Visita turística a Vilna y regreso a Holanda


El relato comenzó en El comienzo de la escapada a Vilna.

Según me desperté el sábado, miré por la ventana de la habitación y en la calle había un precioso manto blanco y nevaba ligeramente. El Rubio se despertó y me dijo que ni de coña íbamos a hacer un Virtuditas, que nos lanzábamos a la calle sí o sí. Subimos a la cafetería del hotel y nos encochinamos a conciencia con el desayuno gratuito. Prefiero los sitios en los que te dan una cantidad fija porque si es en plan bufé, a mi me entra el frenesí y acabo comiendo tres platos y bebiendo seis vasos de líquido naranja que llaman zumo.

Tras el desayuno salimo a la calle con un plan más o menos claro de lo que queríamos ver. Fuimos andando hasta el Aušros Vartai o la Puerta del amanecer, que como todos sabemos es de lo poco que queda de las murallas de la vieja ciudad y que es uno de los lugares más importantes tanto religioso, como histórico o cultural de la ciudad. Se construyó en el siglo XVI (equis-uve-palito) y sobre la puerta hay una capilla con una virgencita que allí dicen que tiene poderes milagrosos, aunque parece que no los suficientes para mantener a los comunistas y los nazis fuera del terruño.

Intentamos ver la virgen pero había basca rezando y el lugar es estrecho que no veas así que la vimos por las ventanas desde la calle. Después de pasar por la puerta te tropiezas con la Šv. Tereses bažnycia o la iglesia de Santa Teresa y de esa tenemos un vídeo en el que estoy en la puerta y que al girar nos permite ver también la Aušros Vartai o sea, dos pájaros de un tiro y nuevamente un documento único y espeluznante que es posible gracias a la dedicación y sacrificio del autor del mejor blog sin premios en castellano. Si no puedes ver el vídeo, prueba aquí. La iglesia esta es el mejor ejemplo en la ciudad del barroco tempranero. En el vídeo se puede ver también como nevaba. Demostrándonos que a Dios no le importa que sus diferentes compañías compitan entre ellas, en el mismo lugar teníamos la Šv. Dvasios cerkve, esta del rito ortodoxo. Su interior es muy bonito y los muertos vestidos de uniforme que tienen en una urna de cristal son la bomba, aunque había un panoli controlando el cotarro y no les pude hacer foto para echarnos unas risas. Al parecer son San Jonás, Eustaquio y Antanas. Les cambian las ropitas varias veces al año y en esta época les tocaba de rojo. Si se te ocurre visitar el lugar el 26 de junio, igual te da un pasmo cuando los veas en pelota picada.

Pasamos por la Šv. Kazimiero Bažnycia o la iglesia de San Casimiro pero estaba cerrada así que seguimos de largo. Llegamos a la orilla de un pequeño río que serpentea por allí y junto al mismo había césped, nevaba y tuvimos una nueva guerra de bolas de nieve, ya que muy adultos como que no somos. El paseo junto al río nos llevó hasta el Bernardinu Bažnycia ir Vienuolynas o el Monasterio e iglesia de los bernardinos. La iglesia es gótica con toques barrocos y renacentistas, apabullante por dentro, realmente una obra de arte. Al ladito de la misma y dando más directamente hacia la calle está la Šv. Onos Bažnycia o la iglesia de Santa Ana, uno de los monumentos más importantes de la ciudad. La versión actual de la iglesia es una joya del Gótico y su fachada es como de película de fantasía sin orcos ni julandrones elfos. Por dentro es algo pobre pero se le perdona por ese pedazo de fachada. Por detrás de ambos edificios nos adentramos en el jardín Bernardinai, enorme y muy bien cuidado y además, mejorado por la nieve.

Llegamos junto al Vilniaus pilys y subimos para visitar las ruinas del complejo del castillo, el cual se levantó en el siglo XIII (equis-palito-palito-palito) y desde entonces se reconstruyó varias veces. Se puede subir con un funicular pero nosotros optamos por andar los cien metros o así, además que con la nieve era más divertido. La foto anterior es la vista de la ciudad desde allí y los menos observadores habrán notado que el Rubio dejó su marca para la posteridad poniendo dos dedos al comienzo y al final del panorama, lo cual convierte a esta foto en un clásico instantáneo como el café soluble.

