Otra de esas semanas que te dejan sin aliento. La comencé recuperándome de la visita de mis amigos alemanes y he llegado al fin de semana con las pilas agotadas. Entre medias he estado trabajando en Nijmegen en uno de nuestros clientes, he toreado grandes tormentas y de alguna manera siempre salgo intacto de las mismas. La semana que viene, el miércoles, se sabrá si me dan el nuevo puesto. Ese día tengo la entrevista definitiva. Todos lo dan por supuesto pero yo prefiero no confiarme. De hecho he comenzado los preparativos para el más negativo de los escenarios, aquel en el que no me permiten cambiarme a otra división. De suceder eso, antes del fin de la semana que viene mi currículum estará en el mercado y estaré buscando trabajo inmediatamente. Hace años no teníamos las herramientas de hoy en día, por ejemplo LinkedIn. Es el tipo de cosas que en España no se usan. Es un país ombliguista y donde se consigue trabajo por enchufe y cosas como estas no encuentran su sitio. Aquí en Holanda es exactamente lo contrario. Creas tus redes y las compañías que quieren contratarte siempre tratarán de averiguar a través de la gente que te conoce si realmente eres lo que ellos están buscando. Las referencias por tanto son muy importantes y los títulos son algo accesorio y que está bien pero nada más, no como en la piel de toro donde la titulitis es una enfermedad muy extendida.
Esta semana también me visitó mi amiga la peruana con su familia. Me ha costado casi un año convencerla para que visite mi nueva casa. Los agasajé con el menú oficial de la temporada de verano, el mismo que he estado sirviendo en todas las visitas. Consta de dátiles con bacon, pipirrana, pimientos asados, tortilla de papas, tabla de embutidos españoles y queso canario, gambas al ajillo y de postre flan de huevo. Todo un despliegue culinario en plan tapas. Pronto empezaré a preparar el menú de otoño que será más sencillo en cuanto a número de platos pero más espectacular en cuanto a preparación. Me he vuelto un maestro en la preparación de estos platos. La semana que viene haré un nuevo despliegue culinario para otros amigos. El tipo del mercado flipa conmigo y las cantidades de pimiento que me llevo. Mi amiga la peruana se casa de nuevo en Perú el año que viene en Marzo y ya me he apuntado. Los seguidores peruanos ya pueden apuntar en su agenda esa época porque estaré visitando su país al menos dos semanas y espero conocer a algunos de los que me leen desde allí.
Por lo demás creo que he producido una excelente semana en términos de bitácora a pesar del mes en el que nos encontramos. Como todos los años en Agosto intentaré escribir historias extrañas y que no terminan de encajar en mi bitácora. Ya habéis visto un par de ellas esta semana y habrán muchas más. Buscaré el continuar las que están a medias y complementarlas con otras pequeñas (o de un solo capítulo). Sobre Frugoni es un nombre de tango decir que es un título que lleva cerca de dos años en mi fichero de historias y no parecía querer salir del mismo hasta esta semana. Me alegro mucho y aunque no ha sido lo que esperaba, me ha gustado bastante escribirlo.
Este fin de semana intentaré desconectarme y descansar un poco, ver al turco y que me cuente todo sobre su boda. el calendario de bodorrios es de película. Primero una boda en Estambul, después en Lima y finalmente en Huelva. Casi nada. Si no consigo cambiar mi destino creo que visitaré Dubai por motivos de trabajo en Septiembre y más tarde Sudáfrica. Espero salvarme de ambas visitas ya que son proyectos condenados al fracaso y odio ser el que ha de dar las malas noticias a los clientes. Mucho antes de eso visitaré las Canarias por una semana y prometo que esta vez no veré Telecinco para no tener que hablar de la música que ponen en los intermedios. Me cansa borrar tantos insultos.