Distorsiones

  • Inicio
    • Contactar
    • Acerca de
  • Lo imprescindible
    • Visitar Holanda
    • Índice de álbumes de fotos
    • Índice de viajes
    • Recetas de cocina
    • Hembrario
    • El club de las 500
    • Álbum de fotos de bicicletas
    • Álbum de fotos de cervezas
  • Destacados
    • La Arbonaida
    • Comida en fotos
    • Mi herencia
    • uno+cero
    • Visitar Holanda
    • Mis ratos en la cocina
  • Flores rosas y amarillo en el Club de las 500

    26 de enero de 2007
    Flores rosa y amarillo en 1024x768

    Flores rosa y amarillo en 1024×768 , originally uploaded by sulaco_rm.

    Este es el fondo de escritorio más popular de mi colección. No ha tardado mucho en conseguir su puesto en el Club de las 500. La foto la hice el año pasado cuando visité el Keukenhof.

  • Quizás sea una pesadilla

    25 de enero de 2007

    Este relato comenzó en La mensajera

    Había pasado un rato pero aún seguía con la impresión del suceso que habían presenciado anteriormente. La niña parecía más tranquila y había dejado de llorar. Ambas llevaban bolsas con las cosas que compraron, ropa y algo de maquillaje. Las rebajas incitan al consumo de quienes se dejan atrapar por ellas. Vas a una tienda con una idea muy clara de lo que quieres y sales posiblemente con un montón de cosas que no necesitas y sin aquello que buscabas. Le pasa a todo el mundo.

    Entre la multitud del centro comercial te vuelves un desconocido. Nadie te mira, nadie te presta atención más allá de un instante y puedes moverte libremente. Ahora que terminaron de comprar subieron a la planta alta, a la zona de bares y restaurantes. Se sentaron en una cafetería que siempre está llena, con mucho movimiento y una falsa terraza en el exterior, en la amplia avenida cubierta de la galería. Pidieron chocolate con churros y la madre empezó a mirar las cosas que llevaba en las bolsas y enseñarle a su hija las que eran para ellas. Ambas parecían felices y despreocupadas pero no era así. La madre seguía dándole vueltas a la acción de su hija, seguía sin llegar a comprender como la niña había señalado al hombre, le había dicho que iba a morir atropellado y un poco más tarde así sucedió. Estas cosas no suceden en el mundo corriente. Esto es cosa de películas y relatos pero no te pasan a ti. Pero sucedió. Ella lo había presenciado. Lo podía negar tanto como quisiera y tratar de olvidarlo aunque había un hombre muerto de por medio. Una vida sesgada.

    Al poco llegaron los churros y el chocolate y ambas se lanzaron a comerlos. Los agarraban con una de esas pequeñas servilletas que ponen en las cafeterías y que siempre tienen el nombre y la dirección del local. Si te paras a pensarlo no es algo que sirva de mucho porque nadie se las lleva para llamar más tarde y preguntar algo. A una cafetería se entra, se come y te vas. No le das más vueltas. Los churros estaban muy calientes pero eso no las detuvo. No hablaban. De cuando en cuando miraban hacia una televisión colgada del techo en la que daban vídeos musicales. Pronto no quedaron churros y la niña se acabó también su chocolate.

    ? ¿Quieres más churros? ? le preguntó la madre
    ? No, ya estoy llena. Estaban riquísimos. ¿Podemos comprar golosinas en esa tienda? ? y señaló hacia un local justo enfrente especializado en gominolas y frutos secos.
    ? Sí, ahora cuando pague vamos. No, mejor aún, si quieres vete tú primero y así vas eligiendo lo que quieres. Yo voy en un segundo.

    La niña sonrió y salió disparada hacia la tienda. El camarero ya estaba en camino con el pequeño plato en el que traen la cuenta. Ella sacó el monedero, rebuscó entre las monedas y pagó dejando un poco de propina, lo justo. Tres céntimos. Como decía su hermana, eso es un duro de los de antes. A ella nadie le daba propina por su trabajo y si alguien la merecía era ella. Continuamente lanzaba miradas hacia el local donde se encontraba su hija para asegurarse que no se marchaba. Cuando ya se levantaba vio que se había echado a llorar y se echaba las manos a los ojos. Agarró las bolsas y cruzó la distancia que las separaba, que no era mucha. Entró en el local y la niña lloraba mientras una mujer trataba de calmarla.

