Rebenques


Hay palabras que vienen de entornos muy específicos y que merecen algo más de publicidad. Son expresiones de barrio o de alguna de las muchas variantes del español. En este compendio de expresiones y palabras que estoy haciendo le ha llegado el turno a las rebenques.

Esta palabra es de uso y abuso exclusivo de las mujeres. Para los hombres este concepto no existe y no lo pueden expresar con palabras ya que no lo podemos concebir en nuestras simplonas cabezas. Para concretar aún más, no es posible encontrar rebenques en edificios nuevos o en esas ciudades dormitorio que están surgiendo por doquier. Una rebenque auténtica nace y se hace en un barrio de ciudad de los de antes, con sus noveleras, sus cacatúas y con esas lenguas viperinas que despellejan a todo quisqui en la tienda de la esquina. Es allí, en ese preciso lugar, o quizás en el balcón o bajo la ventana de una de estas noveleras donde en un momento dado de la conversación de turno alguna de ellas nombrará a una joven y otra dirá: Esa es una rebenque. Las demás asentirán en silencio y se mirarán unas otras sabedoras de lo que esto implica. Es casi imposible quitarse esta calificación de encima y no pasará mucho tiempo antes que alguien califique al susodicho rebenque como petate. Como podéis ver, todo está relacionado y el ciclo de las mujeres las lleva por diferentes etapas a lo largo de su vida.

Cuando una mujer recibe el calificativo de rebenque por parte de otras lo que en realidad están certificando es que dejan de ser niñas y se convierten en mujeres y por tanto encarnizadas competidoras que tratarán de robaros vuestros hombres. Por eso el odio y la saña con que se usa la palabra. Le dan un tono despectivo más propio de la envidia ya que las rebenques son chicas lozanas y en edad de disfrutar de su cuerpo y aprovecharlo para obtener lo máximo del mismo. Se debe notar que el uso de esta palabra no tiene grandes implicaciones sexuales ya que de todos es sabido que las noveleras acusan, señalan y critican sin maldad ni malas intenciones. Lo hacen únicamente para matar el tiempo y por perversa envidia.

En algunos barrios se hace un uso erróneo de la palabra rebenque y se califica con ella a mujeres ya por encima de los treinta, separadas o divorciadas y que en la segunda juventud se les han abierto los ojos y están dándole a su cuerpo alegría y cosa buena. No caigáis en esta trampa. Esas mujeres no son rebenques, son trasmallos y ya hablaremos de ellas en otra ocasión. Tampoco hay que confundir a las rebenques con los pendones, otro tipo de féminas del que tendremos que hablar en el futuro y que tiene un subconjunto muy interesante en su interior, las conocidas como pendones verbeneros. Como veis estoy enfrascado en una tarea muy compleja y que puede tomarme eones.

El rebenque tipo no existe. Las hay guapas y feas, cojas y tuertas, altas y bajas, gordas y flacas, emperifolladas y desaliñadas, todas, todas, todas han de cruzar esa etapa de este largo camino que es la vida. Cuando una descubre que ya la han nominado como rebenque se le rompen los esquemas y ha de abandonar sus muñecas y sus juguetes. Un nuevo camino se abre en su horizonte y es hora de seguir adelante. En las barriadas este suceso coincidía con un pedazo de bofetón que le arreaba la madre cuando se enteraba a través de las comadres del asunto. Seguramente la chica volvía feliz y contenta del colegio vestida apropiadamente para la ocasión (o sea, luciendo encantos) cuando una de esas lenguas bífidas le lanzó el palabrón y otra de las noveleras extendió el anuncio con la rapidez de la velocidad del sonido. La madre de la chica, la cual ha participado en cientos de esos encuentros de cotilleos sabe de la gravedad del asunto y aunque es ley de vida, culpará a su hija por no haber hecho nada por evitarlo. También sabe que una vez eres un rebenque estás a un paso de convertirte en un petate y eso no les gusta nada.

Las rebenques no son conscientes de sí mismas y cuando reciben el impacto de la noticia se suelen quedar en estado de shock. Correrán a contárselo a sus amigas, las cuales inmediatamente sabrán que ellas también están en peligro, ya que la alcahueta trata este asunto como plaga contagiosa y sabe que si una se ha convertido en rebenque, todas sus amigas también lo serán en un corto espacio de tiempo, todas salvo esa chiquilla odiosa que siempre está en todos los grupos y que lleva esas gafas de pasta y anda siempre emborregada en la iglesia ayudando al curilla de turno. Esa es muy probable que nunca jamás llegue a ser un rebenque. Esa irá directamente a las ligas de campeonas y de mayor se transformará en alcahueta y novelera.

Ahora que conocéis el concepto entenderéis por qué el macho humano no puede comprenderlo. Nosotros somos mucho más simplones y básicos. Para un hombre están las follables y las que no lo son. No hay más. Bueno, también está la madre, que no hay más que una.

Tenemos que recuperar la palabra rebenque y devolverle a las jovencitas algo que el progreso y la sucesiva lerdización de la sociedad de la información ha dejado en el olvido. Bienaventuradas sean las rebenques porque de ellas será el futuro.

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10 respuestas a “Rebenques”

  1. Una vez más me que do embobado con la riqueza de vocabulario que tenéis en las Canarias ¡Tenéis palabras para todo!
    La putada de las rebenques esas es que aunque están hiperfollables, no te las puedes follar a no ser que seas un menor como ellas… lo que se dice una GRAN PUTADA.

  2. Me has hecho cuestionarme si rebenque es más o menos que pendón verbenero. Quizás el pendón verbenero es una rebenque que se especializa únicamente en fiestas y guateques de barrio mientras que el rebenque es un pendón 4×4 válido tanto para campo como para playa, como las cholas calamar (que por cierto nunca has hablado de ellas y son todo un símbolo).
    Un abrazo 😉

  3. Jimmy, ciertamente, antes no había tantas limitaciones como hoy en día. Y lo peor es que la edad de maduración se ha adelantado que en mis tiempos las tías eran canijas y más bien del tipo orco en la entrada de la adolescencia y ahora son (casi) todas top models.
    emiliohm, el pendón verbenero es una especie paralela a los petates y que aparece después del rebenque.

  4. Las Araucarias que hay en Galdar (esos pinos altos de la plaza) sueltan una especie de hoja que se llaman rebenques.

    Y quizás por eso que se utilice tanto en Gáldar

    Pero allí se refiere o se refería tanto a machos como a hembras. Y el significado es más o menos el mismo que tú defines, pero más como sinónimo de arretranco

  5. mmm…. yo recuerdo a mi abuela llamarme rebenque cuando me portaba especialmente mal durante mucho tiempo. «este nigno es un rebenque» y cosas asi…. de mayor me porto mejor, normalmente.

  6. Bishop tiene razón, la rebenque no es toda adolescente lozana y buenorra, la rebenque es la que además de eso apunta maneras de arretranco.

  7. ¡Ojo! no confundir el arretranco de barrio con el de oficina…son dos ejemplares completamente diferentes.

  8. No me extraña que la gente se esté escapando de los armarios en España por miles, si las abuelas y las madres confundían a sus niños y les llamaban cosas que no deben.

  9. plus, creo que te refieres a las Pencas, que vienen a ser la versión de barrio de los arretrancos de oficina. Ya hablaré de ellas en el futuro.

    Se me acumula el trabajo. Tengo en la incubadora el tratado sobre pencas, trasmallos y pendones (verbeneros).