En el mismo lugar y para aquellos más interactivos tenemos un vídeo que muestra más o menos lo mismo solo que comienza en la parte de las tres cruces. El vídeo, si no lo puedes ver, está aquí. Estando en la zona del castillo subimos a una de las torres que quedan y en la que hay un pequeño museo, aunque todos pagamos por ir a la azotea para ver la vista de la ciudad desde allí, eso está clarísimo.

Al bajar, paramos en un café que encontramos para tomarnos un capuchino y después fuimos a ver la Vilniaus Šv. Stanislovo ir Šv. Vladislovo Arkikatedra Bazilika que simplificaremos como la catedral de Vilna. Esta es la principal iglesia católica de Lituania y está a los pies de la colina del castillo. La catedral tiene una fachada espectacular y dentro está llena de frescos y pinturas. En la época comunista rusa, la catedral era un almacén. El campanario se puede visitar y subir, pero como subimos a la otra, nos saltamos esa.

En ese punto decidimos retroceder un poco para ir a ver la Triju Kryžiu Kalnas o la colina de las tres cruces. El paseo, por el bosque nevado es espectacular y desde este mirador la vista es también muy bonita. En la foto todos hemos notado la presencia de la colina del castillo y la torre a la que subí anteriormente y por supuesto no se puede ver la catedral porque la oculta dicha colina. Al parecer en esta colina crucificaron a siete franciscanos y en la época comunista Stalin que era un bendito mandó quitar y enterrar las cruces pero esta gente las volvió a sacar y las han vuelto a poner en su sitio. Para bajar desde la colina optamos por lanzarnos por el bosque nevado en plan aventura dramática con final feliz. Teníamos algo de miedo porque en cualquier rincón se esconde un truscolán pero hubo suerte y ninguno se nos plantó delante gritándonos que son nación ficticia y fascista.

Desde allí, volvimos a la zona más céntrica y fuimos a ver el Prezidentura o Palacio presidencial, aunque solo por fuera. En esa misma zona también husmeamos en varias iglesias y fuimos a la Vilniaus Universitetas, la universidad de Vilna, la cual tiene en el centro un campus con una iglesia, una biblioteca espectacular y otras cosas pero que en sábado estaba mayormente cerrada y pasamos de pagar para ver solo un par de cosas. Después paseamos hasta el Genocido Auku Muziejus, el museo de la víctimas del genocidio. Antes de llegar a la puerta hay un pequeño memorial en la calle. La verdad que si pasas por allí y no te lo dicen, ni se te ocurriría pensar que aquel edificio normal era la sede del KGB en Lituania y que entre 1940 y 1991 allí torturaron y asesinaron a un montón de gente. El museo es espeluznante pero de visita obligada. En la planta baja te cuentan más o menos la historia y las lindezas de la opresión rusa sobre Lituania y allí entiendes claramente por qué esta gente está totalmente a favor de bloquear por completo el comercio con Rusia. El sótano es el lugar en el que tenían las celdas, las cámaras de tortura y la sala de ejecuciones. En la foto anterior vemos uno de los pasillos con celdas y algunas de ellas están aisladas acústicamente porque allí era donde torturaban a la gente.

