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    14 de octubre de 2005
    Retrete de abajo con el agujero en el lado malo

    Retrete de abajo con el agujero en el lado malo, originally uploaded by sulaco_rm.

    Una de las cosas que más aborrezco de los Países Bajos son los retretes con el agujero del revés. Hasta ahora sólo los había tenido que padecer en casas de amigos y similares pero mi suerte se ha acabado. Hasta que reforme los baños me temo que soy el propietario de dos de esas aberraciones.

    Como todos vosotros, yo también soy una máquina biológica de procesamiento de nutrientes para la producción de energía y al igual que todos, produzco desechos. Esos desechos han de ser eliminados al menos una vez al día y eso implica una visita a ese cuarto en el que mantenemos al día nuestra higiene. Se me pone mal cuerpo ahora que tengo que sentarme y saber a ciencia cierta que todo lo que obre quedará en una terraza situada a escasos centímetros de mi trasero y en el caso de que mi producción diaria sea harto abundante, corro incluso el riesgo de terminar cubierto de mierda hasta el mismo culo.

    Además de la tensión y el asco de saber que la mierda permanece ahí, lo peor es que cuando terminas te tienes que enfrentar con tu propia mierda y decirle adiós mientras comienza el gran viaje que la llevará de vuelta a la cadena alimentaria, posiblemente en forma de tomates, cebollas o pimientos. Te quedas mirándola abobado y la ves desaparecer al bajar la cisterna y salir disparada a alta velocidad para estamparse contra la pared frontal del retrete, caer y desaparecer.

  • El fondo de armario

    13 de octubre de 2005

    El domingo me pasé la mañana desempaquetando y vaciando cajas y por la tarde ya estaba un poco hasta los mismísimos así que opté por ir a Ámsterdam a visitar al turco y de paso relajarme un poco e ir de compras. Mientras paseaba por la calle Kalverstraat comprando cosillas que necesito para mi casa hablé con el turco que parecía estar en medio de una crisis. Al limpiar la pecera de la tortuga, una mala bestia enorme extremadamente agresiva y que me tiene una tirria de morirse a pesar de que soy yo el que le compra la comida porque mi amigo nunca tiene tiempo, como decía, mientras limpiaba la pecera de dicho bicho se le derramaron unos cuantos litros de agua por el parqué de puro lujo María y al tratar de impedir el luctuoso suceso se escapó el bicho y no conseguía dar con ella. El turco corría por la casa a dos velas, buscando el bicho y tratando de secar aquello. Me ofrecí a ayudarlo pero me dijo que el se las bastaba para superar la crisis. Ya lo he convencido de que se tiene que deshacer de ese animal y enviarlo a una de esas granjas que por treinta euros se los quedan y prometen cuidarlos los más de cien años que les quedan aunque más tarde las venden a los restaurantes chinos para que hagan sopita de tortuga, destino que yo celebraré con gran algarabía.

    Cuando me encontré con mi colega fuimos al cine y luego una sesión corta de cervezas. Andando por la calle nos cruzamos con una tía que paseaba un hurón amarrado con una correa de perro. La chorba, una tipa de esas que producen hasta mareos de lo guapa que era, iba toda seria con su hurón, sabedora que estaba llamando la atención de toda la parroquia, que la señalaba y la seguía para ver como se desenvolvía el bicho en la calle. El hurón resplandecía de lo limpio y arreglado que iba. Un poco más adelante nos cruzamos con otra beba aún más guapa. Esta llevaba un gato también con una correa de perro y de nuevo lo paseaba por la calle como si tal cosa. El gato parecía una figura de porcelana de lo cuidado y pulcro que lo tenía y era capaz de desenvolverse con la correa como si de un perro se tratara.

    Las señales están ahí y todos las pueden ver. Es el problema de nuestro tiempo, la maldición de comienzos del tercer milenio: El fondo de armario.

    Llevamos unos años que no dejan de salir machos del armario. Se salen de todos los estamentos. Los ricos, los pobres, los listos, los tontos, los de derecha, izquierda, centro y por salir, se salen hasta los curas. Y claro, de tanta gente que ha salido nos hemos quedado con el armario vacío y las hembras han de desarrollar estrategias creativas para llamar la atención de los pocos que siguen dentro, aterrorizados por su suerte. Ahora ya no vale una cara bonita y un coño dispuesto a despatarrarse a la mínima señal, hay que ser creativa, llamar la atención, vender el producto, desarrollar estrategias de marketing creativo. La época en la que la cosa venía rodada se ha acabado, ya no hay princesas en este mundo, sólo principitos como el de las galletas, con sus leotardos, su ramalazo y su orgullo homo. En estos tiempos oscuros lo que mola es ser metrosexual de mierda, que no es más que ser pajarón pero con ropa de marca y colonia cara y a fuerza de ver metrosexuales de esos por la tele se nos han escapado casi todos los machos del armario, sobre todo la masa de descerebrados y pollabobas que únicamente saben seguir las modas y que tarde o temprano se darán cuenta de que ese dolor persistente que sienten al sentarse es porque se están introduciendo cosas por el ojete que quizás no deberían meterse.

