Distorsiones

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  • Una caja de ébano

    2 de agosto de 2006

    Esta historia comenzó en Allanamiento de morada

    Con el puntero rastreé el interior de la caja fuerte. Sólo había una cosa en su interior. Una delgada caja de ébano finamente trabajada. Parecía fuera de lugar allí, en aquel cubículo metálico hecho de un gris que reflejaba la luz blanca y la volvía amarilla. Me quité los guantes y con cuidado cogí la caja. Su tacto disparó mis sentidos. El artesano que la había tallado hizo un trabajo excelente. Una delicada espiral recorría su tapa y parecía enroscarse en la madera. Seguí los trazos con mis dedos hasta llegar al cierre, un pequeño botón metálico. Por un momento sentí la tentación de abrir la caja para ver su contenido pero aquel no era el momento y definitivamente no era una buena idea. Me quedé allí unos momentos, o quizás minutos, con aquel objeto en las manos e intuyendo que quizás fuera uno de esos hitos que marcan nuestras vidas, tan importante como pueda ser una muerte o el nacimiento de un hijo.

    Saqué una pequeña bolsa de plástico de uno de mis bolsillos y metí la caja dentro comprobando que quedara bien sujeta y no se pudiera caer. La guardé en el mismo bolsillo del que había sacado la bolsa y lo aseguré cerrando la cremallera. Ahora que tenía lo que quería me sentía más relajado. El subidón de adrenalina que me había permitido llegar hasta allí comenzaba a remitir. Husmeé por el vestidor buscando algo más que llevarme. Aquello tenía que parecer un robo normal. La ropa era de buenas marcas y en un lado había un pequeño mueble joyero. Lo abrí y agarré algunas de las joyas que estaban dentro. No estaba particularmente interesado pero se tenía que hacer así. Descolgué algunas prendas y las dejé caer al suelo. Me di cuenta que me había quitado los guantes y me los volví a poner. Limpié las superficies que había tocado cuidadosamente, no quería problemas. En una estantería había papeles que seguramente eran importantes para sus dueños y bajo ellos unas cuantas revistas porno. Hacía mucho tiempo que no veía una revista de ese tipo, Internet se ha comido ese mercado y hoy es más normal el buscar esas satisfacciones en la red. Ojeé la revista y me tuve que reír con los pies de algunas de las fotos. Frases cortas y contundentes que acompañaban escenas aparentemente falsas en las que una doctora medio desnuda y maquillada en exceso el miembro enorme de uno de sus pacientes mientras lo auscultaba. Era como una fotonovela de las de antes. En la página central a la doctora se la follaba el paciente y otro médico y la foto de la doble penetración era muy explícita. La doctora volvía la cara y torcía la lengua hacia arriba mientras miraba a la cámara simulando un placer extremo aunque por las pintas de los tres se veía que simplemente estaban trabajando. Me guardé también la revista. Merecía un vistazo más a conciencia.

    No tenía mucho sentido quedarme allí dentro y aunque sabía que los dueños no iban a venir decidí marcharme y no tentar a mi suerte. Volví a bajar a la planta de abajo a oscuras. Abrí la nevera y cogí algo de comida. Dejé la puerta abierta. Todo formaba parte del plan. Trasteé descuidadamente por las diferentes habitaciones cambiando cosas de sitio y dejando caer otras al suelo. Moví los cuadros y las macetas, volcando estas últimas. Eché el contenido del congelador en el fregadero. Todos sabemos que la gente tiende a guardar sus joyas en esos sitios. Me fijé que bajo el horno la carpintería parecía no estar bien colocada y encontré otra pequeña cavidad secreta con más joyas y algo de dinero. Lo cogí todo y me lo guardé. Miré por la parte delantera y vi que la calle seguía vacía. Junto a la puerta había otro teclado para activar o anular la alarma pero no pensaba usar esa puerta.

    Ya de vuelta en la cocina repasé mentalmente lo que había hecho, me palpé los bolsillos para asegurarme que llevaba todo conmigo y me preparé para salir. Activé la alarma y cerré la puerta procurando no hacer ruido. Me deslicé por el jardín y después de comprobar que nadie miraba desde sus ventanas o andaba por allí a esa hora, salté la valla y eché a andar en dirección contraria al camino que había usado al venir. Nunca se sabe si alguien te ha visto pasar y sospecha algo así que mejor ser precavido. Rápidamente traté de buscar las calles principales para que la noche no me señalara tanto. No es lo mismo buscar la oscuridad para hacer un trabajo que intentar que la gente no note lo extraño de tu paseo por calles vacías.

    Junto a una parada de taxi había uno de esos bares nocturnos abiertos y entré a tomarme un café. Cuando me lo acabé salí, cogí un taxi y le di la dirección en donde tenía mi coche aparcado. El hombre me llevó cruzando la ciudad en silencio. En la radio alguien contaba sus desgracias en uno de esos programas de llamadas telefónicas para desvelados.

    Continuará ….

  • Dunas de Maspalomas

    2 de agosto de 2006
    Dunas de Maspalomas

    Muchos seguro que han visto esta foto o alguna parecida y una explicación que viene a decir que Maspalomás está en Tenerife así que digámoslo claro como el agua: MASPALOMAS y sus dunas están en GRAN CANARIA.

    Dicho esto, nacer o vivir en Gran Canaria y no haberse perdido por las dunas al menos una vez cada cinco años es algo imperdonable. Es el lugar más mágico de la isla y punto de encuentro entre el mar, la tierra y el sol. Puedes seguir la trazada dejada por otros caminantes o arriesgarte y crear la tuya propia. Es un lugar perfecto para caminar a primera hora del día, cuando el sol está a punto de salir o a última hora, cuando el cielo se vuelve rojo y las sombras ganan la partida.

