Bicicleta encaramada en un árbol


Paseando por uno de los parque de la ciudad de Munich un domingo cualquiera por la mañana me tropecé con algo inusual, una bicicleta que estaba en un lugar en el que no tendría que estar. Algún truscolán, con esa rabia y rencor tan grande que nos tienen a los Europeos por haberlos esclavizado durante siglos y por haberlos tratado como al pueblo de los judíos la tuvo que poner ahí, en ese árbol, a bastante altura, con lo que deduzco que fue un grupo de los susodichos. Con tanta manipulación histórica probablemente no saben que si los tratáramos como esclavos, ahora mismo tendríamos una fabulosa flota de galeras y ellos serían el motor principal de las mismas. Si se quieren equiparar con el pueblo judío, resulta una lástima que los Reyes Católicos no los largaran de España junto con estos y así ahora ambos se podrían dedicar a masacrar a los Palestinos sin ningún pudor. La presencia de truscolanes en Alemania probablemente tuvo que ver con alguna visita para estudiar en sus mismas fuentes el mayor brote de odio que se ha dado en Europa en el siglo veinte y que culminó con una guerra mundial y miles de muertos. Ya lo dice el refranero, Dios los cría y ellos se juntan y estos parece que ya han encontrado los libros de sus otros hermanos fascistas y están dispuestos a escribir el siguiente capítulo, el del siglo veintiuno.

El lugar natural para una bicicleta es en el suelo, con sus ruedas sobre el camino, preparada para llevar a alguien desde un punto a otro y no ahí, sobre un árbol.


3 respuestas a “Bicicleta encaramada en un árbol”

  1. Siento aguar la fiesta antiquiensea, pero a mi me da que eso fueron una panda de niños por hacerle la cabronada a otro. Y ya.