La segunda foto es del lugar en el que mataban a los prisioneros, pegándoles un tiro en la nuca desde detrás. En la pantalla se pueden ver asesinatos, supongo que una película y no lo auténtico y es terrible. En la primera planta estaban los equipos de escucha telefónicos y un montón de información sobre los destierros, ya que a los rusos les encantaba pillar familias completas y mandarlas al otro lado de su país, frente a las costas japonesas o cerca de la frontera con China. Salimos del museo cariacontecidos y nos metimos en un café a tomar un cafelito y reponernos. Después fuimos al Pinigu Muziejus o el museo de la moneda, pequeñito y ameno y en el que además, hicimos el primer billete de leuro con las caras del Rubio y del Elegido, moneda que debería ser imprescindible en cualquier cartera. Para terminar la ronda turística, callejeamos por el centro de la ciudad, entramos a la Vilniaus Šventosios Dvasios bažnycia o la iglesia del Espíritu Santo, del barroco tardío y una de las de más tronío de la ciudad. Esta es la iglesia de los polacos y en el interior ese día estaban celebrando una boda. La iglesia tiene muchas pinturas y frescos. En la cripta al parecer tienen 2000 momias pero nos daba mal rollo y ni nos molestamos en mirar si se pueden visitar. Así terminó el programa principal y como somos sacrificados y persistentes, nos fuimos al Bambalyne para una primera ronda de cervezas. Después caminamos de regreso al hotel para dejar mi cámara y el Rubio entró a pillar mesa en el Senoji trobele, el cual estaba cerca del hotel y era el tercer restaurante en la lista de tripadvisor. La cena, con primero, principal y postre fue épica y riquísima y el local muy curioso y en donde los guiris nos mezclábamos con los locales. Después de cenar, fuimos al Snekutis para continuar bebiendo y desde allí regresamos al Bambalyne para la ronda final. Cerramos el local y nos mudamos a otro del que no recuerdo el nombre y entre pitos y flautas, nos dio las dos de la mañana.

Aeropuerto de Vilna

Aeropuerto de Vilna, originally uploaded by sulaco_rm.

Como nuestro avión salía a las once y media, desayunamos sobre las nueve y media y dejamos el hotel a las diez. En la puerta paraba la guagua 3G que te lleva al aeropuerto y que tardó diez minutos. Allí, pasamos el control de seguridad, el cual nos tomó como veinte minutos porque había demasiada gente para las máquinas que tenían y después esperamos la salida. El embarque fue como siempre con Wizzair, con instrucciones que parecen órdenes a presidiarios, ya que en esa aerolínea no captan el concepto de la amabilidad y como el Rubio se puso delante, pilló la última fila y así saldríamos los primeros.

Agua asquerosa que no veas

Agua asquerosa que no veas, originally uploaded by sulaco_rm.

Antes de entrar nos compramos unas botellas de agua y el Rubio bebió de la suya y me dijo que era asquerosa de necesidad. Yo pensé que son las pijadas suyas porque no nació en África como yo y el rey león. Cuando despegamos y abrí mi botella, casi escupo el buche. Una mierda de agua, con un sabor que intuyo es a cadáveres en descomposición en la charca en la que la recogen. Por primera y espero que por última vez en mi vida, renuncié a beberme la botella y me compré otra en el avión. Al aterrizar, tomamos la guagua 401 a la estación y allí almorzamos un kapsalon, invento culinario holandés que no encontraréis en ninguna otra parte del universo y que es comida rápida, en una bandeja de aluminio en la que en el fondo hay papas fritas, sobre las mismas el contenido de un doner y sobre esto, queso fundido. Es fascinante y aunque suena terrible, está de cagarte por las patas pa’bajo. El nombre del plato se traduce como PELUQUERÍA y se puede comprar en muchos puestos de venta de comida rápida turcos. Cuando llegamos en el tren a la estación central de Utrecht nuestros caminos se separaron y yo regresé a casa a lomos de La Lapoya y así acaba mi tercera escapada otoñal.

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12 respuestas a “Visita turística a Vilna y regreso a Holanda”

  1. A mi me encanta cuando al final del relato te trincas la bici y te vas para tu casa, vengas del país que vengas… 🙂
    Las iglesias y y la ciudad, tienen una pinta de pueblo que te cagas… 🙂
    Salud

  2. Cuando te pilla lluvia y no llevas chubasquero porque no te lo esperabas, no mola tanto lo de la bici.

    Vilna tiene pinta de poblacho gracias a cincuenta años de gran progreso con los invasores comunistas rusos.

  3. Que pesadito eres… ya no te lo discuto más.
    Lo del agua me lo creo a pies juntillas, hay ciertas zonas aquí en la península (que no voy a nombrar para no herir sensibilidades) que también tienen un agua de mierda. Me tiene pasado de pedir una botella en un restaurante, y al primer trago decir «Argh, este agua es de ******, verdad?» Mirar la etiqueta, y tal cual. Además de para resignarte y que te jodan la comida, también sirve para dejar bastante flipados al resto de comensales. Otros entienden de vinos o cervezas.