    ? ¿Qué te pasa mi amor? ¿Te han hecho algo? ? le preguntó la madre sin prestar mucha atención a la mujer que estaba junto a su hija. La chiquilla negó con la cabeza mientras gimoteaba y aspiraba los mocos. Parecía desolada, mucho más mayor de lo que realmente era. Se giró hacia la mujer y le preguntó:
    ? ¿Usted vio lo que le ha sucedido?
    ? No. Yo estaba comprando cuando he visto que la niña se echaba a llorar y como miraba hacia mi he venido a ver que le pasaba ? dijo la desconocida, una chica rubia y bastante atractiva de aspecto cuidado y una melena preciosa.

    En eso la niña señaló hacia la mujer mientras aún seguía llorando

    ? Ella también, mamá. Ella también. Es la hermana. Ella es la hermana ? dijo mientras se echaba a llorar nuevamente.
    ? ¿Qué dice su hija? ¿a qué se refiere?
    ? A nada. Cosas de niñas. No le haga caso ? estaba perdiendo el color y solo le apetecía salir de allí dentro lo antes posible y marcharse a casa. Aquel día se había convertido en una pesadilla que quería terminar.
    ? No mamá. Es la hermana. Ella es la hermana del señor que murió atropellado. De Arturo.

    Ahora la que puso cara de sorpresa fue la desconocida. Primero las miró extrañada y después, poco a poco fue torciendo el gesto.

    ? ¿Qué sabe ella de Arturo? ¿Por qué conocen a mi hermano? ¿Acaso esto es un juego o una cámara oculta? ? preguntó un poco alterada.
    ? No sé de donde ha sacado mi hija ese nombre. Se está refiriendo a un hombre que nos cruzamos hace un rato. Después de hablar con nosotros salió al aparcamiento a buscar su coche y lo atropellaron. Murió allí o al menos eso decían los de seguridad. Nosotros lo vimos en el suelo.
    ? Sí se llamaba Arturo. Arturo Pérez. Como ella. Ella es su hermana. Ellos me lo han dicho ? dijo mientras la señalaba con el dedo.
    ? Esta es una broma de muy mal gusto ? les gritó perdiendo la compostura. Sus ojos comenzaban a volverse acuosos. Estaba a punto de echarse a llorar. También se podía notar por el tono en falsete de su voz. Se dio la vuelta y se marchó corriendo sin volverse a mirarlas.
    ? ¿Por qué lo has hecho? ¿Por qué has dicho eso? ? le preguntó la madre con un tono de voz un poco enfadado.
    ? Porque las luces me lo han dicho ?Se echó a llorar de nuevo y entre sollozos dijo ? Las luces dicen que ella también va a morir ahora, que han vuelto para recogerla.

    La madre miró horrorizada hacia su hija. No se podía creer lo que estaba escuchando. Debía estar soñando, esto no podía ser real. Pero justo en ese instante se comenzaron a oír gritos que llegaban desde abajo, gente pidiendo una ambulancia, otros simplemente dando órdenes y exigiendo a los mirones que se apartaran. Agarró por el brazo a la niña y fueron a las escaleras. Desde arriba podían verlo todo. En la planta baja, tirada en el suelo estaba la mujer con la que habían hablado hasta hacía unos momentos. Estaba de espaldas. A su alrededor se congregaba una muchedumbre curiosa. La niña volvía a llorar.

    Tiró de su hija y se volvió para buscar las escaleras que estaban en el otro extremo del centro comercial. Ella también lloraba, en silencio.

    Este relato continúa en Hazle caso

  • Molen van Piet en el Club de las 500

    25 de enero de 2007
    Molen van Piet

    Molen van Piet, originally uploaded by sulaco_rm.

    Otro molino de viento que llega el Club de las 500. En esta ocasión es el Molino de viento van Piet ubicado en Alkmaar, una ciudad al norte de Amsterdam famosa por su mercado del queso, el cual se celebra entre abril y septiembre los viernes de 9 a 12 de la mañana y un evento que vale la pena ver. El Molino de viento van Piet se puede visitar por dentro.