    A pesar que estas hembras buscan un hombre de verdad como locas y de que mi amigo el turco no deja de enviar señales para que vean que está disponible, estas no calan en la fauna femenina. Yo lo achaco a los polos Lacroste y a las zapatillas Nique de las caras, porque parece que se está vendiendo a sí mismo como metrosexual y las féminas huyen de él como de la mierda. Ya le he dicho que se deje barba, se compre una camiseta floreada y se la abotone dejando entrever la matilla de pelo en el pecho y que sea un poquito más rudo. Le he sacado tarjeta amarilla en dos ocasiones y ni aún así. Un día se me presentó con un polo rosado, pulóver color pistacho y pantalones de pinzas. Parecía el niño repelente de cualquier serie de dibujos animados o el primito maricón de Mafalda. Le dije que mantuviera al menos cuatro pasos de distancia conmigo al andar por la calle porque me niego a que me asocien con algo tan andrógino. Otro día llega de la misma guisa pero con otros colores y trata de sostener la teoría de que iba muy cassual porque llevaba el polito por fuera de los pantalones. ¡Un poquito de Por favor!

    Esta semana me ha dicho que ha roto con su novia fantasma de Francia y que necesita unidad femenina urgentemente. Preferiblemente que sea holandesa y que viva en Ámsterdam aunque a estas alturas cualquiera le vale, así que si tenemos voluntarias por favor que lo digan que este hombre ya está agarrándose al pomo del armario y como nos descuidemos se nos sale y lo perdemos para siempre y ya no queda tanto fondo de armario como para que nos podamos permitir una pérdida semejante. El turco es un partidazo de que te cagas. Rubio, de complexión deportiva pero sin músculos atrofiantes como esos pollardones que matan horas en el gimnasio para asemejarse a patéticas versiones de la Masa, simpático, le gustan las hembras que hablan poco y follan mucho y está más que dispuesto a manteneros y dotaros de una Viza Oro.

  • Puerta de la calle

    13 de octubre de 2005
    Puerta de la calle

    Puerta de la calle, originally uploaded by sulaco_rm.

    La foto de hoy es de la entrada a este palacio Nórdico que he adquirido recientemente. A la derecha podéis ver un mosaico de espejos que creo que dejaré y a la izquierda está la puerta del cagadero de los reinos inferiores.

  • New Police Story – San ging chaat goo si

    12 de octubre de 2005

     A veces elegimos una película porque no hay otra opción. Es lo que pasó con esta. Las que yo quería ver ya estaban vistas por mi amigo el turco y las que él quería ver yo las había controlado. De lo que quedaba, teníamos la rusa de terror y la de Jackie Chan. De la rusa, decir que como es en ruso con subtítulos en holandés me temo que me abstendré de verla.

    Así que compramos las entradas y afrontamos nuestro sino. No tengo ni puta idea de cómo se traducirá esto al español, si es que llega algún día a España, así que nos ahorramos esa sección de la crónica. El turco estaba indignadísimo porque había tenido que pagar por ver una película de Jackie Chan y me repetía una y otra vez que el cine de este tío se ve gratis en casa porque las dan por la tele a los dos años. No teníamos alternativa, así que aguanté estoicamente la cantinela. La historia es muy tonta: Laureado policía depresivo y borracho porque la cagó bien cagada y por su culpa murió todo su equipo se reencuentra a sí mismo gracias a un moli-panoli que lo saca del pozo sin fondo del que nunca debió haber salido y chimpún.