  4. Por cierto, me parece un sitio precioso el local ese de los ochenta tipos de cerveza donde acabasteis cuatro veces (acabasteis usando literalmente la palabra, acabasteis con vuestros cuerpos) 😉

  5. Es verdad a mí también me alucina lo de la bici, lo que es estar acostumbrado a moverte siempre así. Yo, que llego reventada de los viajes, aunque soy mayor que tú, pensar en ponerme a pedalear me da una pereza que te cagas.

  6. Mi vecino tiene sesenta y pico y va a todos lados en bicicleta. Su hembra también. Hoy cuando salga de trabajar me voy al cine en Amersfoort. Comencé el día en bici, seguí en tren, después con la Zarrapastrosa, caminé una hora, vuelta a la estación con la mentada, tren a Hilversum centraal, tren a Amersfoort, caminar hasta el sitio en el que quiero comer una hamburguesa y que está muy recomendado, paseo al cine, caminar del cine a la estación, tren a Utrecht y bicicleta a casa. No se puede decir que no hago uso de los medios alternativos de transporte.

  7. Así no engordas aunque te encochines, con los kms. que haces de ejercicio, es imposible.

  8. No sueles comentar mucho sobre las sensaciones de seguridad que tienes en todos esos lugares que visitas. Ni lo que percibes del carácter de los nativos del lugar. En este caso, aparte del miedo a que apareciera algún truscolán, ¿os sentíais seguros, por esas calles…y a esas horas?.

  9. No comento nada porque no hay nada que comentar. Son ciudades y lugares seguros. La última vez que vi algo raro fue cuando fui al concierto de U2 con el Turco a Barcelona y la Rambla por la noche era un nido de criminales, delincuentes, ladrones, malajes, todos truscolanes y putas comiendo pollas en la misma calle y follando allí mismo, en el mercado que está en la Rambla. Creo que hasta hubo vídeos en el llutuve y se habló de todo eso en toda la prensa internacional. También es la única ciudad en la que tengo tres de cinco amigos que han ido a los que les han robado la cartera o la mochila o el teléfono o todo lo anterior. También en Barcelona, en otra visita que hice con mis padres, presenciamos como el conductor del autobús para guiris se bajaba con una barra de madera a apalear a uno que estaba robándole la cartera a una turista que iba a subir al vehículo y no nos olvidemos de la legendaria foto de la truscolana descalza que consigue todos los meses estar entre las diez más vistas de mi colección.

  10. Sí, es verdad. Yo, viviendo aquí, tampoco me siento segura por muchas de sus calles. A mí, Barcelona no me parece nada del otro mundo. Por eso, observar qué tipo de gente hay en cada ciudad que visito, es una de las cosas a las que más tiempo dedico cuando viajo. Por ejemplo: En Luxemburgo, me he dado cuenta de que hay muchísima mendicidad (cosa que me ha extrañado muchísimo). Y también de que la gente tiene una mezcla de antipatía y frialdad, que solo me lo explico por la combinación del carácter francés y alemán.

    En fin, que me gusta observar cómo viven y cómo se comportan en otros lugares, aparte de ver sus monumentos y demás.

  11. Roma está llena de mendigos en las puertas de las iglesias.
    En Vilna, solo vimos uno.
    Varsovia, no vi ninguno en la calle, aunque tampoco pasé por la estación de tren principal.
    Pisa, la calle peatonal que sale desde cerca de la estación hacia el río Arno tiene un mendigo cada seis metros en cada lado de la calle, asombroso.
    Lucca, no había mendigos.
    Hamburgo, en los alrededores de las estaciones y en su interior, una cantidad increíble de mendigos. En las puertas de las iglesias, rumanas montando el espectáculo pidiendo tiradas en el suelo.
    Amsterdam, por la parte en la que yo me muevo no veo ninguno pero igual están todos en la estación Central. Lo que si hay en el Dam y en otras plazas son los estúpidos mimos a los que hay totorotas que les dan dinero.