplendorosa a las nueve de la mañana. Se va una diva pero aún nos queda el clan de las Rusas, una banda compacta de mujeres que han descubierto el amor verdadero a través de esa gran santa que es Santa VISA.

    Mis problemas con el holandés son simples de entender. Por una parte está la forma de crear las frases subordinadas y aquellas que tienen verbos compuestos. Lo de llevar el verbo al final no va conmigo, especialmente en el idioma hablado. No puedo pensar una frase en la que el verbo es la pieza fundamental a la hora de transmitir la información y tener que mantener esa pieza central oculta hasta el último momento. Por ahora lo estoy supliendo con frases cortas. En lugar de decir Ayer he con mis amigos por la tarde en Amsterdam al cine ido, que sería la forma de montar la frase en holandés yo digo Ayer fui al cine. Fui con mis amigos. Fue en Amsterdam y así capeo el temporal y mi cerebro procesa con relativa velocidad pequeñas piezas de información.

    Mi siguiente problema con el holandés es la maldita partícula er. Son solo dos letras, pero bien puñeteras. Er se puede usar de un montón de formas distintas. Yo con mi limitado holandés conozco tres de ellas, todas diferentes, todas con sus reglas y excepciones y eso es lo que me desquicia. En realidad es una palabra que sustituye a otras, que aporta contenido relativo al lugar o a la persona o a otras cosas, una especie de pronombre que en realidad no lo es. Si lo veo en un escrito puedo llegar a captar el significado pero si alguien lo usa mientras habla lo más normal es que me pierda completamente y no sepa por donde van los tiros. Es como si se te escapa la señal portadora y allí donde escuchabas música pasas a oír ruido. Espero que esto no sea una enfermedad incurable y algún día llegaré a usar uno de esos er en alguna frase estúpida y será un momento mágico.

    Finalmente mi tercer problema con el idioma son los pronombres reflexivos y la forma de usarlos. Ahora que lo pienso en español son también igual o más complejos y yo no podría explicárselo a un extranjero. Pongamos por ejemplo cascársela. Si alguien trata de averiguar como sabemos que yo me la casco, tú te la cascas y él se la casca, no sabría como contárselo. Aún más complejo sería decirle que Ella NO se la casca porque a ella se la endiñan. A cualquier extranjero que ve esto en nuestro idioma seguro que le vienen a la cabeza un montón de preguntas relacionadas con esos me-te-se y no digamos de los la que tenemos por ahí sueltos. Pues bien, eso lo hacemos de forma natural, tanto cascárnosla como entender el significado del acto reflexivo que ello conlleva. Ahora crucemos la línea del holandés y las reglas son distintas. Los pronombres reflexivos son diferentes, su uso es otro y para hacerlo aún peor, algunos son exactamente igual que los pronombres personales y no los puedes omitir. Así, un verbo tan simple, sencillo y modesto como el verbo sentir se torna en una pesadilla reflexiva, particularmente cuando hablas de los sentimientos de la segunda persona del singular y si le preguntas a un amigo si está malito (se siente enfermo) sería algo como Voel je je ziek? y la pronunciación de esos dos je je es yeye y claro, me entra la risa boba y en la puta vida conseguiré usar el reflexivo porque es como muy Yeyé. Tendré que encontrar alternativas no reflexivas o de otra forma no lo conseguiré.

    Así que en esta semana he aprendido a complicarme la vida de una forma reflexiva, he aprendido a distinguir entre el pasado perfecto e impecable del pasado imperfecto y desastroso y para procesar todo este exceso de información nos han dado una semana de vacaciones en la que procuraré restaurar todas la partes de mi cerebro que han sido dañadas por tanto galimatías idiomático.

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