Distorsiones

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  • Médico de familia

    5 de diciembre de 2006

    Después de un año viviendo en Utrecht ya iba siendo hora de cambiar mi médico de cabecera a mi barrio y dejar el de Hilversum, que me pilla un poco lejos y si algún día lo necesito no vendrá a visitarme ni de coña. Conseguí uno cerca de mi casa después de mirar la página de médicos holandesa. Fui a apuntarme con los papeles de mi seguro y su asistente no habla inglés, o al menos no lo suficiente para comunicarse, nos montamos un cambalache entre inglés y holandés en el que me informó de las horas de visita, tomó nota de mi seguro y me buscó farmacia en la zona. Lo de la farmacia es muy importante porque cuando el médico te manda las medicinas o tienes algún tratamiento crónico te las preparan directamente y cuando acudes a recoger medicinas que te han recetado, ellos se encargan de pasar la factura directamente a tu seguro y así no has de pagar.

    Organicé el envío de mi expediente desde el otro doctor al nuevo y una semana más tarde le hice una visita. Fui en la hora de visita sin cita previa, a partir de las cuatro de la tarde. Siempre me ha llamado la atención que no te preguntan el nombre sino la fecha de nacimiento y aparentemente con eso saben quien eres. En la sala de espera había una mujer con un niño de unos cuatro años al que leía un cuento, un hombre musulmán con su hijo al que educaba para que sea un delincuente de provecho y le dejaba romper los libros que hay para que los niños se entretengan sin siquiera regañarlo y yo. Llamaron a los primeros, después al árabe y con este se demoraron un montón. Estaba solo en la sala de espera y se abre la puerta y entra otro hombre que se sienta a mi lado. Un minuto más tarde aparecen tres chiquillas y empiezan a gritar, saltar y entrar y salir en la consulta dejando la puerta abierta, lo cual cuando afuera hay siete grados no es muy agradable. El hombre trató de llamarles la atención pero las niñas no parecían verlo. Después de cinco minutos apareció la madre de la niña con la abuela, una mujer de color o eso que solíamos llamar negra que no llega a las navidades. Malamente podía respirar, hacía un ruido horroroso en sus pulmones y cada quince segundos echaba un esputo en un pañuelo que estaba verde de tanto lapo. La señora se movía a velocidad de tortuga tosiendo, asfixiándose y acercándose el pañuelo a la boca para seguir pintando el lienzo de su vida. Cuando enfiló hacia mi zona salí por patas y me puse de pie a esperar. Imagino que ya es demasiado tarde y que desde el momento en el que entraron estamos todos contaminados pero al menos la distancia te da cierta tranquilidad. Procuré dejar de respirar y sobrevivir del aire dentro de mis pulmones tanto como fuera posible. Tras unos minutos salió el doctor y pasé a su consulta.

    El hombre tiene pinta de buena persona, con barba rubia y gafas de esas como las que usaba el profesor Dumbledore. Con los médicos holandeses uno tiene que incrementar el problema unas cuantas veces o te mandan a casa sin mover una pestaña así que le dije que creía estar cercad e mi muerte y las señales me llegaban en forma de una asfixia mortal de necesidad. Le conté que el día que fui a nadar por última vez solo pude hacer ciento cincuenta metros y por las noches en ocasiones me despierto y veo gente muerta a mi alrededor discutiendo sobre el mercado de valores. Lo dejé asombrado. En seguida me pidió que me quitara la camiseta y que respirara para escuchar mis pulmones. Le gustó lo que oyó pero como mis síntomas eran tan dramáticos me ofreció ingresarme en un hospital y que me hagan un chequeo. Negociamos y al final quedamos en que posiblemente sea asma, me recetó Ventolín y si en dos semanas no mejoro, tengo que volver y me mandará al hospital para unos Rayos X de los pulmones.

    Cuando me marché vi por última vez a la moribunda que seguía escupiendo en el mismo pañuelo, el cual estaba adquiriendo una tonalidad fluorescente fascinante. Salí de allí, pasé por la farmacia en donde me dieron las medicinas y nada más llegar a mi casa me duché para intentar eliminar los malos rollos y las malas vibraciones producidas por haber estado tan cerca de la muerte.

  • Alte Nationalgalerie

    5 de diciembre de 2006
    Alte Nationalgalerie

    Alte Nationalgalerie, originally uploaded by sulaco_rm.

    La Vieja Galería Nacional es un edificio con forma de templo griego situado en la Isla de los Museos, lugar al que tendrás que acudir si eres de esos bichos que gusta de pasar sus vacaciones en una ciudad viendo los museos de la misma. Las colecciones que alberga son de arte Europeo del siglo XIX.

    Si quieres ver otras fotos del viaje a Berlín las puedes encontrar en el álbum de fotos de Berlín y si quieres leer el relato de dicho viaje, comienza en Diario de Berlín, el prólogo

  • Seis grados de separación

    4 de diciembre de 2006

    Conseguir sorprenderme a estas alturas de la película resulta casi imposible pero hay un individuo en el universo que cada vez que me habla me deja boquiabierto, me alucina. Me refiero, como habréis imaginado, al Chino.

