Esta seta eligió un árbol caído para crecer. Estaban en un lugar muy oscuro y tuve que echar mano del flash, algo que odio particularmente porque falsifica los colores. Pese a ello, me gusta la escenificación, la soledad de esta seta sobre un árbol del que no sabe que ya ha muerto y que en un par de años habrá desaparecido. La foto la hice en Anna’s Hoeve, un bosque situado al este de Hilversum y muy cerca de donde trabajo.