Viajando a Bratislava y primer día callejeando


Mi segunda escapada otoñal fue a Bratislava, capital de Eslovaquia y ciudad en la que no había estado anteriormente. Llegar implicaba o volar a Viena e ir desde allí en guagua o en tren o ir hasta Bratislava directamente, pero en ese caso era que los domingos no hay vuelo de regreso y me tenía que quedar hasta el lunes. Al final opté por esto y apañé con mi jefillo que trabajaría desde casa pero usando el concepto de forma flexible y comenzaba en Bratislava, después continuaba en el aeropuerto de la ciudad, seguía trabajando en el tren camino de mi casa y acababa mis horas en mi casa, con lo que el lunes regresaba a Holanda y no lo tenía que tomar como día de vacaciones. Mi billete, con Ryanair, era de cuarenta leuros con la prioridad y todo. El viernes salía por la tarde, sobre las cinco, con lo que podía también trabajar desde casa e ir al aeropuerto, con la rutina habitual de bicicleta, tren, guagua. La noche anterior le puse tres velas negras a Santa Rita y me concedió asiento de pasillo, con lo que me ahorraba los vídeos para el ancestral del despegue y el aterrizaje y también me evitaba el sacrificio del asiento del medio. Cada vez tengo más claro que con Ryanair, si facturas nada más abrirse la facturación 48 horas antes, te mamas el asiento del medio y si esperas al final te toca o ventana o pasillo, que son los chachis. El aeropuerto de Eindhoven está oficialmente saturado, aquello es como un matadero, con cienes y cienes de julays haciendo cola por todo. Ya no es posible pasar el control de seguridad en menos de tres cuartos de hora y eso que tienen todas las líneas abiertas. O amplían pronto el aeropuerto o morirá de éxito. Una vez estás dentro la cosa no mejora y si consigues una silla, coges cola rápida y te pegas el culo a la misma o la pierdes para siempre. La entrada en el avión fue en hora y yo era el primer julay en la cola, lo cual me permitió hacer la foto siguiente de las bandas con vallas que hay en el aeropuerto para llevar las manadas hasta los aviones mientras esperan que salgan los otros y así ganar tiempo:

Las líneas de embarque en la pista del aeropuerto de Eindhoven

Cuando llegué a Bratislava, pillé la guagua que lleva a la ciudad y media hora más tarde llegaba a la casa que alquilé por el earví-en-ví ese, que opté por este sistema porque la keli era céntrica que no veas y me costaba treinta leuros la noche. Después fui a cenar en la cervecería Meštiansky Pivovar, muy recomendada en las guías turísticas y por la chama de la keli. Me pedí el plato nacional, Bryndzové halušky, que vienen a ser una especie de gnocchi pero con otra receta. Estaba rico:

Bryndzové halušky

La juerga comenzaba por la mañana al día siguiente. Muy cerca de la keli tenía el Palacio Grassalkovich, que es la residencia del presidente del país y tiene una fachada muy bonita. El día era de re-escándalo, soleado y con unos veinticinco grados de máxima, con lo que todo el mundo con pantalones cortos y desde ya le digo a Virtuditas que se ahorra la anotación y no siga leyendo, que aquel no es país para ella, al menos en verano. Un asco tremendo, todos los hombres con esos pelos tan horrorosos en las pezuñas y por todos lados. Esta gente jamás oyó hablar de la Epilady de 1982 de Virtuditas:

Palacio Grassalkovich

Al lado del palacio y en la calle que tenía que seguir había un mercado que supongo que hacen los sábados muy concurrido por la fauna local y al final de la calle y subiendo unas escaleras, llegué al Castillo de Bratislava, o la reconstrucción que han hecho del mismo. En la foto vemos la entrada desde las escalinatas del Parlamento de Eslovaquia y con esa figura que como no lleva una balanza, no puede ser la inJusticia. Una gran parte del castillo se puede visitar por la cara y se paga por ver el interior, cosa que yo hice y que puedo decir que realmente no vale la pena. El castillo entre la Segunda Guerra Mundial y el comunismo lo expoliaron a conciencia y la versión que vemos hoy en día es la última restauración, que está poco menos que recién terminada. Por eso no vale mucho la visita al castillo porque no queda nada realmente interesante que mostrar y ahora es más bien un museo. El pozo del castillo llega hasta el río Danubio, con lo que pillaban el agua de allí. Por detrás del edificio hay unos jardines curiosos pero nada del otro mundo. Desde el castillo tenemos la siguiente vista del Danubio a su paso por Bratislava:

El río Danubio desde el castillo de Bratislava

Después bajé al centro a callejear e ir viendo las cosas y aproveché y me jinqué un helado en una heladería llamada Luculus que tiene familla local, aunque uno que ha comido helados en cuatro continentes no la pondría en su lista de los mejores cincuenta helados. La heladería está en una calle muy bonita, con árboles y zonas para sentarte y casi que lo más hortera es la embajada de gringolandia, que también está por allí y le han puesto unas rejas que ni en un campo de concentración y unos pilotes de hormigón o hierro como si se temen que los rusos vuelvan con sus tanques cualquier día de estos:

Helado del Luculus

Estuve haciendo cerca del río, viendo un montón de edificios de esos de tener en imágenes y después enfilé hacia el gran monumento de la era comunista y que está en una loma, algo más alto que el castillo. Se trata del Slavín y me tomó una media hora caminando el llegar allí. Es todo como muy grandioso y frío, con un mausoleo, las estatuas de las pavas que trabajan en negro para algún podemita motorizado y todo eso. Nos sirve de recordatorio que los comunistas y populistas, cuanto más lejos o más muertos, mejor:

