Cada vez que el primer ministro de los Países Bajos (que en neerlandés se le llama minister-president van Nederland, lo cual siempre me ha parecido raro porque viene a ser el ministro-presidente) se junta con su gabinete de crisis del virus truscolán un viernes y anuncia que invoca a todo su gabinete para el domingo en su keli oficial, aquí todo el mundo sabe que estamos jodidos y mal pagados y entre todos sus ministros y empleados, se fuga tanta información que para cuando el chamo hace la rueda de prensa el martes informando de los cambios, en realidad no hace falta porque todo el mundo lo sabe, así que cuando esta mañana ya todo el mundo sabía que iban a cerrar todas las tiendas que no sean farmacias o supermercados o de venta de comida, que iban a cerrar ferreterías, peluquerías y todo lo demás, incluyendo cines, museos y hasta las piscinas públicas y los gimnasios y que no iban a abrir en cinco semanas, fue como si las trompetas celestiales empezaran a anunciar el fin del mundo. Las pavas corrieron a implorar a sus peluqueros que les corten el pelopaja porque cuando estuvieron en el primer encierro, después de cinco semana se hablaba del pelao pelopaja, que era cuando esas rubias pajeras se transforman por arte y gracia de la ausencia de la mano del peluquero en brujas como las de verdad, eran como puercoespines rubios que iban por la calle y si una de esas hembras se te metía en el ojo, te podía dejar ciego, tanto que los que compartían cama tenían que poner almohadas separando las mitades para protegerse de esos erizos. Hoy, a las dos de la tarde, los ayuntamientos lanzaban mensajes por sus tuiterotas, por la prensa, por la tele, por la radio, pidiendo por favor a la gente que no fuera al centro porque todo el mundo decidió que si cerraban las tiendas, quizás era el último día de compras como las que se hacían en el pasado, hasta el año 2019. La cosa fue tan gorda que el primer ministro tuvo que anunciar que su rueda de prensa de las malas noticias, se adelantaba del martes a las siete de la tarde hasta el lunes a esa misma hora, lo que provocó una desbandada aún mayor. A mí todo esto me pilló yendo a hacerme la puta PéCéeRRe esa para poder viajar a España, aunque no sé si cancelarán los vuelos (que cruzo los dedos con las uñas negras de los pies para que no lo hagan). Allí, en la consulta en donde los hacen, los dos chamos que estaban trabajando rezaban para que yo llegara un rato antes y así poder huir e irse de compras y efectivamente, yo llegué quince minutos antes. Me sentaron, me hicieron girar la cabeza pa’trás y el tipo de dijo que sacara todísima la lengua y me iba a meter un palo y rasparme la garganta, lo cual hizo. Supuestamente, eso afecta un montón a la gente y algunos hasta se marean pero en mi caso, nadita de nada. Después me metió un palo hasta el cerebro por la nariz para sacarme el micrófono y el localizador, como en la película Desafío Total, que el pobre Arnold Schwarzenegger se lo tenía que hacer a sí mismo mientras miraba un vídeo en una especie de maletín televisor futurista pa’l coño. Cuando acabó, me cobraron y me dijeron que mañana por la noche sabré el resultado y que me fuera rapidito que ellos ya salían por patas para irse de compras.
En fin, que hasta el miércoles cuando esté en el aire, cada correo que me llegue de la línea aérea probablemente me provoque una úlcera.
