Entre mi vasta colección de fotos en flickr hay un montón de ellas que he tomado en los viajes que he ido haciendo estos últimos años pero por alguna razón las más populares siempre son las de flores, molinos de viento, desfiles en Amsterdam y setas. Creo que esta es la primera foto del viaje a Praga en Julio del 2005 que consigue entrar en el Club de las 500. Se trata de un reloj astronómico que está en el ayuntamiento de la ciudad de Praga. Para una descripción más detallada os tendréis que leer la anotación Starom?stská radnice – Reloj astronómico o incluso visitar el album de fotos de Praga.
-
Farfullo
La percepción se define en el diccionario como sensación interior que resulta de una impresión material hecha en nuestros sentidos. Párate a pensar por un instante en la gente con la que tratas cada día y tu percepción de las mismas. Los prejuicios de toda índole nos controlan y hacen que a unos les dediquemos una sonrisa y a otros les viremos la cabeza. Es algo que tenemos muy bien programado en nuestro código, un mecanismo que crea amistades, fomenta amores y alimenta guerras. Seguro que habrá gente formulando teorías para controlar nuestra percepción y cuyo objetivo final debe ser un mundo mejor, con gente feliz y en donde todos miremos con ojos cristalinos a los demás y sin fijarnos en su color, ropa, maneras o compañías. Dudo mucho que eso llegue a funcionar y si tienen éxito este mundo será infinitamente aburrido.
Fijándome en mí mismo me doy cuenta que funciono de una forma muy básica: me gustas o no. No me complico demasiado porque versiones anteriores de mis algoritmos para la relación con otros humanos resultaban demasiado complicados y difíciles de manejar. Ahora todos caen dentro de uno de los dos grupos y las transferencias entre ellos ocurren frecuentemente. Mi percepción de los demás cambia conforme la línea del tiempo va dibujando su figura. Tiendo a valorar también la reciprocidad. Si hago un esfuerzo y veo que no se corresponde, corrijo y ajusto. Ir contracorriente está bien para jóvenes inconscientes o enganchados emocionales pero uno ya anda de vuelta de todo y en este mundo sobra gente y es más fácil pescar nuevas amistades que desquiciarte con las que tienes.
Aún así, reincido en muchas ocasiones con amistades perdidas del pasado que vuelven a cruzarse en mi camino. Celebro esos reencuentros, esos nuevos párrafos que completan el libro de mi vida. Mi amigo el Rubio denomina a esas pausas Guerras de Silencio y dice que yo soy todo un maestro en ellas, que las uso de una forma soberbia. Según él creo adicción en la gente y sé perfectamente cuando cerrar el grifo y cuando he de volver a abrirlo. En realidad creo que él exagera y que me asigna poderes que definitivamente no tengo aunque bien que me gustaría poseerlos. Ayer hablábamos sobre este y otros temas trascendentales después de bebernos una botella de Anna de Codorniú entre los dos y cinco o seis cervezas cada uno. Veíamos fotos de los últimos siete años en su portátil y nos reíamos recordando anécdotas, momentos que han quedado inmortalizados por alguno de nosotros y que forman parte de nuestro bagaje. También hablábamos de otros amigos y amigas que han pasado por nuestras vidas, gente que pudo ser y no fue, fracasos rotundos y grandes decepciones. Todos las tenemos. Forman parte del juego. Su hija de dos años y medio nos interrumpía para pedirnos pan con el que alimentar a los patos que acudían a su jardín ante las noticias de comida gratis. Era el primer día de actividades en el exterior de esta temporada, la inauguración de esta primavera. Para algunas cosas malas tenemos una memoria muy corta y ya se nos ha olvidado que hemos estado un montón de meses en la obscuridad. Ahora solo vemos y disfrutamos luz, cada día ganamos un montón de minutos y celebramos con júbilo esas tardes al aire libre.
