Un falso paraíso


Después de regresar, he querido dejar unas cuantas reflexiones por supuesto distorsionadas y subjetivas de lo que he visto en Indonesia. He estado en todo tipo de paraísos y lugares exóticos. He vivido amaneceres y puestas de sol en lugares fantásticos y mi curiosidad por ver el mundo me sigue arrastrando a diferentes puntos del planeta. De mis recientes vacaciones en Indonesia, la principal conclusión que extraigo es que hay que evitar Bali a toda costa. Esa isla, el principal destino turístico de Indonesia y el lugar al que fueron el año pasado casi tres millones de extranjeros y más de cinco millones de indonesios, está totalmente sobrevalorada y tiene un aura y una leyenda alrededor de su nombre que no se merece.

Cuando ves las fotos y lees sobre la Isla de los dioses, en tu cabeza se asientan ideas de un lugar paradisíaco en el que la magia está en el aire. Al llegar, te topas de entrada con el aeropuerto más pachanguero y chabacano del sudeste de Asia, uno tan patético que tienen carteles en los que avisan a los turistas que el precio de la VISA al llegar es de veintiún leuros y SOLO ACEPTAN BILLETES. Ver a un alemán tratando de explicar al empleado que en EUROPA no existen los billetes de 1 Leuro y que en su lugar hay monedas es una experiencia fascinante, sobre todo porque el empleado repetía como un loro que son veintiún leuros en billete o veinticinco en dólares americanos. Después, al recoger tu maleta, no entras en el paraíso en el que viven los dioses sino que sales a un lugar en el que cientos de personas te gritan y tratan de agarrarte mientras escuchas la palabra TAXI una y otra vez. Si tu hotel tiene transporte, buscas tu nombre entre los infinitos carteles y agarras tu equipaje para que unos supuestos porteadores no te lo cojan y te saquen un montón de pasta, ya que llevar tu maleta cien metros al parecer vale un montón de dólares, según ellos. La experiencia de entrada en Bali es sencillamente deleznable.

Después, si te hospedas en el sur de la isla, en la «zona turística«, descubrirás que tu idea de un paraíso es distinta a la de ellos. Tendrás un tráfico terrorífico que no descansa, taxistas pitando y gritando para llamar tu atención, gente en las aceras que parecen no hacer nada pero que si consiguen atraer tu atención te ofrecen taxi, putas, marihuana, sauna o cualquier otro servicio. Todo el mundo te quiere dar un folleto o una tarjeta de algún Spa, o de un supuesto taxista que por supuesto se niega a usar el taxímetro o te quieren llevar a una tienda o a un restaurante o directamente abusando de un bebé para pedir dinero. Súmale las chamas y los julandros que están en las puertas de los SPA, tirados en la acera, con unos pies negros de caminar descalzos y unos callos como tacos de botines de fútbol y con las manos apoyadas en la misma acera por la que corren las ratas y que después servirán para masajearte. Acabas caminando las veinticuatro horas con gafas de sol, ignorando cualquier ruido externo y considerando a los balineses como ratas gordas y molestas. Después tenemos el tema de las ratas, que ves correr por las calles con cierta frecuencia. La rata más grande y gorda que he visto en mi vida, prácticamente como un gato de grande, estaba en la puerta del hotel de la cadena del Hard Rock Cafe, un bicho enorme indiferente a la gente y que provocó que dos chamas saltaran sobre sus maromos gritando. Añade a las ratas y a los tiqueteros los agujeros en las aceras, o más bien los cráteres que conducen directamente al sistema de alcantarillado, por el que puedes ver pasar más ratas ya que es el sistema de transporte público de esos animales. No resulta extraño ver a un turista con muletas y un pie vendado o escayolado gracias a esas aceras. Cuando llueve, prepárate para bañarte en lo que se acumula en las calles ya que los taxistas pasarán pegados a la acera para poder gritarte y al mismo tiempo te mojarán.

Otro bonito detalle sucede a las puertas de los mejores hoteles o en sus callejones laterales. Ellos sacan su basura en preciosos contenedores. Después aparece un lolailo y extrae toda la basura y la desparrama por el suelo, separando las botellas de plástico y las latas y despreciando el resto. Cuando acaba, la calle está llena de basura, las ratas ya están alineadas esperando y el contenedor está vacío. No solo se le permite a esa persona hacer eso sino que todos y cada uno de los empleados del hotel se mantienen impasibles y lo ven como algo normal, igual que cuando les preguntas por una papelera te dicen que lo tires al suelo, que esa es la papelera en Indonesia. La falta de educación y respeto por el entorno duele porque están destruyendo su supuesto paraíso y convirtiéndolo en un chiquero y cuando pierdan los turistas, llorarán.

En la playa, como no hay concepto de limpieza, cuando entras al agua te bañas entre bolsas y otros objetos que flotan y que arrastra el mar, en una especie de vertedero asqueroso que hace que la gente se desplace miles de kilómetros para ir al paraíso y termine bañándose en las cuidadas piscinas de los hoteles.

Es el paraíso de los dioses y cuando uno lo ve da gracias por estar condenado a cualquier infierno que exista, ya que si eso es un paraíso, es mejor que me envíen al infierno, que no podrá ser mucho peor. Me dio la impresión que las mejores partes de Indonesia son aquellas que no reciben tantos turistas, los lugares en los que la gente se acerca para hacerse fotos contigo, los sitios en los que las infraestructuras son básicas. Definitivamente, Bali está sobrevalorado y no merece la pena considerarlo como destino turístico. Vete a Java, a Flores o a otras partes de Indonesia y evita algo mucho peor que los destinos turísticos en Europa más saturados pero que mantienen playas con banderas azules y cierto margen de calidad.


4 respuestas a “Un falso paraíso”

  1. Ya imaginaba que ibas a comentar cosas así. Nunca me llamó la atención Bali; y ahora aún menos. Aunque está bien que hayas estado; esa experiencia no te la quita nadie. Y, desde luego, puedes opinar con conocimiento de causa absoluto. Además, de paso, nos has ilustrado a todos; cosa que se agradece.

    Bien…ahora a pensar en el próximo destino. ¿Tienes en mente algo interesante?…

  2. Que cagada… 🙁
    Gracias por la información, aunque a mi Asia no me atraía nada, ahora, en absoluto en particular Bali y sus ratas como gatos…
    Salud

  3. Imaginad la escena: la Virtu intenta salir a la calle en Bali y solo puede mirar al suelo con los ojos fuera de las cuencas mientras pega saltitos ridículos y/o grita cual poseída. Despues de este post: Bali– fuera de la lista.

  4. Qué desilusión, con lo bien que suena he estado en Bali y te encuentras esa mierda. Ea pues ya no voy.