  • La mensajera

    24 de enero de 2007

    Un solo dedo lo señalaba. Era el dedo de una niña de siete u ocho años. Se mantenía fijo en él y acaparaba la atención de la gente que pasaba a su lado porque estaba acompañado de un grito constante y agudo. Era una tarde de verano, de esas con calor pegajoso y desagradable que te invita a permanecer en casa o en algún lugar con aire acondicionado y mantenerte lo más lejos posible del exterior, por eso estaba en un centro comercial, los nuevos templos dedicados al consumo que han crecido como setas por todas las ciudades y en los que las hordas de clase media malgastan sus vidas.

    La chiquilla llevaba un vestidito rosa que le llegaba hasta un poco por debajo de las rodillas y unos zapatos blancos con calcetines del mismo color. En su mano, esa con la que lo señalaba, tenía unas pulseras con cuentas como las de los hippies, hecha con algún juego para crearte tus propios abalorios y que supuestamente estimulan la creatividad de los niños. De nada sirve tanta estimulación si después los aparcas delante de una televisión durante horas para que no te molesten.

    La madre volvió corriendo del escaparate donde estaba mirando ropa y le lanzó una mirada asesina preguntando a la niña que le había hecho el hombre malo. La chiquilla se lanzó en brazos de su progenitora. No era un bebé o un niño pequeño incapaz de articular sus pensamientos, era una niña que ya debería saber leer y escribir y que podía hablar perfectamente. En lugar de hablar seguía llorando y llorando. Su madre volvió a fijarse en el hombre, de alrededor de cuarenta años, bien vestido y algo nervioso. Se frotaba las manos continuamente y se veía que estaba por marcharse y dejarlas allí.

    Tras lo que pareció una eternidad la niña volvió a señalarlo con el dedo y lo dijo:
    ? Este señor va a morir hoy ? A los dos adultos les cogió el mensaje por sorpresa. ?l se esperaba otro tipo de acusación que sabía falsa y por eso se había puesto tan nervioso y ella también creía que los llantos eran por algún tipo de abuso.
    ? ¿Qué dices María? ¿Quién te lo ha dicho? ¿Cómo lo sabes?
    ? Unas luces muy bonitas que estaban a su lado. Va a morir hoy. Lo van a atropellar. Las luces han venido a buscarlo para llevarlo hacia otro lugar.

    La sorpresa en las caras de la madre y el hombre eran evidentes. ?l comenzó a relajarse, dejó las manos caídas y una pequeña sonrisa comenzó a romper la seriedad de su rostro. Ya nadie parecía prestarles atención.
    ? María, me has dado un susto de muerte. Discúlpate y vamos ? dijo la madre.
    ? No se preocupe señora, son cosas de niños ? le dijo y se volvió para marcharse.

    La chiquilla y la madre se quedaron mirándolo mientras andaba por la galería en dirección a la salida. Llegó a la puerta principal y salió al aparcamiento. Seguramente aún iba pensando en lo que acababa de sucederle, riéndose de aquella bobería. Su coche estaba en la segunda o la tercera fila hacia la derecha, no muy lejos de la puerta. Aún tenía la sonrisa tonta en la boca cuando recibió el golpe. No lo vio venir. Fue un impacto limpio, que lo lanzó por el aire y al caer se golpeó la espalda contra el capó del vehículo. Su cuerpo adoptó una posición extraña, anómala. El coche frenó bruscamente. Era un Opel azul metálico tuneado, con las ruedas más grandes que el modelo original y alerones por todos lados. De su interior salía una música machacón a un volumen demasiado alto.

    El hombre quedó tirado en el suelo mientras un pequeño río de sangre se comenzaba a formar. Los de seguridad corrían hacia el lugar hablando por sus emisoras, informando de lo ocurrido. La gente corría también y una señora que estaba muy cerca con su carrito de la compra gritaba histérica. El conductor era poco más que un niño, con el pelo cortado de forma extraña y mechas rubias. En su cara resaltaba un piercing en una de las mejillas y un tatuaje asomaba por su cuello. Del asiento del acompañante salió una chica que estaba a punto de comenzar a llorar. Su aspecto era el de una barbie indecente y deformada, falta de ropa y sobrada en carnes. Iba demasiado maquillada.

