Como era de esperar, en las cercanías de la fiesta dde Halloween aparecen un montón de películas de terror en cartelera y prácticamente no doy abasto. De entre todas, la más interesante ha sido 30 Days of Night, película que en España se conocerá como 30 días de noche y que podréis ver a finales de febrero del 2008.
Un pueblo de julays las pasa putas por culpa de una plaga de chupapollas
El género de los vampiros es de los más trillados en el cine de terror. Los hemos visto de todas las formas y colores posibles, con gustos y costumbres variados, en todas las épocas de la historia de la humanidad y siempre resultan fascinantes. Que yo sepa hasta ahora a nadie se le había ocurrido la feliz idea de ubicarlos en un pueblo de Alaska en el que en invierno hay un mes completo de oscuridad y por lo tanto el lugar se convierte en el paraíso vampírico del universo. Aunque mucha gente se va de vacaciones durante ese tiempo porque no soportan la vida sin luz, los que se quedan se tendrán que enfrentar desde el primer día a un clan de vampiros que ha decidido disfrutar sus vacaciones allí y limpiar el poblacho de tanta gentuza. Serán diezmados sistemáticamente de forma bien cruel por unos vampiros que adolecen del encanto de los antiguos y que más bien parecen unos putos depredadores que jamás se limpian la sangre alrededor de la boca porque les mola.
Estos vampiros no vuelan pero dan unos saltos del copón y parecen no sufrir del mal de la Cruz, así que la decapitación es la forma de eliminación más aconsejable para solucionar el problema, solo que aislados, con las comunicaciones cortadas y un clima infernal la cosa no es tan simple como parece. Después de disfrutar con un par de carnicerías espectaculares nos centraremos en un grupo que intenta sobrevivir escondidos y que irán viendo como de cuando en cuando uno de ellos ha de desaparecer para que la película no pierda interés y la acción mantenga su ritmo. Así llegaremos a la escena final que imaginaréis es una bacanal de sangre, nieve y gritos aderezada elegantemente y que por momentos me recordaba a los juegos de la PS2 o a la estética de los videoclips.
El plantel de actores es como suele ser habitual algo desconocido salvo por Josh Hartnett quien ha aparecido en un par de películas que seguro que habéis visto. Tanto él como el resto del equipo lo hacen muy bien, hay una correcta dosis de gritos y sufrimiento y los vampiros dan un poco de miedo con esas bocas tan de barrio periférico sin acceso a dentistas. Se nota que cuando hay voluntad y se molestan en escribir un buen guión el producto final gana mucho y aunque quizás los descerebrados no acudan en masa por adolecer de capacidad de comprensión suficiente, aquellos que como yo son capaces de leer los textos que hay en los botes de champú seguro que se lo pasan bien.