Hoy tenemos la película que fue el último pre-estreno sorpresa del 2019, ya que durante las navidades descansan. En principio es de un género que a mí me la trae super-hiper-mega floja, pero como no tenía nada más que ver ya que la Guerra de las Galaxias acaparaba todas las pantallas, opté por ir al cine y así tener algo para criticar. Se trata de la película The Informer y no me ha quedado muy claro pero parece que en España va directa a uno de los nuevos sistemas estos de ver pelis en tu ordenador o telele-inteligente y parece que por ahorrarse dos leuros, no le han cambiado el nombre, ya que de verdad, de verdad la deberían haber titulado truscoluña no es nación.
Un julay jinameño, se mete en la trena para hacer unos chanchullos del copón, pero sin chimpún.
Un pavo que parece que en un tiempo pasado fue criminal pero que trabaja con la pasma, después de que una movida sale mal, entra en la trena a empujones para conseguir implicar a una chusma y gentuza y allí dentro las pasará putas y canutas hasta que se agarra un empute de que te cagas y no veas la que monta allí dentro sin ilusión ni fantasía.
Mi principal problema con la historia, que es de crímenes y ya como que pierdo muchísimo interés, es que pusieron como actor principal a un sueco que está formado por un único músculo y el chamo tiene menos expresividad que una chancleta, es que da igual que le peguen una jalá o le pongan un vídeo de Chiquito de la Calzada, es que el colega no mueve ni un milímetro de la cara. Eso sí, a la hora de repartir y recibir candela, es un campeón, pero eso no basta. Lo más interesante es que le pusieron una esposa tonta del culo tirando a mongólica profunda interpretada por Ana de Armas, definitivamente lo mejorcito de la película pese al criminal que le escribió el guión y la hace decir y hacer estupideces sin límite, que cada vez que el cachas le da una orden, ella se la pasa por la pipa del coño y acaba siempre cubierta de mierda, pero como que le da igual. La película tiene ratos entretenidos y tramos en los que se hace eterna, como cuando el chamo entra en la cárcel y allí no se cansan de darnos raciones de más de lo mismo hasta que nos provocan arcadas. Hay un pava haciendo de poli-buena que resulta patética por como escribieron su papel. En resumen, que esto es más bien un telefilm de esos de sábado por la tarde con sobredosis de fabada y cuando tú lo que quieres es dormir y tirarte unos bufos (pe(d)os silenciosos con carga tóxica mortal de necesidad en las Canarias) que maten a media familia. .
Cualquier miembro del Clan de los Orcos que la pille por la tele estará más interesado en ver los tatuajes de la chusma carcelaria que en la historia en sí. A los sub-intelectuales con GafaPasta les puede dar un pasmo si los obligan a verla. Flojita.