    Aquellos que aspiren a ver esta mierda por favor no sigan leyendo. A partir de este punto se descubrirán detalles vitales. Quedáis avisados. Ya en los títulos de crédito se nota el mal rollo. Casi todo está firmado por los Chan, que deben ser más numerosos que los payasos de la tele porque acapararon todo tipo de roles en la producción de la película. Acabados los créditos, suelta el hombre la primera frase y la cagan hasta el fondo. El doblaje al inglés es de puta pena y las frases son como de traductor de idiomas de Internet. Los diálogos merecen el calificativo de esperpénticos y me quedo muy muy corto. Jackie Chan comienza haciendo de borracho en una interpretación patética, por no decir de puta pena. Se merece una nominación a los Razzies solo por eso. Sus vomitonas por alcohol son de risa, se nota que en su puta vida se ha cogido una melopea, o eso, o nunca ha visto a Adela vomitando que eso sí que era un estómago con bríos y con capacidad para echar potas con substancia. Después de la vomitona y las putas escenas de peripatetismo nos largan un flashback para contarnos por qué está en ese estado. Parece que un grupo de niñatos se divierte matando policías y les prepara una trampa para rodar escenas para crear un videojuego. En dicha trampa muere todo el equipo de semejante inspector, el cual llora, se humilla y jura por Snoopy para que no los maten a todos. Esta parte de la película consiguió que se marcharan unos veinte de la sala, sobre todo cuando uno de los gilipollas que iban a morir decía: Cuñaaaaao, ayúdame, cuñaaaaaaao, sálvame. Por suerte el hijoputa murió después de semejantes frases y lo celebramos los que quedábamos en la sala. Mi amigo el turco decidió dormirse tras esto.

    Una vez sabemos por qué es tan patético el inspector de policía Chan, aparece su salvador, un joven chino y sobradamente preparado que lo rescata de su borrachera y trata de convencerlo para que acabe y resuelva el caso. Este es el segundo segmento de la peli. Decir que vomité en el cubo de palomitas de maíz unas cuantas veces y me agarré a la butaca con las uñas impolutas de los pies para no salir por patas. Aquí abandonaron la sala otra tanda de sufridos espectadores. De esta parte no recuerdo diálogos, supongo que por la bondad divina y por lo inteligente que es mi cuerpo que sabe cuando es mejor olvidar. El momento cumbre es cuando Chan va a casa de su novia (o ex-novia que aún no queda claro en la trama) y se entera que es el cumpleaños de la chica y que le ha traído un pastel. Entonces le canta una patética versión del cumpleaños feliz y cuando termina le dice que pida un deseo. La chica se queda en silencio con cara de que se le ha atravesado el tampón por el ojete del culo y mientras la cámara mantiene el plano, mi amigo el turco que se despierta, se tapa la nariz con una mano y grita con voz de retarded: Quiero la Paz mundial. El cine se venía abajo de las risas.

    En la tercera tanda el Chan y el chino kudeiro van a una fiesta X (X-party en inglés), lo que básicamente es un montón de niñatos practicando skateboard en la cima de un rascacielos en la que alguien parece haber colocado las rampas, algo super lógico y normal y que a estas alturas no nos sorprende. Allí descubren a uno de los malos malísimos y aparecen más policías que descubren a otra de las malas, a la que disparan. Se organiza el Belén allá arriba, con todo el mundo gritando y corriendo y los malos escapan bajando con cuerdas por las paredes del edificio, siendo seguidos por el Chan y Kudeiro en una escena más falsa que los billetes del monopoly.

    A la chica la rescatan unos con una furgoneta y el otro corre para salvarse seguido por el Chan. Finalmente, para distraerlo y poder huir, mata de un disparo al conductor de un autobús de dos pisos y Chan se ve obligado a subirse al techo de dicho trasto para ganar el control porque el trasto no se detiene. El puto autobús pese a ir sin conductor continúa moviéndose y rompiéndolo todo a su paso, ya que parece tener una afición especial por chocar contra toldos y edificios varios. Hace un estropicio por la ciudad de que te cagas, con el Chan subido en el techo haciendo la maricona loca que salta y se menea a los ritmos de Georgie Dann. Tras mucho esfuerzo y sacrificio logra entrar en la guagua justo a tiempo para agacharse porque pasan por debajo de un edificio bajo que se carga el techo de esa planta. Unos vaivenes más y tiene que correr a frenar porque van a caer al agua. El compañero de Chan, el kudeiro, ha aprovechado mientras tanto para agenciarse un camión que planta en la ruta del autobús tratando de frenar su inminente caída en el muelle. Finalmente el Chan pisa el freno, golpean el camión que cae al agua y ellos se quedan medio suspendidos. Kudeiro sobrevive y aquí paz y en el cielo gloria. Salve, salve, Aleluya y música de coros rusos.