  • Machorras

    1 de agosto de 2006

    El otro día hablaba de los marimachos y nombré a las machorras, grupos que tienden a confundirse y se mezclan en nuestras sucias imaginaciones. Ya sabemos lo que es un marimachos e incluso hemos podido leer comentarios de algunas chicas que han reconocido haber pasado por esa fase en su vida. Es agradable el saber que en ocasiones no vamos desencaminados ya que siempre me ha dado la impresión que mi universo no está completamente alineado con el del resto de los mortales y mi realidad está mucho más distorsionada de lo que creo. Para aquellos que necesitan refrescar su memoria, un marimacho es una joven a la que se le ha averiado la brújula y de repente se viste y comporta como un macho. Es una etapa transitoria y pronto vuelve a la normalidad. …. … O quizás no ….

    Una machorra es una hembra a la que se le olvidó ser mujer. Vestirá como un hombre, intentará hablar como un hombre, hacer los mismos gestos que un hombre, caminar como un tío y aunque su apariencia sea la de un macho, no olvidemos que bajo esos pantalones y esa camisa a cuadros producto de ver tantas series con Chuck Norris lo que hay es un chumino jugoso y calentito. La machorra puede convertirse en lesbiana, bollera, tortillera o como queráis llamarlo aunque no necesariamente sucede siempre. Es un paso que dan algunas para ligarse una pibilla y después las ves por ahí fardando de novia y dándose arrumacos con ellas. Más tarde disfrutarán de los placeres de la frotación de chichis como forma de consumación del acto. Una machorra es una pésima imitación de un hombre, pese a que lo intentan no consiguen dar el pego y en el mejor de los casos despiertan nuestra indiferencia. Una mujer puede llegar a machorra tras unos años de vida aparentemente normal. Se van transformando poco a poco. Se cortan el pelo bien corto, les sale un bigotón Adolf y si se descuidan hasta les crecen los pelos en el pecho. Después cambian su forma de vestir, tiran faldas y corpiños, sus camisitas y las reemplazan por camisas de leñador, vaqueros de machillo de corral y caminan así todo el día. Por supuesto desaparecen los zapatos con tacón o de cualquier otro tipo que pueda parecer femenino y el maquillaje se convierte en un recuerdo del pasado.

    En el barrio donde yo me crié había varios ejemplares de machorras. Ellas eran conscientes del calificativo que recibían. El sagrado sanedrín de alcahuetas las tenía bien clasificadas y avisaban a las jóvenes que se descarriaban del riesgo de acabar convertidas en una de ellas. Otras machorras que rondaban por el barrio eran las monjas que daban clase de religión en los colegios. Todas iban vestidas de paisano, sin el uniforme de sus congregaciones y tenían siempre el pelo canoso y recortado a lo chulillo de plaza. Eran machorras auténticas que se habían reconvertido en monjas imagino que para evitar la presión social. Seguro que muchos las recuerdan de sus años de educación básica. Otras machorras pasaban de todo e iban por ahí tan contentas sin preocuparse por el qué dirán.

    En mis años en los Países Bajos he descubierto otro tipo de machorra. Las mujeres holandesas gustan de tener niños cuando aún son muy jóvenes y cuando llegan a los treinta y cinco se les cierran las chacras, se les tuerce el hocico y en seis meses son más machorras que ninguna. Al mismo tiempo sus maridos descubren horrorizados que la Jenny con la que se casaron se les ha transformado en un geyperman y no saben muy bien que hacer. Por eso lo primero que debe hacer cualquier hombre que quiera ir en serio con una neerlandesa es conocer a su madre. Es fundamental el saber si pertenece a la rama machorra o no puesto que si la relación dura os tendréis que acostar con una de ellas al menos veinte años de vuestra vida, o quizás más que hoy en día la gente es cada vez más longeva.

    No hay que confundir a las machorras con las cabras. No es lo mismo. En Canarias (e imagino que en otros lugares) una machorra puede ser una cabra refiriéndonos al mamífero rumiante doméstico, como de un metro de altura, ligero, esbelto, con pelo corto, áspero y a menudo rojizo, cuernos huecos, grandes, esquinados, nudosos y vueltos hacia atrás, un mechón de pelos largos colgante de la mandíbula inferior y cola muy corta.. Ya sé que con esta descripción muchos piensan en mí pero no, no es lo mismo. Sin embargo tened presente que en el hembrario también se hablará de las cabras, esas que siempre tiran para el monte.

    Si conoces alguna machorra salúdala como a un colega y procura tomarte unas cerveza con ella, eructa unas cuantas veces y dale a conocer los aires que guardas en el interior para que se sienta integrada. Recuerda que todos somos seres inhumanos y que aunque ella eligió un camino que la lleva por la ruta de las no follables, fue una elección libre y hay que respetarla.

    Puedes leer más anotaciones relacionadas con este tema en hembrario

    Technorati Tags: desvaríos

  • Mogán

    1 de agosto de 2006
    Mogán

    Mogán, originally uploaded by sulaco_rm.

    En el muelle de Mogán hay una de las urbanizaciones para turistas más bonitas que he visto en todos mis viajes. Unos bungalows rodeados por agua y llenos de flores por todos lados. Recientemente ha comenzado la construcción masiva en Mogán de edificios para oferta turística así que pronto aquel lugar dejará de ser la villa pesquera con encanto que siempre fue.

    La playa de Mogán, salvo que la arreglen, es una de las peores de la isla con una arena que parece cemento pegajoso.

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