    Estos días anda algo pocho. Se le ve apagado y falto de energía arrastrando un catarro persistente. Por supuesto no ha ido al médico a que le mande medicinas, faltaría más. ?l llama a algún otro miembro de la comunidad y ellos le explican lo que tiene que comer y las medicinas que debe tomar para mejorarse. Como lo del catarro es cosa de pulmones, lo mejor es la pitanza de pulmones de conejo o en su defecto de cabra vieja. En el supermercado le confirmaron que no se venden esas delicias y esta es la obvia razón de la extensión de su enfermedad. Todos sabemos que un buen plato de pulmones de cabra cura inmediatamente el catarro. Entre las medicinas que podría tomar para ayudar no se encuentran los antigripales, las aspirinas y ni siquiera los chupitos de Anís del Mono. No. Lo mejor es aliviar los pulmones respirando meados hervidos de China embarazada en su segundo mes o en su defecto desenterrar el huevo que previsoramente guardamos a un metro de la superficie en nuestro jardín en marzo del año en curso y que tras comértelo te cortará de raíz el catarro ya que posiblemente tengas problemas más graves después de su ingesta. El Chino se olvidó de la ceremonia del enterramiento y para cuando se quiso acordar ya era Abril, demasiado tarde, que la medicina es una ciencia casi-exacta. Por eso sufre en silencio y falta al trabajo.

    Mi corazón es infinitamente grande y tiene capacidad para obras benéficas así que me decido a caminar los ciento cincuenta metros que separan nuestras casas, respiro hondo y me recuerdo no comer nada que me ofrezca y toco el timbre. Después de lo que me pareció una eternidad se abre la puerta y una versión piltrafa humana del colega me abre la puerta. Llevaba un chándal que tuvo años mejores, unas cholas de playa con calcetines canelos y la misma camisa que lleva siempre al trabajo. Además se cubría con una manta. Me recibió estornudando y lanzando contra mi sacrosanta persona un millón de partículas de virus que yo esquivé limpiamente saltando hacia atrás y cortando mi respiración. Entré en su guarida y sentí algo anómalo en el ambiente aunque no sabía que era. Cuando me quité el abrigo descubrí lo que era. Hacía un frío de morirse. Aquello estaba como la nevera de mi casa. Decidí volver a abrigarme, me senté lo más lejos posible y le pregunté si tenía algún problema con la calefacción.

    Su respuesta fue que calefacción bien estar pero cara ser. Chino calefacción usar no y ahorrar dinero. Fresco aire bueno y sano ser. Casa fría no estar, quince grados haber.

    Uno no sabe lo que decir en estas situaciones pero me reposeyó el espíritu pachanguero y le dije que allí hacía un frío de cojones y que no me extrañaba que se ponga malo continuamente si está en ese puto ataúd helado al que llama casa. Me respondió que temperatura fría no estar, casa cálida ser, yo español débil e ignorante porque todo chino saber que bueno dinero es ahorrar y manta para frío tener y más barato ser. Después me preguntó si ¿manta tú querer para tapar? pero me apuré a responderle que no hacía falta, que yo estaba bien. Lo último que necesito es el contacto físico con una manta que posiblemente no haya sido nunca lavada para ahorrar agua y dinero en detergentes.

    En la cocina había un montón de ropa tirada en el suelo y cuando me vio mirando se sintió en la obligación de explicarme que desagüe de cocina roto de nuevo estar, ropa poner para agua absorber cuando loza lavar. La ropa esa también despedía un tufillo de cuidado, algo que al parecer solo un intelectual hispano como yo puede apreciar porque para el Chino no había ningún olor extraño. Se ofreció a hacerme café pero lo rechacé con gran vehemencia.

    Entre que hacía un frío de morirse y que aquel era el lugar más insalubre en el que he estado en el año 2006 opté por poner tierra de por medio y volví escopeteado a mi casa donde mi di una buena ducha de agua caliente con abundante jabón y después me repatingué a ver la tele en mi agradable salón a veintiún grados, exactamente seis grados más que en casa del otro. Mientras me acuerde no vuelvo a visitar la casa de este hombre.

  • Plaza cubierta del Postdam

    4 de diciembre de 2006
    Plaza cubierta del Postdam

    Plaza cubierta del Postdam, originally uploaded by sulaco_rm.

    Postdamer Platz era en los años veinte un nudo comercial y el corazón palpitante de una ciudad muy dinámica. Después llego la Segunda Guerra Mundial, los bombardeos, la división y aquello se convirtió en un erial. En los noventa, tras la Reunificación se decidieron a reconstruirlo y las grandes Divas de la arquitectura mundial metieron la zarpa apoyados por el dinero de un montón de multinacionales entre las que destaca Sony, cuyo conjunto de edificios está unido por una plaza cubierta de la que proviene la foto de hoy. El techo de esta plaza semeja al volcán Fujiyama y lo más reseñable del lugar es que hay WiFi gratuita y también un montón de ordenadores desde los que se puede mirar el correo y afilar la envidia de amigos y conocidos.

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