    Los malos han de matar a la chica herida porque no saben que existen hospitales y en venganza deciden también eliminar a la novia de Chan, aunque no sabemos si es novia porque durante su año de depresión y borrachera no la ha visto. La china se llama Juur Yi, que en inglés viene a sonar como la Puta Yi. La chica va a la oficina de la policía y allí un tipo llega como con una tarta que resulta ser una bomba muy sofisticada que le acopla. Como la zorrilla había celebrado hace poco el cumpleaños, me pregunto por qué le tienen que dar una nueva tarta que es igual que la anterior. Me respondo a mí mismo que quizás sea porque no hay mucho presupuesto. Chan aparece con Kudeiros y entre los tres tratan de desactivarla. Comienzan a evacuar la comisaría y entran en una sala que está preparada para la detonación. Allí llega el momento cumbre de la peli. Quedan un par de minutos para que explote la puta bomba, la china Juur Yi le pregunta al chino Chan si la quiere, este le dice que en esta y en la próxima vida solo la quiere a ella y se echa a llorar al igual que la china y todos los policías que están viendo la escena por el circuito cerrado de televisión. En la escala mierdosky de basura mal rodada y de guión de pena esta escena rozó la matrícula de honor. El cine se venía abajo de las carcajadas. Para cagar aún más este momento, Chan decide dejar a la chica para ir a buscar Dios sabe qué y esta aprovecha para cortar los cables y sacrificarse por amor. Avisan a Chan por el hilo musical y corre a cámara lenta para impedirlo. Salió del cuarto, caminó tres segundos y le cuesta un minuto volver. Como el bote de palomitas estaba lleno, seguí vomitando directamente sobre la cabeza del de delante de mí. Al final la bomba no estalla, todos se abrazan, aplauden, dan grititos amariconados como los americanos y cuando van a comenzar a chuparse las pollas unos a otros siguiendo la gran tradición china, se reactiva la bomba y salen Chan y la Juur a toda hostia del cuarto. La bomba cuando explota arrasa medio edificio aunque perdona el peinado patético del Chan. Vemos volar trozos de tubería completa. Despierto al turco para que se ría conmigo y se vuelve a dormir al momento.

    Tras esta escena el Chan y Kudeiro saben los nombres de todos los asesinos pero no los arrestan para que la peli pueda durar media hora más. Los malos organizan un robo en un banco y Chan va allí con su compañero Kudeiro, que parece ser que no es policía sino hijo de ladrón e hijoputa en sus ratos libres. El Kudeiro se camela a una policía que trabaja de chupa-pollas en la oficina y se pasa los momentos en los que Chan divaga y tiene planos de intelectual intentando follarse a la tipa, aunque sin mucho éxito. Como le pican los huevos de las calenturas se asoma a la ventana y se la casca corriéndose sobre la cara de una vieja que pasaba por allí paseando a su perro.

    Chan y Kudeiro son arrestados pero la chupa-pollas convence al guardián para que los deje salir. Toda la comisaría los ve pero se hacen los lolailos y cuando están en la calle van al banco en donde están los malos para salvar a la humanidad e incluso a los humanos. El rifi-rafe para matar a los malos es más aburrido que un telediario y termina con una escena dantesca en la cima de otro rascacielos con el último malo tratando de matar a Kudeiro, que cuelga en el aire y Chan jugando con este a ver quien monta la pistola más rápido. Al malo lo matan los polis y descubrimos que es el hijo del jefe de la policía de Hong Kong y este señor se tira al suelo a llorar mientras Chan trata de rescatar a Kudeiro que cae por el lateral del rascacielos sin remedio. Por suerte y porque le salió de los huevos al guionista, son salvados por la campana.

    Llegamos al cúlmen. Chan va al hospital a ver a la Juur Yi, también conocida como la Puta Yi. A esta le han dado el alta y todos los que se la cruzan por los pasillos le dicen adiós. Parece un anuncio de compresas de toda la vida. A cada saludo nos partimos la polla de risa. Finalmente se tropieza con Chan que le dice que le va a preguntar si se quiere casar con él y después se lo pregunta. Detrás del Chan hay como cienes y cienes de policías con una rodilla hincada en el suelo que le dicen a Juur Yi que Chan le ha dicho que si se quiere casar con él, como si la pobre además de mal gusto fuera gilipollas y no lo hubiera oído. Entonces aparecen otros cienes de enfermeras que le dicen que Chan le ha pedido que se case con él. Aquí yo ya escupía bilis porque tenía el estómago vacío. Entonces la Juur Yi asiente, porque no puede hablar de la emoción tan grande que la desembraga y se dan un abrazo. Fundido en negro y fin.

    Todo esto con música plagiada de la que compuso Ennio Morricone para los spaghetti western y coros rusos que suenan siempre que va a morir alguien (yo diría que es todo el tiempo la misma canción repetida hasta el infinito).

    Si queréis sufrir, tirar el dinero o simplemente pasar un mal rato, esta es la película adecuada. Me doy medio gallifante a mí mismo por gastar mi precioso tiempo en ver mierdas como esta, para ver si la próxima vez no entro en una sala.
    medio gallifante

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