    Los ojos del hombre se volvían vidriosos por momentos. Los de seguridad le tocaron el cuello para ver si tenía pulso. Por la cara del que lo hizo todos supieron que estaba muerto. El joven se echó a correr dejando su coche y a todo el mundo allí. Aullaba mientras lo hacía. Su chica se mordía las uñas al lado del cadáver mientras un río de lágrimas le estropeaba el maquillaje y le daba el aspecto de una muñeca sucia.

    La mujer con la niña salió al exterior y vieron la multitud agolpada en torno al cuerpo y el coche. Ella ya sabía quien estaba allí pero necesitaba verlo con sus ojos. Se abrió paso y cuando por fin pudo ver a la persona atropellada reconoció al hombre al que su hija había señalado. No se dio cuenta que aún llevaba a la niña de la mano y que ella también lo estaba viendo todo. La madre se cubría la boca con su mano libre. La hija lloraba silenciosamente. La niña vio algo que los demás no pudieron ver, las mismas luces que le habían dicho lo que iba a suceder y que ahora revoloteaban alegremente en el lugar. En lugar de tres eran cuatro. Hicieron círculos alrededor de la niña y le susurraron que no se preocupara, que todo estaba bien. También le agradecieron la ayuda prestada y después de eso salieron disparadas hacia el cielo perdiéndose rápidamente entre las nubes que lo cubrían.

    La madre y la hija volvieron a entrar en el centro comercial. Ambas iban en silencio. Una lloraba y la otra aún no había asimilado lo que acababa de suceder frente a sus ojos. Todo había sido muy extraño.

    Este relato continúa en Quizás sea una pesadilla

←Página anterior
1 … 3.217 3.218 3.219 3.220 3.221 … 3.624
Página siguiente→
  • huitten en La boda de mi mejor amigo – My Best Friend’s WeddingEsas son las que divierten y te hacen di…
  • Genin en The Salt PathA lo mejor cae en la tele… Salud
  • Genin en Ocean with David AttenboroughDesde luego, imprescindible… Salud
  • huitten en The Salt PathEl tema me gusta.
  • huitten en Ocean with David AttenboroughEfectivamente, ese tipo de documentales …
  • huitten en Día 8 – Thulhaagiri – Okkobe Thila 2Toda la gama de colores universales ahí …
  • Genin en Día 8 – Thulhaagiri – Okkobe Thila 2Al agua patos… 🙂 Salud
  • sulaco en Sin duda algunaNo tenía granos en la cara y vamos, que …

Únete a otros 16 suscriptores
Licencia Creative Commons
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.
  • YO NUNCA – Fui ninguneado
    12/06/2023
  • YO NUNCA – Jiñé a oscuras
    22/05/2023
  • YO NUNCA – Hablé meando
    01/05/2023
  • YO NUNCA – Viví la transición
    10/04/2023
  • YO NUNCA – Conté un secreto de algún colega
    20/03/2023
This website uses cookies
Esta página web usa cookies para recordar tu nombre si comentas. Asumimos que no te importa pero si te molesta, puedes elegir quedar fuera.Aceptar Rechazar Leer más
Privacy & Cookies Policy

Privacy Overview

This website uses cookies to improve your experience while you navigate through the website. Out of these cookies, the cookies that are categorized as necessary are stored on your browser as they are essential for the working of basic functionalities of the website. We also use third-party cookies that help us analyze and understand how you use this website. These cookies will be stored in your browser only with your consent. You also have the option to opt-out of these cookies. But opting out of some of these cookies may have an effect on your browsing experience.
Necessary
Siempre activado
Necessary cookies are absolutely essential for the website to function properly. This category only includes cookies that ensures basic functionalities and security features of the website. These cookies do not store any personal information.
Non-necessary
Any cookies that may not be particularly necessary for the website to function and is used specifically to collect user personal data via analytics, ads, other embedded contents are termed as non-necessary cookies. It is mandatory to procure user consent prior to running these cookies on your website.
GUARDAR Y ACEPTAR