Cada semana sucede lo mismo. Desde el nueve de diciembre más o menos no he fallado ni un solo día y siempre ha aparecido algo en la bitácora, aunque solo sea una foto. Eso no quiere decir que escriba a diario aunque sí que lo hago a menudo. Cada semana me asaltan las dudas sobre lo que quiero plasmar aquí o como lo quiero hacer. A veces paso días y días puliendo algo en mi cabeza mientras pedaleo camino del trabajo o miro chochillos peludos en el tren y en otras ocasiones es cuestión de tirarme en el sofá con el portátil sobre los huevos y la cosa sale sola. Hay días que estoy convencido de no ser capaz de escribir una línea y en otros me falta velocidad para seguir escribiendo y eso que yo cabalgo sobre el teclado a todo meter. La velocidad a la que se maceran las ideas es totalmente impredecible. Algunas cosas han vegetado durante meses en mi fichero de títulos y otras entran y salen de inmediato.
En estos momentos distorsiones avanza por los mismos mares que surcaba hace tres o cinco años aunque mucha gente que llega aquí quede sorprendida y piense que es algo extremadamente original (ordinario, soez, verdulero, chabacano y todo lo que queráis pero original). A esos les diría que se den un paseo por los archivos, por las viejas historias y seguro que notarán que llevo años repitiéndome, que solo hay un tema y lo machaco continuamente. Una mente tan poco privilegiada como la mía y con tantas limitaciones no da para más y uno hace lo que puede. Cualquiera que estudie a fondo los archivos también verá que este tipo de anotación aparece a menudo, estas miradas hacia dentro tratando de responder preguntas que ni yo mismo conozco. Supongo que tienen un propósito aunque no sé cual. Lo mismo se puede decir del resto del contenido de la bitácora, que aunque soy patrón, también hago de marinero y operario para lo que haga falta con vistas a mantener la ruta.
De vez en cuando pregunto la motivación que tienen aquellos que siguen entrando una y otra vez y siempre aparece alguien nuevo que deja su opinión y suele ser interesante el ver como no hay dos con las misma opinión. Existe también un grupo de leales que llevan siguiendo esto desde el año 2000 y que raramente comentan. Ese grupo me conoce en persona e interpreta la información de distinta forma. Los que han tenido el dudoso privilegio de tratarme saben que distorsiones es lo único que podría haber hecho porque refleja mi universo, es un espejo que sirve de puerta de entrada al mismo y quizás deje entrever algo de mí o quizás no. Siempre me he fijado en pequeñas anomalías que pueblan nuestro mundo, esas imperfecciones que parecen pasar inadvertidas al resto de los mortales y que me llaman a gritos. Son instantes que trato de capturar para no olvidarlos, ya sea en fotos o en textos. Busco la imperfección perfecta, la respuesta a todas las preguntas.
No tengo ni idea de a cuento de qué viene el rollo de hoy pero tocaba y ha salido solo. Es bueno cambiar el paso de vez en cuando y reflexionar sobre lo que hemos dejado atrás. Es la única forma de aprender y mejorarme que conozco. Al igual que un sistema mecánico, yo me realimento con mis propias señales y ajusto el rumbo en base a las mismas. Feel free to leave a comment o vomita cualquier cosa que te haya sugerido esto en los comentarios. La frase en inglés no está ahí gratuitamente sino que es la forma en la que la pensé. Me muevo entre varios idiomas y para la gente que no lo viva es muy difícil de explicar. Hace seis años yo hablaba inglés con un buen nivel y el español era mi lengua materna y principal. Hoy soy bilingüe y ambos idiomas compiten por capacidad de procesamiento cerebral sin que pueda remediarlo. Esta tarde hablaba con uno de los ingenieros de mi empresa en España y saltaba del inglés al español sin orden ni concierto. El hombre trataba de seguirme pero le era imposible. Yo ni siquiera notaba que aquello estaba sucediendo. Distorsiones es el jardín en el que cultivo mi español, en el que intento no olvidar la lengua y que esta no se olvide de mí. Es una guerra posiblemente perdida de antemano pero que es necesario librar. Lo contrario sería rendirme.
Hoy ha sido uno de esos días extraños en los que la creatividad laboral se lo come todo. En seis horas he hecho más que en doscientas. Solucioné un problema que yo mismo había descubierto probando una nueva aplicación y encontrar la solución me tomó menos de noventa minutos. Eso puede sonar normal pero no lo es. Más de veinte programadores de nuestra compañía en Estados Unidos llevaban una semana comiéndose el tarro y para mi la solución estaba escrita en el problema. Después de eso arreglé el problema español casi sin darme cuenta, sin poder ver el equipo que fallaba porque es en un ministerio y no se me permitía el acceso remoto. Tuve que imaginar lo que allí sucedía, disparar y acerté. Después arreglé algo en Francia y aún me quedó tiempo para solucionar dos problemas en Dinamarca, tomar café con mi jefe y pasear con el Chino a la hora del almuerzo. Supongo que por eso no escribo nada exótico hoy, me he quedado vacío. Mañana el vaso volverá a estar medio lleno y seguro que será otro día…