En este juego de percepciones que parece tener vida propia me llegó hoy un correo de un viejo amigo al que reencontré en estas vacaciones canarias. Lo conozco desde que era un chiquillo, he sido testigo de muchísimas de sus maldades y fue vernos y retomarlo donde lo habíamos dejado un montón de años atrás. En su correo puso una frase que me ha encantado porque ilustra su percepción sobre mi, una forma cachonda de describirme y que quiero guardar en éste mi diario: saber de la más emblemática figura del farfullismo ha sido para mí motivo de júbilo total. En realidad siempre he sabido que soy un farfullo pero la corrección y posiblemente el terror visceral que me tienen impide a la gente decírmelo sin darse cuenta que yo soy el primero que no se toma en serio.
-
Margaritas blancas en el Club de las 500
Tercera y última foto de flores que entra en el Club de las 500 en esta tanda. Este es uno de mis fondos de escritorio favoritos.
-
Un golpe de suerte
El buen Dios de los cristianos se porta bien conmigo de cuando en cuando y me envía alguna señal para que no pierda la fe, esa que ya no tengo en la organización que lo representa en el planeta y que emponzoña todo lo que toca además de ser un peligro para los niños.
Justo antes de irme de vacaciones a Gran Canaria jugaba con mis amigos el Rubio y el Moreno a eso a lo que jugamos los niños grandes. A nosotros nos aburren las consolas y definitivamente no nos encontrarás en Second Life quizás porque nuestras vidas son interesantes pero lo que sí hacemos de cuando en cuando es jugar en la Bolsa y comprar y vender opciones y acciones. Lo de las opciones es algo un pelín arriesgado y ya hemos tenido algún zarpazo pero hay que reconocer que cuando funciona, la sonrisa te llega de oreja a oreja. Lo primero es intercambiar correos a destajo con ideas sobre comprar esto o aquello, mirar páginas económicas, la evolución de los índices y del mercado y jugárnosla para ganar unos euros. Como decía al comienzo, antes de las vacaciones el mercado se desplomó durante unos días y llegó a perder tanto que pensamos que había tocado fondo y compramos opciones del AEX que expiran en mayo del 2006. El Rubio compró para el AEX en 525, yo compré para el AEX en 515 y el Moreno para el AEX en 580. El primero se gastó ciento y pico euros, yo trescientos y el Moreno unos mil quinientos euros. Me marché de vacaciones, no tenía Internet en casa de mis padres y me olvidé totalmente del asunto. Y así pasaron casi dos semanas turbulentas con los mercados subiendo y bajando continuamente y con los inversores muy nerviosos. Había puesto un disparador para que en caso de duplicar el valor me enviara un SMS pero no sucedió nada.
El miércoles que volví a los Países Bajos hubo una gran perturbación en la Fuerza y se disparó mi alarma. Mi opción se había duplicado. Sucedió mientras volaba sobre los cielos europeos. Llamé a mi amigo el Moreno y me dijo que él había vendido al día siguiente de yo marcharme sin ganar más de treinta euros porque no soportaba la tensión y la bolsa estaba como una montaña rusa. Llamé a mi amigo el Rubio y me confirmó que él también había vendido ganando cien euros porque la cosa estaba muy inestable. Solo quedaba yo.
Al día siguiente me voy al trabajo y el mercado sigue subiendo como la espuma. Mi opción continúa revalorizándose hasta alcanzar los 850 euros. Mis amigos me pedían que vendiera, que vendiera, que hiciera caja y me olvidara del asunto. Yo quería seguir un día más, hasta el viernes pero ellos me machacaron una y otra vez hasta que cerca del cierre del mercado de valores puse una orden de venta y gané 505 euros una vez descontadas las comisiones. Inmediatamente transferí los beneficios a mi cuenta corriente. Si hubiese esperado un día más podría haber vendido por 1200 euros y ganar un huevo de pasta más pero como dicen los expertos, uno nunca compra en el momento más barato ni vende en el más caro y el buen jugador debe saber cuando retirarse y no ser avaricioso.
Los beneficios de la venta de mi opción los invertiré esta semana en un objetivo Tamron SP AF90mm F/2.8 Di Macro 1:1 y en unos anillos extensores para mi cámara. Pensaba comprármelos de todas formas pero al menos me queda la satisfacción de saber que los he conseguido gracias al dinero ganado. La visita anual al Keukenhof es inminente y este año quiero centrarme exclusivamente en fotografía de detalles, que ya tengo más de mil fotos de los tulipanes.