Primer día de buceo en Rasdhoo


Dormí ocho horas de un tirón y me desperté sobre las seis y media, más o menos mi hora de levantarme cuando buceo en las Maldivas. Me quedé en la cama un rato, jugando con la tableta y después salí a desayunar, un desayuno muy completo y mezcla de occidental y maldiviano. Después del desayuno fuimos al muelle para comenzar los buceos. Ese día, en el club, todos los clientes de la mañana eran españoles. Tres parejas y the Chosen One. De las parejas, dos estaban aprendiendo y yo buceaba con la tercera. Nuestra primera inmersión fue en Rasdhoo Channel. Íbamos por el canal con corriente saliente. En la ruta vimos al principio una raya de cola de vaca (o de pluma, que creo que en español también las llaman así) y después pasamos junto a un napoleón grandísimo que estaba acompañado de un Goliath Grouper, básicamente Un mero gigantesco. También nos cruzamos con un pepino de mar que debía tomar productos de dopaje porque era como tres veces más grande y gordo de lo que suele ser normal. Finalmente llegamos al sitio en el que suelen estar los tiburones, nos enganchamos allí y al principio vimos tiburones de puntas plateadas, que en Fulidhoo me dijeron que pasó alguno, pero nunca los había identificado claramente. Son grandes, como los tiburones grises y muy elegantes. En el mismo lugar también vimos tiburones grises y alguno de punta de aleta blanca, que son más pequeños y con aspecto de torpedo. Cuando nos íbamos nos cruzamos con otro Napoleón grandísimo y con águilas marinas.

Al acabar la primera inmersión y en el tiempo de espera fuimos todos a tomar café y después regresamos al barco para ir a la esquina de Madivaru, el lugar que todo el mundo me dice que es lo mejorcito de aquí. La corriente seguía siendo saliente. Entramos al agua y por el camino vi varios gobios, muchísimos peces pequeños y cuando llegamos al sitio que es como un mirador, estaba petadísimo de gente, habían varios barcos de cruceros de buceo y tenían a todo el mundo allí arracimados. Pese a la gente, que se comenzaban a ir cuando llegamos, vimos varios tiburones grises, uno de punta de aleta blanca, un águila marina y estuvimos allí como quince minutos disfrutando el espectáculo. Después seguimos y por la ruta vi una morena, una tortuga y muchísimos peces pequeños hasta que subimos para salir. Fue una inmersión muy buena, aunque al estar lleno de gente el punto estrella, se disfruta menos, pero lo bueno de ir a bucear a la isla es que los barcos se van ese mismo día y a partir del día siguiente, aquello lo tenemos solo para nosotros.

Yo iba a bucear por la tarde y me dijeron que tres de los Dive Master vendrían conmigo y ningún otro cliente. Fui a almorzar al mismo sitio en el que cené el día anterior y allí me encontré con un montón de españoles, los otros que bucearon conmigo por la mañana. A las tres de la tarde volví al barco para la tercera y última inmersión del día. Apareció una mongolica, pero de las de Mongolia, no una acarajotá y que llevaba uno de los buceadores locales. Yo iba con dos de los Dive Master y la tercera se quedó echándose la siesta porque dice que estaba muy cansada. En esos momentos la corriente ya había cambiado y ahora era entrante. El lugar era el mismo de la inmersión anterior. La corriente, fortísima, ya que la luna ya está casi llena, las condiciones perfectas para ver tiburones, que a ellos les encantan las mareas fuertes. Entramos desde bastante lejos para acercarnos al lugar dando un rodeo y no asustar a los tiburones. Estábamos los tres solos, que a la mongólica se la llevaron a un sitio fácil. Primero nos topamos con tres tiburones de puntas plateadas, uno de ellos una cría y con ellos, uno de punta de aleta blanca. Después seguimos y cuando llegamos al lugar en el que por la mañana había mucha gente, estaba vacío y nos enganchamos allí con más de diez tiburones grises y una cantidad ingente de bancos de peces, todos agrupados por especies, entre los más impresionantes, unas barracudas pequeñas que no recuerdo haber visto, los trevally (que no sé como se llaman en español), un banco de atunes grandísimo y varios grupos más que no identifiqué. El sitio era un flipe. En un momento determinado nos soltamos y mientras estábamos manteniendo la posición en el agua, por encima de nosotros un tiburón gris grandísimo que se acercaba y por debajo como diez más. Nos volvimos a enganchar en otro lado y otro espectáculo. Al soltarnos estuvimos junto al banco de barracudas pequeñas y después nos cruzamos con dos peces Napoleón grandísimos y con Otro mero Golliath, también grandísimo. Por encima de nosotros pasó una manta. Estuvimos casi una hora en el agua y pese a la corriente brutal, fue una inmersión muy agradable, pero este tipo de inmersiones solo se pueden hacer con grupos pequeños y gente con experiencia, porque nos tenemos que mantener todos muy unidos para que la corriente nos lleve juntos, ya que si alguien se aleja, es simplemente imposible que nos volvamos a agrupar y acaban cancelando la inmersión. Fue fantástica.

Por la tarde fui a cenar en otro sitio, por probar algo nuevo y después me llevé la mala noticia, o quizás buena. Con luna llena, la primera inmersión del día siguiente sería en el mismo lugar. Lo malo, la marea baja era a las seis y media y esas son las condiciones de ensueño, así que tendremos que estar en el barco a las seis menos cuarto, o sea, toca madrugó para entrar a bucear prácticamente en la oscuridad y estar en el lugar cuando el sol lleve muy poco rato en el cielo, pero esa será la historia del próximo capítulo.

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