Slavín

Elegí una ruta de regreso diferente para acercarme al edificio de la Radio y Televisión Eslovaca, levantado en el periodo comunista y uno que al arquitecto se le ocurrió la cagada tan grande de hacer una pirámide invertida. El edificio está en la lista de los más horrendos del mundo y en la foto se puede ver la razón. Solo podrían haberla cagado más si le hubiesen pedido a Guarratraba que les hiciera una de sus jiñadas. Al parecer hay dentro hay hasta una sala de conciertos, que supongo que estará bien arriba:

Radio y Televisión eslovaca

Regresé al casco antiguo por una ruta alternativa para ir al monumento más cuco de la ciudad, la Iglesia azul, toda una preciosidad, pequeña y adorable. Estaba cerrada y casi todas las iglesias de la ciudad, cerrada quiere decir abierta pero con una reja o un cristal que te impide pasar a la misma pero la puedes ver, aunque apesta para hacerles fotos. Estuve al día siguiente por la mañana y le hice fotos justo antes de la misa:

Iglesia azul de Bratislava, Santa Isabel

Desde allí y volviendo a la zona de la heladería aproveché para hacer fotos con una buena luz del Teatro nacional Eslovaco o del viejo edificio ya que al parecer han hecho otro en algún otro lugar. Por delante está la fuente de Ganímedes:

Fuente de Ganímedes y Teatro nacional Eslovaco

Esta es la parte noble de la ciudad. Fui al puente Viejo y lo crucé, en ambas direcciones, para hacer fotos y mientras regresaba al centro pasé por las oficinas de la empresa que tiene excursiones con barcos por el río y compré mi billete para ir al día siguiente al Castillo Devín. También estuve, en varias ocasiones, en la plaza que está delante del ayuntamiento, que dicen que es uno de los edificios más viejos de la ciudad:

Viejo ayuntamiento de Bratislava

Desde allí y por calles peatonales petadas de gente se puede llegar hasta la Puerta de Miguel y se puede subir a la misma si visitas el museo de las Armas, que es una pura porquería pero te da acceso a la torre, que es lo interesante:

Puerta de Miguel

No creo que hayan en el universo muchos museos más ninguneados que este. Todo el mundo paga los cuatro leuros para subir a la torre y hacer las fotos y las cuatro armas que tienen nos la sudan. El billete te da acceso al cercano museo de la farmacia en el que sí que ni me molesté en entrar. En la siguiente foto tenemos a la derecha el Castillo de Bratislava, se ve la torre de la catedral, el puente de los OVNIs y la calle peatonal:

Vista de Bratislava desde lo alto de la Puerta de Miguel

Parece que no, pero entre pitos y flautas, ese día me hice veinticuatro kilómetros a pezuña. Cuando oscurecía volví a la misma cervecería del día anterior y esta vez la cena fue una Sopa Kapustnica:

Sopa Kapustnica

Y un plato de algo que en el menú llamaban KVZ y que tiene un trozo grande de carne de cochino, dumplings y como una ensalada de col o alguna verdura similar. Me quedé atorado y temiéndome todo lo peor, que todos sabemos que cuánto más entra, más sale:

KVZ

Al salir me hice una nueva ronda para ver si valía la pena hacer fotos con la iluminación nocturna, pero no resultó una de esas ciudades que son bonitas por la noche. Estuve tentado de comerme un nuevo helado pero es que no había espacio en mi micro-estómago y lo dejé para otra ocasión.

Aunque no tenemos vídeo del despegue y del aterrizaje, sí que hice pequeños vídeos dando vueltas de trescientos sesenta grados en diferentes puntos de la ciudad, algunos ya indicados con las fotos y aquí lo tenemos y si no está debajod e este párrafo, lo encontraréis AQUÍ. El vídeo comienza viendo el río Danubio desde el castillo, seguimos a la vera del Danubio, después vemos la puerta del ayuntamiento y la plaza que está frente al mismo, vemos la ciudad desde el puente viejo y desde lo alto de la Puerta de Miguel:

Y así acaba el primer día en Bratislava.

El relato continúa en La visita al castillo de Devín y más turismo por Bratislava


6 respuestas a “Viajando a Bratislava y primer día callejeando”

  1. Es que una entrada de un viaje sin videos de despegue y aterrizaje es como una empanada de atún sin atún, no mola…
    La ciudad parece bastante pueblerina, y no lo digo en tono peyorativo, al contrario, parece tranquila, cosa para mi muy importante.
    Salud

  2. es mucho más encantadora que Praga o Viena, que están a la vera del mismo río. también tiene menos habitantes y eso ayuda.

  3. Los pelos en una buena barba molan que flipas, no de Santa Claus, una barbita corta…. ñam…. en el resto del cuerpo depende donde y en que proporción… espalda, orejas, nariz: cero pelos, pecho: bah, un poco, piernas: es lo que hay,…. lo de los culos-lobo ya ni lo comento…
    El helado tiene muy buena pinta, pero después de comer el de la heladería del puente a la isla del Tiber en Roma, o incluso los de la heladería Colón aquí en Coruña… cuando puedes comparar se hace más difícil sacar buena nota.

  4. Los pelos del culo son los que más abrigan, ya lo dice el refranero: digan lo que digan … los pelos del culo abrigan

  5. Puede ser Sulaco, no tengo experiencia con culos peludos, pero no me digas, que cuando se embarran tiene que ser una vaina dejarlos realmente limpios, yo no quisiera tenerlos… 🙂
    Salud

  6. Pero por dios que asquerosos os podeis poner si os lo proponeis…. uno defendiendo los pelos del culo y el otro hablando de rastas de barro…. argh….